viernes, 28 de septiembre de 2007

Madres solteras

La Iglesia pide que no se dé el cheque de 2.5000 euros por nacimiento a las madres solteras. Es lo que se llama caridad cristiana. Para la Iglesia, supongo, se trata de mujeres en pecado a las que no hay que premiar con las dádivas públicas. Hay que tener cuajo.

La verdad es que me cuesta creer que hayan sido capaces de hacer una petición semejante. Siempre en la Iglesia ese sentimiento de pecado y castigo. Olvidan tantas cosas al hacer sus exigencias. No sólo que se trata de una ayuda del estado en la que ellos no deberían entrar. Olvidan que vivimos en una país que acepta y respeta (o debería hacerlo) cualquier religión, incluida la católica.

Pero sobre todo olvidan la base del cristianismo: el amor y la caridad. ¿Qué pretenden? ¿Que una madre soltera no tenga los mismos derechos que otras madres? O quizás más grave: que la madre soltera sufra y se arrepienta, sea condenada privándola de estas ayudas?

Si no fuera tan doloroso por lo que significa de falta de corazón y egoísmo, habría que convenir en que, al fin y al cabo, viene bien que pidan estas cosas. Con ello demuestran el concepto que tienen de la vida, del amor, del ser humano y, sobre todo, de la mujer. Para ellos es inconcebible que una mujer quiera tener un hijo sin atarse a nadie, o sin necesidad de firmar mil papeles grises para amar.

Los obispos, como tantas veces, han dejado claro que el amor que pedía el Hijo del Carpintero no lo consideran dentro de sus valores. Mientras tanto, seguirán anulando por jugosas cantidades cualquier matrimonio de los que ellos llaman indisolubles para que que cualquier millonario pueda tranquilamente cambiar la esposa por otra más joven. Eso sí es caridad.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Destino desconocido

Destino desconocido

Escríbeme esa carta que ocultaste

en tu carpeta escolar azul celeste.

Y dime lo que nunca me escribiste:

Que el mundo ya está en paz y que aún me quieres.

Y ponme los semáforos en verde.

Y vísteme las plazas con tu risa,

párteme el pan, sírveme el vino, dame

el somnífero de todos los insomnios.

Y hablemos de las cosas que un día fueron.

De cuando me pedías en la noche

abrazos contra el miedo y la distancia

la palabra más dulce de mi boca.

Dame el sabor de cada cigarrillo

compartido en la alta madrugada.

La hora del frío y tu vestido blanco,

el exacto tictac de tu reloj.

Yo te daré la piel de los recuerdos,

la tristeza de mis huellas digitales,

la distancia entre mis labios y tu pecho,

y la muerte que llega tras amarte.

Porque ahora que ya todo es diferente,

y no hay tren que nos lleve hasta estaciones

perdidas de un país desconocido

quiero saber de nuevo que eras cierta.

Amiguetes

Se hacen públicas las conversaciones entre Aznar y Bush. Dos amiguetes hablando de guerra, de muerte, del desprecio a la ONU, de amenazas a quien no esté de acuerdo con ellos. La conversación no tiene desperdicio. Ayúdame y yo te ayudaré. Hablan, compadrean, estudian estrategias para invadir un país, para convencer a una opinión pública que saben contraria a la operación.

La conversación asusta, aunque, íntimamente, sepamos que la realidad es así. Pero asusta la brutalidad con que hablan de la guerra, de desprenderse de Sadam. Son dos personas que tienen en sus manos una decisión terrible y que ni siquiera mencionan la muerte, el dolor que ocasionará su decisión.

Conviene leer una conversación así porque nos da idea de cómo se fragua el destino del mundo. Nos ilustra de maravilla sobre la frivolidad con que se tratan temas de tal calado. Es verdad que Aznar insiste en la necesidad de conseguir la resolución de la ONU, pero tampoco les preocupa demasiado lo que diga la resolución. La decisión de invadir Irak está tomada de antemano. Y ponen fecha al desastre. Bush habla del poderío militar, de las acciones de guerra de cómo se ha ido preparando para la invasión antes de confirmar si Sadam está dispuesto a cooperar o no.

No les importa. La guerra está decidida y la fecha para iniciarla también. Ni una sola vez hablan -o yo lo he visto- del coste en vidas humanas. La vida, ante los intereses de la guerra no tienen importancia. Se mira el conflicto sin apasionamiento, como quien habla de comprar un jarrón o un traje nuevo. Supongo que los miles de muertos de uno y otro lado no les ha quitado nunca el sueño.

NB. Por cierto. leo que el Príncipe de Asturias fue de madrugada a recibir los cadáveres de los jóvenes soldados españoles muertos en Afganistán. El periódico lo cuenta como si hubiera sido un sacrificio para el Príncipe una trasnochada como esa. Qué cosas. Para sacrificio el de esos jóvenes que tendrían que estar besando a su novia, tomando una cerveza con los amigos, viviendo.

lunes, 24 de septiembre de 2007

La felicidad

Ahora eres feliz. O eso me cuentas.

Yo no sé si el amor tiene retornos,

o el corazón latidos que no fueron.

Sé que la esperanza es el espejo

en el que uno se afeita la nostalgia

después de haber soñado cualquier noche.

Sé que existen palabras como látigos.

Y caricias con sal en las heridas.

Y que a veces se llora tras un beso.

Sé que un nombre puede ser el paraíso.

Y que hay cuerpos que saben del cansancio.

Y que hay copas malditas que emborrachan.

Y sé que la verdad tiene mil rostros.

Que me dijiste un día: “Soy feliz”

treinta minutos antes de dejarme.

Fujimori

Veo en la tele imágenes de Perú. El país, dividido por la vuelta de Fujimori. Imágenes que me recuerdan, dolorosamente, otras divisiones vividas. Porque hay gente que se niega a que Fujimori sea juzgado por corrupción, por asesinato. Él vive en una celda con televisión mientras fuera la gente de Perú se enzarza en batallas entre quienes quieren su libertad y su vuelta y quienes recuerdan el horror de la muerte, la trágala que fue el país durante su mandato.

Es difícil juzgar cuando estás lejos, cuando Perú es un punto perdido en un mapamundi. Pero los hechos están ahí. Ahí está la muerte, ahí está la corrupción, el dinero robado. No sé en qué acabará todo eso. Pero siempre acaba mal. Siempre acaba mal cuando una sociedad se divide y clama con y por intereses distintos.

Los dictadores, aunque hayan sido elegidos en las urnas, siempre tienen ese punto de demagogia, de carisma, que atrae gentes a su cruzada. Quedan, sin embargo, esperanzas. Raramente los dictadores se libran de la historia. Tarde o temprano terminan por ser juzgados y, tarde o temprano, queda una cierta compensación moral, aunque nunca compense el sufrimiento que provocaron durante su mandato.

Hace unos días veía también en la tele un magnífico reportaje sobre el juicio a Pinochet, iniciado desde España. Una mujer cuyo hijo fue asesinado, al preguntarle qué sentía, si tenía deseos de venganza, contestaba que su venganza era seguir viva. Que cuando se enteró de la muerte de su hijo de dieciocho años, quiso morir ella también. pero que comprendió que su venganza contra los militares, contra Pinochet, era seguir viva. Y ella seguía viva. Se vengaba así de quienes tanto daño la habían causado.

Decía que su venganza era ver cómo muchos jóvenes chilenos se sumaban a la democracia, rechazaban los crímenes del régimen de Pinochet, defendían la justicia, la necesidad de exigir justicia. Los jóvenes, decía, la consolaban en su dolor.

A veces la televisión ayuda a la esperanza.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Archivos digitales

Una pareja

Ella era muy joven y él tenía

la edad en la que ya no hay cumpleaños.

Despacio le pasaba –rubia y bella-

la mano con ternura por el rostro.

Apenas era el mundo que empezaba

en ese mar de peces y demonios.

Pero allí estaba el miedo entre los muros

de un fiordo de Noruega. Y él callaba.

Miraba a la muchacha con tristeza.

Y luego, con su cámara, intentaba

atrapar el futuro que sabía

sólo posible en archivos digitales.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Pisos

Posiblemente sea el asunto de la vivienda uno de los más dolorosos. Todo ser humano necesita refugio, un lugar que pueda llamar suyo, un lugar para guarecerse del miedo, de la intemperie, del frío. Y paga, por ello, durante toda su vida. No es metáfora.

Anuncian ahora nuevas medidas: ayudas al alquiler, ayudas para pagar las hipotecas, créditos blandos. Nadie encara el verdadero problema: el precio, claramente, excesivo de cualquier vivienda. En los últimos años el precio de la vivienda ha subido de forma vertiginosa. Se necesitan ahora 7 años y medio de salario para pagar un piso.

Los salarios de los albañiles, de los fontaneros, de los carpinteros, de los encofradores no han subido en la misma proporción. Tampoco los precios de otros bienes de consumo. Tampoco los materiales de construcción. ¿Qué ha subido entonces? Parece que lo que ha subido de forma meteórica es el suelo, la tierra donde se asienta la construcción.

Pero ningún Gobierno se atreve a entrar en esa batalla. Sube el suelo porque es un bien limitado, porque está en manos de pocos, porque sin suelo no hay vivienda. No hablamos de expropiar la tierra. Pero sí de controlar lo que todos admiten como un fenómeno especulativo. Se regula el precio del pan, se regulan los precios de otros bienes de primera necesidad. Pero nadie se atreve a entrar en la regularización del suelo, como si la vivienda no fuera un bien de primera necesidad.

No hay nadie que no admita que se está produciendo la especulación con la vivienda. Nadie. Pero, mientras, se habla de ayudas que sirven para muy poco, de sistemas de alquiler y nadie, ningún Gobierno, se atreve a intervenir directa y responsablemente sobre el suelo.

Leo en los periódicos que hay un constructor, en una población cercana a Madrid, que está construyendo viviendas a menos de la mitad de precio que las que están levantando al lado mismo de sus promociones. Él puede construirlas y gana, además, dinero. Me cuentan que hay alcaldes que le han ofrecido tierras para que construya. Él puede hacerlo. ¿Por qué no los demás? Pero me cuentan que el hombre está teniendo amenazas de grandes constructoras, de especuladores que no quieren un ejemplo tan molesto. es, sin duda un mal ejemplo demostrar que se puede construir barato.

El Gobierno, mientras tanto, continúa ofreciendo un puñado de euros para que los jóvenes se hipotequen de por vida. Y dicen que es una medida social. Qué cosas.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Oración

Es tiempo de pasado y de amores perdidos,

cuando era la esperanza una fruta en la boca

y el trago más canalla de la noche era dulce

y soñaba contigo para cambiar el mundo.

Las rosas de tu vientre tenían los olores

de una primavera que no acababa nunca

y eran besos robados en mercados y cines

y era una paloma que buscaba tu pecho.

Eran tiempos de brisas y de ángeles vivos

y de versos escritos en las barras de bares

donde eran las palabras escapada a la noche

y veía tu cuerpo dormido entre las sábanas.

Luego vino la angustia de ojear el periódico

de encontrar a los niños durmiendo entre cartones

de no encontrar certezas y saber que el olvido

es un abrigo inútil para el frío aguacero.

Ahora te recuerdo cuando el tiempo es pasado.

Ya no recuerdo apenas tu sonrisa de niebla

cuando eres como un nombre tachado de la agenda

y siento miedo a marcar aquel viejo teléfono.

No es posible, lo sé, regresar a los días

que jamás existieron ni buscar el futuro

en viejos calendarios. Que el reloj se paró

la tarde en que dijiste: “El amor ¿será esto?”.

Que los dioses te guarden de todas las nostalgias.

Te arropen en las oscuras noches del abandono.

Te acaricien las manos cuando te sientas sola

Y recuerdes mi nombre cuando besas a otro.

Dolor

En Pisco la buena gente trata de sobrevivir al terremoto con resignación. Es como si el fatalismo, lo inevitable se hubiera instalado en sus vidas. Retiran escombros, colocan ladrillos, dicen, no se quejan, que les falta agua, luz... alimentos. El dolor se puede adivinar en sus voces cansadas. En Indonesia la buena gente trata de rehacer sus vidas, contemplan los montones de escombros, sacan cadáveres.

Es el dolor cebándose de nuevo en los más pobres. Piden ayudas que no llegaran o que se disolverán entre los dedos de Administraciones corruptas. Son noticias de telediario que pasan y no dejan apenas huella. El dolor de siempre, siempre en los más desfavorecidos. En unos días otra tragedia llenará las páginas de los periódicos. iluminará las pantallas de millones de televisores y Pisco, Indonesia, como antes Afganistán o Filipinas quedarán en el olvido.

Cuando se ven imágenes como éstas, cuan do se oyen noticias como éstas, duda uno de ese Dios, padre de la Humanidad. Parece como si sólo a los más pobres se les castigara con el peso insoportable de la tragedia. Un amigo mío decía, al leer ciertas noticias, que hay gente que nace condenada al sufrimiento. Y es verdad que hay países que a su pobreza se les suma todo el dolor de las catástrofes. Que han nacido olvidados de ese Dios bondadoso que nos enseñaban en la escuela.

La Iglesia dice que Dios consiente este sufrimiento para probar la fe del hombre. Pero, ¿por qué sólo prueba la fe del pobre? ¿Por qué sólo a quienes nada tienen se les arrebata la casita, el pan, la felicidad?

No es Dios. No hay un Dios así. No puede haberlo. A ningún ser humano se le ocurriría castigar de esa manera a nadie. Y menos a quienes ya tienen toda la dosis de dolor que cabe en una vida humana.

Con todo, no ese eso lo peor. Lo peor es un mundo que se moviliza durante 24 horas para acallar su conciencia y olvida a la hora 25. Lo peor es un mundo que a las 24 horas manda sus cámaras de televisión, sus enviados especiales, a otra parte del mundo y abandona a sus suerte a miles de personas que han dejado de ser noticia, que ya no molestarán la comida de los afortunados con su queja, con su dolor, con su resignación.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Otro retrato

Os incluyo un retrato más.

Una mujer va al trabajo

Iba sola y cansada. Tenía entre las dedos

el bolso desgastado del todo a cien del chino.

Se cerraban sus ojos como en un duermevela

Como si cien despertadores la hubieran fusilado.


Y era la mañana el primer día del mundo,

cuando todo empezaba y salía de los mares

la ameba primigenia que iniciaba la vida.

Y el metro era el espacio para soñar sin sueños.

En sus manos estaba el recuerdo al olor

de lejía y detergentes, de oficina y baldosas.

Y pensaba en los hijos, la hipoteca imposible

y en que el mundo era cada vez más difícil.


Iba sola y sentía las piernas más hinchadas

y el corazón más lento. Y en el carmín barato

de sus labios notaba lo amargo de los días

y pensaba en familias de chalés y de playas.


El vagón era una tormenta que arrastraba

su cuerpo hacia una noche sin estrellas ni pájaros.

Que la vida iba en serio lo supo desde siempre

aunque nunca leyera ni a poetas ni versos.


Las puertas sisearon. Y ella bajó en silencio.

El mundo comenzaba otra vez aquel día.

Y ella se adentraba en la tierra de nadie,

paraíso maldito sin ángel y sin dioses.

Machado en Soria

Una amiga del blog me manda un cartel anunciando un homenaje a Antonio Machado en su Soria. ¿Qué decir a estas alturas de Don Antonio Machado? Allí escribió el romance de los Hijos de Alvar González y tantos otros poemas.

Hace muchos años fui a Soria por motivos de trabajo. Durante la cena, con unos amigos, hablábamos de Machado. Era muy tarde. Uno de los camareros se nos acercó. Miraba su reloj y nos dijo. "Por favor, ¿pueden acompañarme?". Le seguimos sin saber exactamente qué quería. Nos abrió la puerta del local y nos sacó a la calle. Nos condujo ante un edificio con aire antiguo. Se detuvo y nos dijo: "Escuchen".

Oímos nítidamente un reloj que daba la una de la madrugada. El camarero sonrió y preguntó: "Lo recuerdan? 'La campana de la Audiencia da la una'". Eran unos versos de Machado y estábamos allí, oyendo el mismo reloj que Don Manuel había oído tantas veces y que había plasmado en unos versos. Os los transcribo.

Soria fría, Soria pura


¡Soria fría, Soria pura,
cabeza de Extremadura,
con su castillo guerrero
arruinado, sobre el Duero;
con sus murallas roídas
y sus casas denegridas!


¡M
uerta ciudad de señores,
soldados o cazadores;
de portales con escudos
de cien linajes hidalgos,
y de famélicos galgos,
de galgos flacos y agudos,
que pululan
por las sòrdidas callejas
y a la medianoche ululan,
cuando graznan las cornejas!

¡Soria fría! La campana
de la Audiencia da la una.
Soria, ciudad castellana,
¡tan bella! bajo la luna.


Fue, sin duda, una de las mayores emociones que recuerdo de Soria. Me pareció asombroso que aquel hombre que había escuchado alguna de nuestras palabras se molestara en hacernos salir a la noche de Soria para que escucháramos el sonido que había oído Machado tantas noches.

No quisimos irnos de Soria sin ver la Laguna Negra. Y al día siguiente fuimos hasta el lugar. Había nevado y nosotros, con ropa y calzado poco adecuados, caminamos hasta la orilla de la laguna en un paisaje sobrecogedor. Recordamos allí a Alvar González, cuando arrastrado su cadáver fue arrojado a la Laguna. Así lo cuenta:

Hasta la Laguna Negra,
bajo las fuentes del Duero,
llevan el muerto, dejando
detrás un rastro sangriento;
y en la laguna sin fondo,
que guarda bien los secretos,
con una piedra amarrada
a los pies, tumba le dieron.

Me parece que es inútil recordar lo que significó Antonio Machado y lo que significa todavía, tanto por su obra como por su compromiso. De vez en cuando, conviene releerlo.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Banderas

Sigo sin entender lo de las banderas. Ni las de unos ni las de otros. Nunca me han emocionado las banderas, lo confieso. Creo que, en la mayoría de las ocasiones han servido para separar, para marcar territorios y fronteras, para hacer más hondas las diferencias. Creo que, en demasiadas ocasiones, han servido de sudario.

Tal vez sea una incapacidad mía. Intento respetar a quienes hacen de una bandera el símbolo y la razón de sus vidas. Y no puedo. Me han parecido tejidas para el engaño ¿Como las muletas a los toros? Como las muletas a los toros, sí. Salvando las distancias.

En nombre de la bandera se han cometido asesinatos, se han declarado guerras, se han justificado hechos horribles. No tengo sentimientos patrióticos. Y cuando viajo por ahí no me siento extranjero. Y cuando regreso no experimento emoción alguna ante una bandera que ondea. ¡Qué vamos a hacerle!

A lo mejor porque como a Brassen la música militar nunca ha conseguido levantarme nada, ni levantarme siquiera de la cama. Me apena que los diarios, los medios de comunicación hablen de la guerra de las banderas, hagan problema de la ausencia de unas banderas y la presencia de otras. Sé que en la bandera se simbolizan otras cosas. Pero lo cierto es que lo que simbolizan tampoco lo comparto.

Al fin y al cabo son colores inventados para distinguir a los enemigos de los amigos. Y yo creo en un mundo en el que sólo debe de haber amigos, en el que no tiene que haber banderas que nos marquen las diferencias. Me da igual que la arríen o que la cuelguen del poste más alto.

Durante años los colores de la bandera española me han servido para encontrar los estancos, lo que no es mal papel para una bandera. mucho mejor que para distinguir al enemigo.

En alguna ocasión ya lo he dicho. Y lo repito. Estoy de acuerdo con Loquillo, con la canción de Loquillo que decía aquello de "mi única patria son tu caderas, tus labios rojos mi bandera". Y ahora ya, ni eso.

martes, 11 de septiembre de 2007

Los Franco

No es que sea una agria polémica, pero está bien que, tantos años después de la muerte del dictador, comiencen a plantearse algunas cuestiones que, hasta ahora, han quedado en el olvido. Tal vez, por aquellos pactos de silencio hechos al abrigo del miedo a la involución. Ahora ha saltado a los medios la fortuna de la familia Franco. Una fortuna que se sitúa en cifras mareantes.

Aunque hay defensores de que, al fin y al cabo, se trata de una herencia como otra cualquiera, cuesta trabajo creer que un militar que sólo tenía como patrimonio su paga, haya podido dejar a sus descendientes fincas, cuentas corrientes y un patrimonio inmobiliario que suma los miles y miles de millones.

Aducir que fueron donaciones particulares es, cuando menos, un sarcasmo. Ahora empieza a comprobarse que la palabra donación tiene muchas acepciones, aunque alguna de ellas no aparezca en el diccionario. Este es un país generoso, según para qué cosas. Con los Franco la generosidad ha rozado el absurdo. Ni antes ni después de la muerte del dictador se le ha ocurrido a ningún Gobierno democrático revisar, aunque sea someramente, el origen y causa de su fortuna. Hasta bien entrada la democracia, la familia gozó de pasaporte diplomático y Hacienda ha pasado de puntillas sobre sus negocios, especulaciones y legalidad de sus bienes.

Ahora la polémica se centra sobre el Pazo de Meirás. Un pazo que levantó Emilia Pardo Bazán y que, "graciosa y voluntariamente", el pueblo de La Coruña donó a Francisco Franco y ha heredado su prole. La Xunta de Galicia quiere, al menos, hacer un inventario de los bienes allí acumulados y, sobre todo, ponerlo, aunque sea periódicamente, al servicio del pueblo. La familia se niega a permitir la entrada de los funcionarios público, posiblemente convencida de que ellos no tienen que dar cuentas a nadie de unos bienes que, en puridad, no son suyos.

Nadie se atreve a plantear lo más espinoso y justo: la revisión, al menos, de las condiciones en que se donó el pazo y, lo más: la expropiación de algo que legítimamente pertenece al pueblo gallego y, por extensión, a los españoles.

El franquismo no ha muerto. Sigue vivo y muy vivo. Hay testimonios de las presiones con las que se lograron las donaciones, las aportaciones a una suscripción popular de obligado cumplimiento. En ninguna parte del mundo una herencia como la de la familia Franco se hubiera permitido. Dicen que fue producto de los ahorros del anterior Jefe de Estado. Hay que ver lo que da de sí la paga de un militar que, dicen, se distinguió por su sobriedad.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Pobres

Estaban allí. Sentados en la acera, con el alcohol como compañía, pidiendo una moneda. Tenían la barba blanca y sucia y en su mirada turbia, había mil historias de fracaso y soledad. Ocupaban portales de comercios cerrados y su colchón era un cartón de algún electrodoméstico de lujo.

Su ropa estaba desgastada y sucia. Y tenían ese olor de la pobreza que ningún baño puede quitar. Era una calle de Copenhague bulliciosa y bella, en uno de los países más ricos del mundo. Era una calle como cualquiera de cualquier ciudad española. Y allí estaban los pobres.

Tal vez sea la pobreza lo único internacional. Lo único que traspasa fronteras. Los turistas pasábamos a su lado. Acostumbrados a una presencia que traíamos cada uno desde nuestro país. Era, de nuevo, como estar en casa.

Recuerdos

Este cuaderno es un cuaderno de recuerdos. Tal vez porque, al final, es lo único que tenemos como propio. Recuerdos de amigos, de paisajes, de sensaciones. La memoria es nuestro único patrimonio. Debe de ser la edad, pero lo cierto es que cada día volver a vivir viejos y recientes recuerdos se convierte en una vivencia fascinante.

He hablado aquí de mi padre, una persona que ha marcado mi vida desde la suya, difícil y doliente. He hablado de amigos que se fueron y otros que me regalan cada día destellos de luz. He hablado de un pasado que fue común, de dolor y esperanza. He hablado de pueblos pequeños, de infancias y juegos. He sido feliz al hacerlo.

No sé por dónde irán las próximas entradas y, realmente, me preocupa poco. Creo que lo importante está al otro lado: en los amigos que se han presentado a través de los mensajes, de esa comunicación que me ha hecho ver que hay mucha gente al otro lado que comparte sueños conmigo.

Leo cada día los blogs que me visitan. Me asombra la calidad y los sentimientos que se aprecian en ellos. Somos más de lo que nos pensábamos. Muchos los que creemos que hay cosas que contar, que nos preocupa un mundo difícil y, sin embargo, esperanzador. Gracias a todos. Bueno, y basta ya. esto es un paréntesis que me apetecía hacer. Al fin y al cabo, uno tiene derecho a escribir estas cosas.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Guapos

Están por ahí. Muestran rostros y cuerpos de ensueño. Son famosos y, aparentemente, felices. Son modelo y ejemplo para miles de jóvenes que buscan en su imagen la suya propia. Y, sin embargo, algo extraño se esconde en ese satinado papel de su imagen. Es una especie de desazón que se asoma tras su belleza de couché.

Vivimos en una sociedad terriblemente entregada al culto de lo bonito, lo bello, lo superfluo. No importa que, salvo excepciones, bajo la línea perfecta esté la nada más absoluta. Las chicas imitan sus movimientos, su color de labios, sus andares y quieren ser eso: animales bellos que se mueven por el zoo nacional con el aire, el oropel y la nada como único bagaje.

Son los nuevos valores de una sociedad que valora el cuerpo por encima de la cabeza. Si no eres guapo no vas a ninguna parte, ni al bar de moda ni al programa de televisión. A veces -¿será la edad?- pienso que el futuro será hermoso... y vacío. Ombligo bellísimo de autocomplacencia.

No sé. A lo mejor es que las cosas me pillan ya lejos o me son ya lejanas. A lo mejor son los años. Pero me da una cierta tristeza contemplar la desolación de un mundo que hace ya una nueva división en la que la belleza es valor cotizado.

No es mala la belleza. No es malo lo hermoso. Lo es cuando es el único valor que nos sustenta. Bah. Probablemente sean reflexiones de un sábado de revistas de colorín. tampoco tiene demasiada importancia. ¿O sí?

jueves, 6 de septiembre de 2007

Los sesenta

Paso una primera versión de un poema sobre estos sesenta años.

A los sesenta

Vivo con mis dolores y la mujer de siempre

y habito nuevos días a los sesenta años.

Hablo menos que entonces y sólo guardo y creo

en algunos principios ya lejanos y ajenos.


La rabia de los días es ahora un recuerdo

que, a veces, me permite saber que no fui ángel

ni tampoco el demonio que hubiera deseado

o el canalla de barrio que soñé tantas noches.


Ahora, como el buen don Manuel escribió, “estoy

malo y ya no bebo lo que han dicho que bebía”.

Ya no tengo pasiones que pueda llamar mías

aunque en ocasiones vengan mordiscos del pasado.


Si sumo las preguntas, fueron más las respuestas

que nunca me llegaron y ahora tengo más dudas.

El futuro es un barco atracado en la noche

y el pasado una fruta que devoré sin hambres.


Duermo poco y no sueño. Sólo de cuando en cuando

me vienen viejos nombres como un licor dulcísimo

y siento por el pecho subir la borrachera

de unos besos que fueron madrugada de azúcar.


Escucho todavía promesas incumplidas,

y siento que hay un niño en el fondo del pecho

que me pregunta siempre por aquellos amigos

que no he vuelto a ver nunca o que nunca existieron.


No tengo biografía. En mis hijos se añade

la pasión por la vida el suave latigazo

de haber vivido, en fin, las horas y el pecado

de ser en un segundo palabra ya olvidada.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Ciudadanos

No logro entender el revuelo creado por la asignatura de Ciudadanía. Una asignatura que, dicho sea de pasada, existe en cualquier país de nuestro entorno. Una asignatura para que los chavales aprendan a crecer respetando la democracia y los valores humanos. No lo entiendo. He leído con interés lo que se ha escrito en los medios sobre esta asignatura y no encuentro razones para oponerse a ella. No encuentro razones para que la Iglesia haga bandera de algo así.

¿Es tan malo que se enseñe a un joven a respetar la diversidad, los principios de la tolerancia y el entendimiento? estoy convencido de que el Hijo del Carpintero suscribiría de la cruz a la raya una asignatura como ésta. Apoyaría que se les enseñara a ser libres, a respetar los principios democráticos,a entender que el ser humano es uno y que todos, todos formamos parte de un mismo mundo.

Hay que decir, sin embargo, que hasta en la Iglesia hay excepciones y afortunadamente clérigos como el arzobispo Blázquez (¿o es solo obispo?) haya pedido que se enseñe en los colegios religiosos esta asignatura. Pero dicho eso, sorprende de nuevo que la Iglesia en su conjunto y los políticos que les secundan estén dispuestos a una nueva cruzada contra ella.

Creo que, en el fondo, tienen miedo a la formación, a la cultura. A que los jóvenes aprendan que tienen derechos y que la vida no se circunscribe a un espacio de ceras y sotanas, donde el sufrimiento de los pobres se justifica en la voluntad de un Ser Superior. Temen a un mundo sin miedo al infierno, sin el terror del pecado.

Peor es que algunos, incluso, recurran a que en el franquismo ya hubo una asignatura parecida "Formación del Espíritu Nacional". Aducen que era un signo de dictadura que, afortunadamente desapareció. No sería gracias a ellos que alentaron y apoyaron no sólo esa materia, sino la misma dictadura. Ningún obispo, ninguna asociación de padres católicos se echó a la calle para impedir su enseñanza en sus aulas. Y eso, salvando las distancias entre una asignatura y otra.

Resulta cuando menos sorprendente la falta de memoria. La falta de pudor. Creo, sinceramente, que la inmensa mayoría de los que se oponen a la asignatura de Ciudadanía, ignoran y desconocen su contenido.

Ser ciudadano fue una conquista social. Ser ciudadano es reconocer que vives con más gente, que existen unos normas de conducta, que existe una moral que rige nuestras vidas, que somos todos responsables de conseguir otro mundo mejor, al margen o con otras normas de conducta religiosa. ser ciudadano es respetar que haya gente que crea en Dios, es respetar que haya gente que vaya a misa, respetar la libertad del ser humano.

PS. Ya he rectificado mi edad en el blog. Son 60 años los que he cumplido este mes de agosto. Una barbaridad. Vistas las cosas desde los sesenta tampoco cambian tanto.

martes, 4 de septiembre de 2007

Tango

Me encantan los tangos. Gardel, Julio Sosa, Edmundo Rivero, Susana Rinaldi y tantos otros. Pero, sobre todo, Roberto Goyeneche. Estos días he estado tarareando, sin darme cuenta, un maravilloso tango "Quedémonos aquí".

Tiene para mí una de las más hermosas letras, llena de poesía y de figuras extraordinarias. ¿No os recuerda lo de "un manojito de escarcha" de Serrat a ese "ramillete de rocío" que aparece en esta letra?

El autor es Homero Expósito uno de los mejores poetas del tango. La música es de otro grande: Héctor Stamponi. Hubiera dado cualquier cosa por firmar esta letra. Ojalá supiera. Os la paso:

Amor, la vida se nos va,
quedémonos aquí, ya es hora de llegar!
Amor, quedémonos aquí!
Por qué sin compasión rodar?
Amor, la flor se ha vuelto a abrir
y hay gusto a soledad, quedémonos aquí!
Nuestro cansancio es un poema sin final
que aquí podemos terminar.

Abre tu vida sin ventanas!
Mira lo lindo que está el río!
Se despierta la mañana y tengo ganas
de juntarte un ramillete de rocío...
Basta de noches y de olvidos,
basta de alcohol sin esperanzas,
deja todo lo que ha sido
desangrarse en ese ayer sin fe!

Tal vez
de tanto usar el gris
te ciegues con el sol...
pero eso tiene fin!
Después, verás todo el color,
amor, quedémonos aquí!
Amor, asómate a la flor
y entiende la verdad que llaman corazón!
Deja el pasado acobardado en el fangal
que aquí podemos empezar!

Princesas

Dicen, leo por ahí, que la Princesa de Asturias, Leticia Ortiz, se reincorpora al trabajo, tras su baja maternal. Y aparece, sonriente y feliz, en las televisiones acudiendo a un acto oficial. La princesa ha estado de baja por maternidad, Acojonante, vaya. Este verano se la ha visto en el yate real disfrutando del sol, del mar y de la tranquilidad, como cualquier muchacha española.

El otro día oía a una periodista de las que confunden la información con el chismorreo, decir, muy suelta ella, que, al fin y al cabo, el yate era un regalo de unos empresarios al rey.Y que el rey, generoso él, lo había donado al Patrimonio Nacional. Qué bueno es el rey de España, que no quiere nada suyo. Lo que no contaba la periodista pelota es que, pasando el yate a Patrimonio se evita todos los gastos que se derivan de su mantenimiento, atraques, pagos de personal, etcétera, etcétera.

No sé el tiempo que le queda a la Monarquía. Y tampoco es que sea una de mis prioridades. Pero lo cierto es que resulta casi rayando en lo obsceno el espectáculo de esa Familia Real, cada vez más larga, disfrutando de los largos veranos a costa del presupuesto. nadie sabe en qué se gasta el Rey esos casi 8,5 millones de euros que le caen año tras año en los Presupuestos Generales.

Tan obsceno como una Princesa que necesita un periodo de baja de varios meses antes de cumplir con sus escasa obligaciones de acudir a recepciones y actos oficiales de tan escaso interés. Ahora dicen que la Infanta Leonor, a la que han paseado por televisiones y revistas buscando la complicidad de la buena gente que sublima las gracias de cualquier niña de la edad de Leonor como si fueran intrínsecamente ligadas a su estatus real, va a ir a una guardería. Supongo que será un guardería real.

No es demagogia. Pero cualquier trabajadora de la edad y al situación de la Princesa se vuelve loca para buscar una guardería a sus hijos. Leticia no tendrá ese problema. Por cierto La familia Real danesa lleva a sus hijos a guarderías pública. Tal vez porque en países de larga tradición democrática las guarderías públicas nada tienen que envidiar a las privadas.

En España vivimos situaciones absurdas. Los mismos políticos que defienden la sanidad pública van a hospitales privados cuando tienen que tratarse de cualquier dolencia: los de derechas y los de izquierdas. Lo público no es de fiar, aún siendo de los mejores sistemas del mundo. Será porque siempre es molesto compartir sala de espera con el albañil o el zapatero o el empleado de un banco.

Resulta cada vez más cansado el debate de la Monarquía. Cansado por inútil. A ver si es verdad que con Juan Carlos de Borbón se acabe este absurdo de una institución que no representa a nadie ni ha sido elegida por nadie. Salvo por Dios todopoderoso. Y ya sabemos los errores que suele cometer Dios cuando de pone a elegir. Véase, sin ir más lejos, la historia de los Papas.

lunes, 3 de septiembre de 2007

De nuevo en casa

Otra vez en esta casa, en la calle de Tabernillas. Ha sido un placer durante este mes, ojear a salto de mata este blog y encontrarme con algunos amigos que seguían dejándome un saludo de esperanza y de aliento. Gracias a todos. Leer algunos mensajes ha sido una forma maravillosa de sentirme vivo, de comprobar que, aún no conociéndonos, algunas personad son cercanas y amigas.

De ellas conozco poco, o mucho, según se mire. Y en sus blogs -que he visitado también cuando he podido- he encontrado poesía y humor esperanza en fin en un mundo difícil.

Estuve en los países nórdicos. Un viaje cansado y, al mismo tiempo, feliz. Una manera de comprobar que esta tierra es pequeña y frágil y que, por encima del idioma, el hombre es igual en todas partes. Una manera de comprobar que el ombligo es mucho más grande y digno de mirarse de lo que pensaba.

Durante unos días he estado en el pueblo de mi mujer. Una aldea minúscula, no tan diferente, si bien se piensa, que Copenhague u Oslo, con sus grandes diferencias. Hoy en el metro he vuelto a ver las mismas caras que entonces, he leído el mismo periódico y me han asaltado las mismas -terribles noticias- que antes de irme de vacaciones. Nada ha cambiado y todo es tan diferente.
Hoy, ya de vuelta, Madrid ha amanecido con ese olor imposible a croissan y gasolina, a soledad, a esperanza.

Madrid huele a vida.