martes, 31 de diciembre de 2013

Años de gloria

Como poema de fin de año, allá va. Que el 2014 sea un poquito mejor

Puedes llevarte, amor,  el año que termina,
Y los días del odio, los calendarios rotos,
los horarios de trenes y los mapas perdidos
las tardes de domingo y el frío de diciembre.

Las veces que he dejado tu recuerdo en las barras
perdidas de los bares, y el corazón salvaje
de tus noches, los besos y la risa del viento.
Y esa dulce manera de convocar la dicha.

Puedes llevarte todo. Porque ya nada tengo.
Aposté a tus caderas y dejé entre tus brazos
los ríos de la tierra y la palabra nunca,
la carne de tu alma y el aliento del mundo.

Esta tierra y la piel de los amores ciegos,
el vientre en el que todo revive y multiplica,
la redondez prohibida donde acaban tus pasos,
el mar, el mar, las aguas que brotan de tu boca.

Llévate cuanto quieras. Ya nada necesito.
Tengo el sabor maldito de tu sangre en los labios.
Y bebí del olvido sin poder olvidarte.
De todos mis pecados el peor es tu nombre.

Sin ti, sin ti la vida es el espejo oscuro
donde está la madrastra y yo no soy el príncipe
que pueda con un beso devolverte a la vida.
Pero puedo morir agarrado a tus brazos.

Búscame por caminos y calles solitarias.
Búscame en la nostalgia, búscame en el recuerdo,
por las noches sin ti, por la palabra amada:
"jamás  me olvidarás, aunque ya no te quiera".

Búscame por las sombras, porque ahora que vives
en el abrazo de otro, te doy esta locura
de acariciar la vida que vivió entre la carne,
cuando fuimos eternos en los años de gloria.






lunes, 30 de diciembre de 2013

Tiempo

Ya no tengo ni el tiempo necesario
para pensar en mí. Y mucho menos
para olvidar tu nombre. 
                                 Estoy cansado,
como dicen que están los que regresan
a sus miedos, y está el que vuelve
hasta ese viejo amor. Como lo están
los que han perdido todas las batallas
y no han ganado ni oro ni pasión.

Como esos estoy yo. 
                             Desde la alcoba
en la que sigo este pequeño mapa
de lo que ya será mi mundo conocido:
La fiebre del desierto, los ríos de las náuseas,
las montañas de papeles y  recetas,
la comida que sabe a dios y a rayos.
Los caminos que acaban en el borde.

(Para pensar en ti me falta el tiempo).
Quiero pensar que el campo estará verde,
y la lluvia debe estar ya por el cerro.
En el pueblo a esta hora las ovejas
traerán la tristeza de los campos.
Olerá a humo de leña y a castañas
y un perro ladrará en el patio del vecino.
Será una tarde espléndida a la lumbre,
leyendo cualquier libro de poemas.

(No he de pensar en ti. El tiempo vence).
Quiero pensar en rosas. Por ejemplo,
las que un día te mandé. Será muy fácil.
Basta con hacer hueco en prescripciones
y pastillas. Dedicar los insomnios
a revivir la forma en que me echabas
el humo del cigarro por el rostro.

Pero todo, ¿lo ves?, estaba escrito:
Que la vida iba en serio. ¿No te acuerdas
cuantas veces lo dije con mis dientes
mordiéndote los labios y yo muerto?

viernes, 27 de diciembre de 2013

Antonio Sanz

No suelo salir últimamente. Cuestiones de años y de alud, pero esta noche voy a hacer un esfuerzo porque Antonio Sanz se lo merece y yo también me lo merezco. Esta noche está Antonio en el Zanzíbar, cantando sus canciones y, sobre todo, haciendo amistad con quienes nos acerquemos a oír sus versos, a sentir su cariño en sus letras.

Yo o aconsejo que lo descubráis. Antonio tiene una historia maravillosa tras sus letras, tras su alma limpia. Antonio es la persona que todos queremos tener al lado, escuchando su risa y su música. Sus palabras de amor. Nos vemos esta noche. Y mañana, en Libertad, 8, esta Kike Ruiz. Puede ser la semana más completa. Ánimo. Una buena manera de acabar el año.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Toma mi cuerpo

Este cuerpo que ves, si me miraras,
con la carne marchita y con la sangre
recorriendo las venas y buscando
el mismo corazón que te buscaba,
no es el que entonces fue, ni está a tu lado.

Porque nada hay ya igual que aquel latido
-el golpear que entonces golpeaba
tu pecho al mismo ritmo que mis dedos-.
Y el cuerpo. Y esta vida, y lo que fuera
está fuera de mí y en ti muy dentro.

Este cansancio mío, el derrotado
vivir que ahora camina con mis huesos.
La voluntad que ha muerto en la palabra
del hombre ya incapaz de perseguirte,
sentado en las orillas de la muerte.

Palabras para nadie. Tú tampoco.
Brillante azul oscuro del recuerdo,
la añoranza del tiempo de las fresas,
el pasado de ti, las dulces horas,
el camino sin nadie por las sombras.

He perdido y cambiado casi todo:
el músculo y la dicha, los abrazos
de las calientes aguas que habitaban
tu boca y que me ahogaban en la tarde.
Nada de ti conservo. Nada salvo.

Este cuerpo que ves –si me miraras-
es el eco lejano de mi nombre,
esa estación perdida en la que fuimos
el corazón salvaje de la tierra.
Hoy se muere sin ti. Muera contigo.

martes, 17 de diciembre de 2013

Aquí, por estas calles

Aquí, por estas calles y estas noches
caminamos un día. Eran los tiempos
de alcohol y cigarrillos y mujeres
con el alma rompiendo sus maletas.
Era el tiempo perdido de la dicha.
La vida que venía de aeropuertos
con niebla y aviones a Lisboa.
El tiempo del dolor y los amantes.

Venías como vienen las promesas,
dulce como el azúcar e imposible.
Y en los bares oscuros se perdían
los besos entre el humo y las palabras.
No supimos entonces que hay caricias
que matan y que hay manos
que guardan todo el frío de la tierra,
la soledad del miedo a los relojes.

Pero todos los cuerpos siempre tienen
recuerdos de otras almas. Por sus venas
corre el calor de los besos robados.
El color de los nombres que un día amamos.
Hoy camino por estas mismas calles.
Me detengo en esquinas y en portales,
te busco inútilmente. ¿Cómo eras?

Daría cualquier cosa si pudiera
recordar el sonido de tu nombre
cuando eran mis labios los que abrían
cada noche el mar entre tus piernas.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Espero hoy

De todas las historias guardé siempre
una especial nostalgia por aquella
de tu cuerpo y el mío en la penumbra,
de la casa y la calle conocida.
Y el espacio de tinta en los papeles
de amor y las canciones tristes.

Y de todo aún conservo en la memoria
tus pasos por la casa, los veranos
en algún mar lejano y ese gusto
de sal que te quedaba por el pecho
en la siesta de hotel. El vino blanco
en la terraza abierta de la playa.

Guardo las cosas, las noches del otoño
en el porche de los primeros fríos,
y sin pensar en nada, el cigarrillo
de después de cenar. Alguna estrella
asomando en las nubes. Y los gatos
huyendo de la luz de la farola.

Hoy que tengo vencidos hueso y carne,
cuando estás tan cercana que no puedo
mirarte más allá de mi recuerdo,
apenas tengo nada que llevarme
al corazón cansado. Sólo esa
sensación de que el ayer es el presente.

Huyamos esta noche de nosotros.
Cambiemos a la vida. Rebusquemos
en la cama sudores de otro tiempo,
una pasión de amor, aquel mordisco
de tu boca en mi hombro cuando era
tu cuerpo el atlas más hermoso de la tierra.

Para poder, otra vez y para siempre,
atravesar el sueño de la noche,
revocar la promesa de no verte,
esperar a los trenes del pecado,
dejar la soledad, buscar la vida
en los ojos de cualquier viejo amor.

Espero hoy, ahora, lo que venga
más allá de la voz que un día me dijo:
El olvido es la única promesa
que respetan el tiempo y los amantes.




martes, 3 de diciembre de 2013

Nada tengo

Cuanto quise y soñé me llega cuando tengo
apenas unas horas de la luz  de los días,
un futuro imperfecto, tan corto como el beso
de la palabra amada y del abrazo ajeno.

Y de todos los sueños que me llegan ahora,
esa falda de flores, la soledad de hoteles,
esa absurda promesa de eternidad de noche,
me queda sólo el roce de un pájaro en la lluvia.

Nada quiero yo ahora. Me sobra ya la furia
del instante perdido, del camino ignorado,
de tantas cicatrices abiertas cuando eras
tan cierta como el pan y sólo voz antigua.

No hay días por delante que pueda llamar míos.
Ni guardo en los zapatos el polvo de tus pasos.
Cuento pacientemente cada gota de agua
que me marca este tiempos de nubes y tormentas.

Estoy aquí esperando, como quien tiene todo
y todo es la esperanza de los lejanos días.
Para vivir en ti me sobra cada instante.
Esperar es dormir sin sueño ni relojes.

Nada busques en mí, como yo nada busco
del recuerdo de alas que tenías en la carne.
Todo empieza esta tarde. En el minuto exacto
en que siento que tengo lo que siempre he soñado.

Al final, ese todo es tu voz que no es mía.


Y el día 5 en Libertad, 8


Y el día 5, en Libertad, 8 estaré con mi amigo-hermano Emiliano del Río. Y con más gente. Haremos una fiesta de despedida con cantautores y poetas. No os podéis perder esta celebración. Porque será una celebración de música y poesía. Os espero a las 21.30 horas, con una cerveza. Bienvenidos