Este sol del otoño que acaricia la vida
y ese cielo de nubes que amenazan con lluvia.
La calle está desierta y respiro despacio
el aire que aún me huele al mar de los veranos.
Caminamos despacio. En silencio. No hay nada
más allá de los parques y la paz de tus pasos.
Te miro y siento ahora la pasión del vencido,
los años que dejaron en la carne el recuerdo
de una piel adorada en los días de gloria.
No hay futuro delante de nosotros. Ahora,
cuando siento los miedos más cercanos y ciertos,
quiero buscar en ti los viejos calendarios,
acercarme a tu nombre y en la noche que viene
volver a ser la sombra que camina contigo.
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