Ha muerto Marcelino Camacho. Lo conocí hace muchísimos años. Cuando yo hacía información laboral. Y cuando los periódicos tenían una sección de Información Laboral.
No voy a detenerme en una biografía cargada de lucha, cárceles y sufrimiento... y triunfo. El nombre de Marcelino Camacho irá siempre unido a la transformación de este país. Y confío en que, un día, en las escuales se estudie la vida y la obra de Marcelino.
Sentí por él un gran afecto, aunque, en ocasiones, tuviéramos nuestras diferencias. Con su hijo Marcel mantuve una amistad firme y entrañable, que todavía, me conmueve. Recuerdo a Josefina, la mujer de Marcelino, cuando me acercaba a verle en su pisito de Carabanchel. Siempre atenta, siempre cariñosa y pendiente de todo. Una gran luchadora que fue capaz de sacar a su familia adelante y de estar con Marcelino siempre, siempre, silenciosa, humilde y fuerte.
Este país no sería el mismo sin Marcelino Camacho. Ha trabajado por todos y ha dejado una huella que no debe borrarse. Los trabajadores españoles le deben a él y a otros sindicalistas, como Nicolás, Eduardo y todos los del 1001, la consecución de derechos y la dignidad que ellos aportaron al movimiento obrero.
Tenéis artículo en www.diarioabierto.es sobre Marcelino Camacho.
viernes, 29 de octubre de 2010
lunes, 25 de octubre de 2010
Pablo
Hace unos días ha nacido mi nuevo nieto, Pablo.
Misterioso milagro donde toda
la vida se contiene en este cuerpo
de cristal y de seda. Y un suspiro
con todos, cada uno de los vientos
que guarda el mundo entero.
Unos ojos que buscan no se sabe
si la vida o el tiempo. Unos instantes
que miden los espacios en apenas
esos tres kilos de vida temblorosa.
Y las manos que se agarran al aire.
Nada tiene al margen de las cosas.
Su quejido es el grito de los días,
horas hechas de sueño que despierta
de golpe a una luz nueva. Y el silencio
como un eco de arroyo y automóviles.
¿Quién da la bienvenido hacia ese mundo
de estrellas apagadas, de dolores
y sobresalto apenas definido? Nunca sea
el calendario con las fechas tachadas.
Que la vida te guarde de nosotros.
Que todos los caminos se te abran
hasta el punto lejano donde estamos
esperando sedientos el latido
de tu pecho que nos acerca la esperanza.
Misterioso milagro donde toda
la vida se contiene en este cuerpo
de cristal y de seda. Y un suspiro
con todos, cada uno de los vientos
que guarda el mundo entero.
Unos ojos que buscan no se sabe
si la vida o el tiempo. Unos instantes
que miden los espacios en apenas
esos tres kilos de vida temblorosa.
Y las manos que se agarran al aire.
Nada tiene al margen de las cosas.
Su quejido es el grito de los días,
horas hechas de sueño que despierta
de golpe a una luz nueva. Y el silencio
como un eco de arroyo y automóviles.
¿Quién da la bienvenido hacia ese mundo
de estrellas apagadas, de dolores
y sobresalto apenas definido? Nunca sea
el calendario con las fechas tachadas.
Que la vida te guarde de nosotros.
Que todos los caminos se te abran
hasta el punto lejano donde estamos
esperando sedientos el latido
de tu pecho que nos acerca la esperanza.
miércoles, 20 de octubre de 2010
Diario Abierto
Tenéis nuevo artículo en diarioabierto.es
Va sobre nuevos ministros.
Un adelanto:
"No sé si el cambio de Gobierno –más que cambio, terremoto- de José Luis Rodríguez Zapatero será bueno o malo. Habrá que dar tiempo al tiempo y dejar que los días hagan su trabajo. Pero sí parece, a vuela pluma, que, al menos, da la sensación de que hay un deseo de presentar una nueva imagen. La duda está en si ello supondrá un cambio de rumbo."
Va sobre nuevos ministros.
Un adelanto:
"No sé si el cambio de Gobierno –más que cambio, terremoto- de José Luis Rodríguez Zapatero será bueno o malo. Habrá que dar tiempo al tiempo y dejar que los días hagan su trabajo. Pero sí parece, a vuela pluma, que, al menos, da la sensación de que hay un deseo de presentar una nueva imagen. La duda está en si ello supondrá un cambio de rumbo."
domingo, 17 de octubre de 2010
Te quiero y no te quiero
Te quiero y no te quiero.
A ver cómo me explico.
Te quiero cada día al levantarme.
No te quiero
de noche, cuando eres
un recuerdo difuso y muy lejano.
Te quiero cuando miro a una muchacha
y te imagino haciendo las cosas cotidianas.
No te quiero
al recordar cuando te fuiste.
Te quiero a cada instante, cuando pienso
en tus besos de ayer. Y no te quiero
cuando pienso en los besos
que ahora das a otro.
Te quiero en la taberna, cuando pido
lo mismo que bebía de tus labios.
No te quiero en esa borrachera
de tu cuerpo vencido en el deseo
de otras manos.
Te quiero cuando sueño que aún me quieres.
No te quiero
cuando viene tu nombre como una pesadilla
y marca cada una de sus letras
en esas cicatrices de mi pecho.
Te quiero y no te quiero cuando
maldigo y te maldigo en esta absurda
razón de tu recuerdo. Las palabras
que aún te sigo escribiendo cada tarde.
A ver cómo me explico.
Te quiero cada día al levantarme.
No te quiero
de noche, cuando eres
un recuerdo difuso y muy lejano.
Te quiero cuando miro a una muchacha
y te imagino haciendo las cosas cotidianas.
No te quiero
al recordar cuando te fuiste.
Te quiero a cada instante, cuando pienso
en tus besos de ayer. Y no te quiero
cuando pienso en los besos
que ahora das a otro.
Te quiero en la taberna, cuando pido
lo mismo que bebía de tus labios.
No te quiero en esa borrachera
de tu cuerpo vencido en el deseo
de otras manos.
Te quiero cuando sueño que aún me quieres.
No te quiero
cuando viene tu nombre como una pesadilla
y marca cada una de sus letras
en esas cicatrices de mi pecho.
Te quiero y no te quiero cuando
maldigo y te maldigo en esta absurda
razón de tu recuerdo. Las palabras
que aún te sigo escribiendo cada tarde.
miércoles, 13 de octubre de 2010
Se busca ministro de Trabajo
Nuevo artículo en www.diarioabierto.es
os dejo unas líneas:
"No sé si cuando aparezcan estas líneas se habrá resuelto ya una de las incógnitas y extravagancias del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero: el sucesor de Celestino Corbacho al frente del Ministerio de Trabajo. A primeros de septiembre, Corbacho había anunciado su renuncia para incorporarse a las listas en las elecciones catalanas.
Desde entonces, la verdad, ver al ministro Corbacho comparecer para hablar de su departamento me ha producido una cierta desazón. Se ve que nada tiene que ver ya. Que anda en otras cosas. Que sus preocupaciones son otras. Y ahí lo tienes, dando la cara ante asuntos como la huelga general, el incremento del paro y otras amarguras semejantes".
os dejo unas líneas:
"No sé si cuando aparezcan estas líneas se habrá resuelto ya una de las incógnitas y extravagancias del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero: el sucesor de Celestino Corbacho al frente del Ministerio de Trabajo. A primeros de septiembre, Corbacho había anunciado su renuncia para incorporarse a las listas en las elecciones catalanas.
Desde entonces, la verdad, ver al ministro Corbacho comparecer para hablar de su departamento me ha producido una cierta desazón. Se ve que nada tiene que ver ya. Que anda en otras cosas. Que sus preocupaciones son otras. Y ahí lo tienes, dando la cara ante asuntos como la huelga general, el incremento del paro y otras amarguras semejantes".
domingo, 10 de octubre de 2010
Todos los días
Me enamoro tres veces cada día
de espléndidas mujeres que caminan
al borde del misterio y de los besos.
Muchachas que se mueven en la calle,
debajo de las sombras, como alas
sin luz y sin espejos. Me enamoro.
Las miro dulcemente en las mañanas
de autobuses y frío. Con la lluvia
adquieren nuevos aires. Se deshacen
en cada paso suyo. Son aquellas
que miden las palabras. Y se esconden.
Desconozco sus nombres y su prisa.
Alguna vez, y muy de vez en cuando,
me imagino sus vidas y sus noches.
El beso que no dieron. La caricia
perdida de algún sábado. Las siento
acariciarme el pecho y la camisa.
Mujer desconocida. Viejo anhelo
de las noches sin ti que ahora me matan.
Me cruzo por esquinas y por versos
inventados con ellas que no saben
el amor que me mueve tras su cuerpo.
Y siempre me pregunto si aún conservan
entre sus pechos de agua
el calor de ese beso que les mando
mientras leo Victoria y me imagino
que soy el hombre aquel que en una isla
buscó el amor maldito que escribió Joseph Conrad.
de espléndidas mujeres que caminan
al borde del misterio y de los besos.
Muchachas que se mueven en la calle,
debajo de las sombras, como alas
sin luz y sin espejos. Me enamoro.
Las miro dulcemente en las mañanas
de autobuses y frío. Con la lluvia
adquieren nuevos aires. Se deshacen
en cada paso suyo. Son aquellas
que miden las palabras. Y se esconden.
Desconozco sus nombres y su prisa.
Alguna vez, y muy de vez en cuando,
me imagino sus vidas y sus noches.
El beso que no dieron. La caricia
perdida de algún sábado. Las siento
acariciarme el pecho y la camisa.
Mujer desconocida. Viejo anhelo
de las noches sin ti que ahora me matan.
Me cruzo por esquinas y por versos
inventados con ellas que no saben
el amor que me mueve tras su cuerpo.
Y siempre me pregunto si aún conservan
entre sus pechos de agua
el calor de ese beso que les mando
mientras leo Victoria y me imagino
que soy el hombre aquel que en una isla
buscó el amor maldito que escribió Joseph Conrad.
lunes, 4 de octubre de 2010
Olvidarte
Alguno de estos días –lo digo muy en serio-
tendré que plantearme lo de olvidar tu cuerpo
y tu sonrisa. Y dejar que tu nombre se me vaya,
definitiva y dulcemente de mis labios.
Porque los años son como tormentas secas,
y acaban en desastres, inundan cada uno
de los huecos en los que aún te encuentras escondida
en esa soledad de las mañanas y el desayuno frío.
Y decidir, salvaje y plenamente, que tu boca
ni siquiera me nombra, por mucho que lo crea.
Que nunca habrá llamadas de teléfono o cartas.
Y que seguramente habrás ya roto los versos que te hice.
Pero, a pesar de todo, de esta seguridad de no tenerte.
Incluso aunque me cueste imaginar cómo serán ahora
los besos que recreo, o mucho más sencillo,
cómo será tu piel y quién se muere en ella.
Por mucho que me llegue la certeza de que ya no seremos
la envidia de los otros, el corazón de vino
con el que emborrachamos nuestra historia más grande,
jamás podré pedirte que me dejes muerto sin tu recuerdo
en las noches sin ti que me regalan
ese orgasmo fatal que nos hacía
sentir que era la vida lo que andaba en medio de nosotros.
tendré que plantearme lo de olvidar tu cuerpo
y tu sonrisa. Y dejar que tu nombre se me vaya,
definitiva y dulcemente de mis labios.
Porque los años son como tormentas secas,
y acaban en desastres, inundan cada uno
de los huecos en los que aún te encuentras escondida
en esa soledad de las mañanas y el desayuno frío.
Y decidir, salvaje y plenamente, que tu boca
ni siquiera me nombra, por mucho que lo crea.
Que nunca habrá llamadas de teléfono o cartas.
Y que seguramente habrás ya roto los versos que te hice.
Pero, a pesar de todo, de esta seguridad de no tenerte.
Incluso aunque me cueste imaginar cómo serán ahora
los besos que recreo, o mucho más sencillo,
cómo será tu piel y quién se muere en ella.
Por mucho que me llegue la certeza de que ya no seremos
la envidia de los otros, el corazón de vino
con el que emborrachamos nuestra historia más grande,
jamás podré pedirte que me dejes muerto sin tu recuerdo
en las noches sin ti que me regalan
ese orgasmo fatal que nos hacía
sentir que era la vida lo que andaba en medio de nosotros.
viernes, 1 de octubre de 2010
Hubo huelga
Tremendo. Por mi experiencia –y tengo alguna en esto-, es la primera vez que la huelga ha tenido un contestación tan atroz. Y lo peor es que ha venido, sobre todo, de los medios de comunicación.
Había que ver el día de la huelga a los tertulianos orgánicos, de uno u otro signo, asegurando que no había huelga, mientras aparecían escenas de estaciones, empresas y puertos parados. Mientras se veía a la fuerza pública vigilando los comercios.
No había huelga y se daban gráficos de la caída del consumo eléctrico. No había huelga y los reporteros de calle decían que la actividad era semejante a la de un domingo. No había huelga y la patronal calculaba pérdidas de miles de millones. Por cierto, que uno de los argumentos para que no se hiciera la huelga eran las pérdidas que se producirían en una economía tan jodida como lo está la española. Y que conste que a quienes la hicimos se nos descontó ese día. O sea que las pérdidas fueron, sobre todo, para quienes paramos. Y, además, no recuerdo yo que nadie haya dicho nunca lo que se pierde en un puente. Pero, en fin.
Así que no hubo huelga. Pero todo el mundo estaba dando datos de la huelga. Pocas veces ha habido menos solidaridad de los medios de comunicación con los huelguistas, con los sindicatos.
Pero sí hubo huelga. Y aquellos que dicen que los que no fueron a trabajar lo hicieron coaccionados por los piquetes, habría que recordarles la heroicidad de mucha gente que fue al paro a pesar de tener un contrato temporal, a pesar de estar amenazado con un expediente de empleo. Y fueron. Fue mucha gente.
Así que, ahí esta. Ahora toca esperar, aunque por lo que se escapa no parece que el Gobierno vaya a rectificar. Esperar a ver qué pasa con la reforma de las pensiones, con el desarrollo de la ley de reforma del mercado de trabajo.
Los sindicatos ahora tendrán que dar respuesta. Pero ahora saben que hay millones de trabajadores que confían en ellos. Digan lo que digan los medios de comunicación.
Había que ver el día de la huelga a los tertulianos orgánicos, de uno u otro signo, asegurando que no había huelga, mientras aparecían escenas de estaciones, empresas y puertos parados. Mientras se veía a la fuerza pública vigilando los comercios.
No había huelga y se daban gráficos de la caída del consumo eléctrico. No había huelga y los reporteros de calle decían que la actividad era semejante a la de un domingo. No había huelga y la patronal calculaba pérdidas de miles de millones. Por cierto, que uno de los argumentos para que no se hiciera la huelga eran las pérdidas que se producirían en una economía tan jodida como lo está la española. Y que conste que a quienes la hicimos se nos descontó ese día. O sea que las pérdidas fueron, sobre todo, para quienes paramos. Y, además, no recuerdo yo que nadie haya dicho nunca lo que se pierde en un puente. Pero, en fin.
Así que no hubo huelga. Pero todo el mundo estaba dando datos de la huelga. Pocas veces ha habido menos solidaridad de los medios de comunicación con los huelguistas, con los sindicatos.
Pero sí hubo huelga. Y aquellos que dicen que los que no fueron a trabajar lo hicieron coaccionados por los piquetes, habría que recordarles la heroicidad de mucha gente que fue al paro a pesar de tener un contrato temporal, a pesar de estar amenazado con un expediente de empleo. Y fueron. Fue mucha gente.
Así que, ahí esta. Ahora toca esperar, aunque por lo que se escapa no parece que el Gobierno vaya a rectificar. Esperar a ver qué pasa con la reforma de las pensiones, con el desarrollo de la ley de reforma del mercado de trabajo.
Los sindicatos ahora tendrán que dar respuesta. Pero ahora saben que hay millones de trabajadores que confían en ellos. Digan lo que digan los medios de comunicación.
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