Jesús Redondo Abuín ha escrito en El País de Galicia una preciosa necrológica sobre Manolo Amor Deus que quiero hacerlos llegar.: Dice así:
"Allá se nos va a las claras de la vida otro de los imprescindibles. Con una mano delante y otra detrás. Igual que vino. Trabajó duramente desde niño y su capital fue lo comido por lo servido. Luchó toda la vida en primerísima línea. No por salvarse a sí mismo en exclusiva sino por la salvación colectiva. Era de los que daba la cara y no reculaba ni cuando acaso procedía. Grande en los grandes acontecimientos nacionales y de clase de 1972 en Galicia. Grande luego. Grande hoy mismo: murió como vivió, se negó en redondo a cambiar ideología por buena vida. Como cuantos corrieron todos los riesgos por el presente y el porvenir colectivo.
Es de los que no se han puesto a precio como otros que se decían paladines del proletariado y a las primeras de cambio cambiaron de campo y de equipo. Esos a él le daban asco. Y allá va. Allá se nos va un camarada a carta cabal. El mejor secretario general que ha tenido el sindicato nacional de CC OO de Galicia. Fue Goliat. Y los David se lo cargaron con malas artes. Con muy malas artes.
No habrá quien llene el hueco que deja tras él. ¡Hasta nunca, Amor, hasta nunca!"
Sólo añadir algo sobre Redondo Abuín. Y decir de él algo que dijo su amigo Manolo Amor, con el que compartió prisión. De él decía Manolo: "Abuín es un hombre tan honesto que, a mí, a veces, me daba miedo".
Redondo Abuín es un hombre de una honestidad a toda prueba, de una entereza grandiosa. Sufrió años de represión y cárcel. Sufrió dentro de las prisiones castigos y torturas. Pero nunca consiguieron humillarle. Unos de sus castigos lo padeció por defender la dignidad de un preso común. Porque siempre tuvo -y tiene- claro que por encima de todo está la dignidad de cualquier hombre. Se le temía y se le respetaba en cuantas cárceles visitó, y fueron muchas.
Tengo la enorme suerte de tenerlo como amigo. Cuando murió Manolo me llamó por teléfono, tan sereno, tan entero. Sólo quería darme las gracias por lo que había escrito en este blog sobre su amigo. Ahora, tan lejos, nos vemos poco. Hace tiempo, querido Abuín, que no nos vemos y, sin embargo, te recuerdo muy a menudo.
Abuín mantiene intacto su pensamiento. No ha cambiado ni un ápice y sigue creyendo en la lucha obrera, sigue pensando que éste es un mundo de todos y que todos tenemos derecho a él. Cuando me llamó el otro día, me decía que había tenido algún arrechucho. Quitando importancia a sus achaques, como si lo importante fuera siempre lo del otro.
El otro, el compañero, el ser humano es lo importante para Redondo Abuín. En este siglo en que tan poco vale la vida de un ser humano, en el que se tachan de trasnochados determinados pensamientos, determinadas ideologías, Redondo Abuín es ejemplo de coherencia de una vida, de honestidad llevada hasta el final.
Tiene, además, un gran sentido del humor. Recuerdo que una vez fuimos a entrevistarle un compañero del periódico La vanguardia y yo. Nos acercamos al edificio donde nos había citado y llamamos al telefonillo. Oímos su voz que preguntaba: "¿Quién es". "La Vanguardia -dijo mi amigo- ¿podemos subir?". Abuín contestó: "Que suba la vanguardia y el pueblo detrás".
Y, como podéis ver, escribe de maravilla. Un abrazo, Abuin.