domingo, 27 de septiembre de 2015

Nada sin ti


No encontré la belleza más allá de tus labios
ni en tus manos de tierra he buscado otra cosa
que la vida, mi vida que empezaba en tu pecho,
en la palabra tuya y en tus ojos de sombra.

Hoy quiero recordarte en las tardes tranquilas,
cuando buscabas nombres en las playas y huías
hacia islas ocultas, buscando por los mapas
el camino a la noche donde estaba el deseo.

Cuando vuelvas al tiempo de la luz, cuando seas
otra vez ese aire que rompe los relojes
y que limpia las calles y que arrastra los miedos,
me encontrarás despierto en las puertas del mundo.

Allí estará completa la caricia iniciada,
el beso prometido, la piel que ya no es mía,
para llevarte adentro, a ese refugio donde
tu voz traiga la brisa que arrastre la tormenta.

Estaré como estaba en los días marcados,
sediento de ti misma, y bebiendo el fracaso,
sabiendo que ya nada podrá vencer la vida,
la misma que hoy te entrego aunque tú no lo sepas.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Nada sé de ti

No sé nada de ti. Ya no me llegan palabras ni noticias.
Te imagino perdida en algún sitio. Acompañada
de los viejos fantasmas de la noche,
en una cama extraña,
fumando algún cigarro, o tal vez andes
por viejos descampados o por las calles húmedas
de algún puerto perdido. En una fiesta absurda,
con ese gesto tuyo y una copa de vino entre las manos.

Nada sé. Pero siempre te llegas a mi boca
en el suspiro penúltimo del sueño. Y te imagino.
Te imagino sin nadie en las horas oscuras,
y busco entre papeles antiguos lo que fuimos
cuando eras esa palabra exacta,
el viento que arrasaba en las esperas,
salvaje corazón para los días tristes del invierno olvidado.

Nada sé y sin embargo te imagino mirando
una playa vacía,
llorando en algún cuadro de un museo sin gente,
o buscando mi mano en esos viejos cines.
Ahora sé que no eres
más que el tacto de piel de los años que fueron
y que vive en la punta
de mis dedos que buscan todavía tu nombre.

martes, 15 de septiembre de 2015

Fábricas abandonadas


Fábricas abandonadas
A mi amigo Fran Fernández que me regaló este título

Como esas fábricas, recuerdos de un pasado vencido,
vacías y dejadas de la mano de Dios y de los hombres,
con el olor del polvo y del aceite de máquinas paradas,
y el hollín recubriendo paredes y baldosas, el cemento
agrietado y el silencio ominoso de la vida que ha sido.

Los mismo que esas fábricas, viejas y abandonadas,
ya sin nadie y sin nada, corazón oxidado
del acero, sin sueños ya, sin sueños
y sin voces, y con el sol de invierno
entrando por ventanas con los cristales rotos;
cenizas de un verano
que ha dejado de calentar la vida.

Mis días son lo mismo. Y son como vencejos
buscando entre los muros la salida hacia el cielo
Mi corazón cansado no tiene ya el recuerdo del tiempo enamorado.
Hoy se rinde, vencido, entre la viejas ruinas donde todo se muere
y la vida es tan solo un recuerdo lejano donde reina el silencio.