martes, 29 de julio de 2014

Los hijos de la esclava

Todo el dolor, la sangre, la tristeza,
el juego de los niños en la muerte,
y la vida fugaz como un suspiro,
frágil como los huesos de los viejos.
Esa vida, esa muerte en los fusiles,
la lágrima y el grito en las gargantas.

Y nunca habrá perdón, no hay dios que pueda
aceptar el sacrificio de la carne
del hombre condenado por el hombre.
Jamás habrá perdón mientras exista
la religión de sangre, el terror ciego,
el odio criminal, el fuego abierto.

Y más allá de vosotros, en la playa
donde los niños caen como cometas,
allí donde la paz es sueño muerto,
vuela el azul silencio de los libros
en los que la palabra se deshace.

Para vosotros nunca la esperanza,
el perdón por la inocencia rota.
No habrá perdón. Vuestro dios mismo
oculta el rostro en la ropa ensangrentada
de los hijos de la esclava de Abraham.

4 comentarios:

Carlos dijo...

Es imposible no dolorse, imposible comprender..........

Unknown dijo...

A Palestina. Hermoso.

Ismael Aranda Poveda dijo...

Paso a saludarte Rodolfo, deseándote lo mejor en estos tiempos en que la la comida cae mal si se come mirando el periódico.
Cuídate, un abrazo desde Costa Rica.

Ailée dijo...

Me ha gustado mucho. Un saludo. Azahara