Todo lo
perdí, salvo tu nombre.
Lo
demás se me ha ido poco a poco:
sudores
y palabras, cortas noches,
la copa
del encuentro, negros días,
los
lunes del pecado, los hoteles
sin
vino y la esperanza del invierno.
Todo
fue como el aire de la vida,
la luna
acorralada, el tiempo en blanco,
las
caricias de amor y los papeles
con
versos y las cartas del olvido.
Las
dudas ante el beso, la alegría,
el amor
a las tres de la mañana.
En todo
estabas tú, aunque no eras:
la atracción
de los cuerpos y la sangre
golpeando
el rincón de los insomnios.
Las
calles para andar en tu costado,
la cintura,
los lazos de la carne,
el
camino hacia donde y hacia cuando.
Por allí
–y allí mismo- estaba el frío,
las tardes
de domingo, el sueño a solas,
las
manos como fuego, tiernos labios,
el
abrazo del miedo, las llamadas,
teléfonos
sonando en la penumbra,
el
cielo protector cuando tú estabas.
Y todo
lo perdí. Ya no me queda
más que
el nombre, tu nombre que es ahora
el
recuerdo lejano de un instante.CON MANUEL CUESTA EN LIBERTAD, 8
Y por fin, Manuel Cuesta ha tenido a bien invitarme a compartir con él una noche de música y versos. Salgo, como he dicho en anteriores ocasiones, muy poco por la noche. Pero cómo desaprovechar esta ocasión para disfrutar Cerca de la Tempestad. Con Manuel comparto tantas cosas. Y estoy deseando, además escuchar en directo su disco.
No os lo perdáis. Merece la pena. Si tenemos suerte y el pintor y poeta Jerónimo Salinero se anima, tendremos ocasión de disfrutar de sus versos. Muchos le conocéis y sabéis que es un placer gozar de su humor y su poesía.