martes, 4 de diciembre de 2007

Un grupo de muchachos sale del instituto

Empujaban sus risas desafiando al mundo

y llevaban colgada la vida en la mochila.

Tan tiernos y salvajes como jóvenes rayos,

como tormenta o soles a punto de expandirse.


En sus manos la brasa de un cigarrillo rubio

y en el pecho ese dulce latir de mil tambores.

Nadie los detenía. Se sentían inmortales

y eran sus pasos truenos de jóvenes cachorros.


Me atropelló uno de ellos y susurró un “perdone”.

Les vi marchar corriendo como si el mundo fuera

la selva en la que ellos eran exploradores,

los únicos guerreros del sol y de la tarde.


Yo me quedé sabiendo que allí se iba la vida.

21 comentarios:

yo mismo dijo...

un poema precioso, rodolfo. la plenitud de la vida que se va, que pasa ante tus ojos cuando salen del instituto. la imagen de aquellos que tienen la vida por delante, de esos que no piensan en que algún día el mundo acabe... la vida sincera y pura.

la ternura hecha poemas. así es como veo tus escritos. gracias.

Anónimo dijo...

Me ha gustado lo de jóvenes rayos.
Pues si te sirve de consuelo yo tengo 24 y echo de menos de menos los 18, algunos de mis amigos están como avejentados prematuramente.

Alicia dijo...

Prefiero dejar mi comentario en esta entrada, mucho más bella que la anterior, cargada de vida... es horrible lo de esos chicos, no puedo ni pensar en ello.
Un poema precioso, como siempre Rodolfo.
Un beso.

Anónimo dijo...

De cuantas formas se nos va la vida.. sí, a algunos más que a otros. Me gusta, me gusta... y lo veo muy necesario para los tiempos que corren. ¡los jóvenes no están interesados en la política!

SONIA FIDES dijo...

Rodolfo a veces el ansia o la necesidad de no quedarnos atrás nos convierte en imprecisos a la hora de mirar, en cambio este poema es preciso y plasma de manera tangible las distintas velocidades a las que nos toca circular a lo largo de nuestra vida. Hay que ser valiente para compartir este "monólogo" que casi convierte en nada al que lo declama.

Un abrazo súper.

Nota: Le preguntaba en Mademoiselle cómo iban los apaches de su oeste. Espero que estén ya a punto de hacerse papel

txilibrin dijo...

Me ha gustado mucho. Lo que te digo siempre, de lo cotidiano haces un mundo. Me encantaría ver las cosas así.

MUAKAS

Paseando por tu nube dijo...

Que maravilla Rodolfo, que bonita descripción de la juventud, la vida por delante, que recuerdos, como nos hemos sentido asi hace solo... unos pocos años.
Un beso amigo

eigual dijo...

Precioso. Sin palabras me quedo cada vez que le leo amigo..

...

Gracias

Marga dijo...

No pude evitar sentirme reflejada en tus palabras, hace tan poco vivía así la vida, acelerada, feliz, es una etapa de la vida que vale la pena recordar siempre, para así no perder ese optimismo y alegría.

Un abrazo

Camilo Velazquez dijo...

y todos fuimos parte de esa marabunta, que corria a buscar las aventuras en la selva citadina, como esperando encontrar la vida o algo que nos hiciera estar en ellas, extraño mi parte del instituto, ´todo lo que uno aprende en esa época

Anónimo dijo...

Pues vamos a aprovecharla, macho, que para eso estamos en lo mejor de lo que nos queda.

Fernando dijo...

Muy ghermoso Rodolfo con esa nostalgia que tanto me recuerda a la mía..ABRAZOS

Anónimo dijo...

querido Rodolfo.... son mis postales cotidiana, mi trabajo queda en la esquina de un instituto...


gracias por tus bellas palabras


vero

montse dijo...

Por un momento me he sentido uno de ellos. Que sencillo era todo cuando lo único que nos preocupaba era ser felices.
Como decia una famosa canción de Jeanette "la juventud es rápida y no vuelve nunca mas"...
Gracias por visitar mi blog. Acabo de empezar y recibir comentarios me hace mucha ilusión.

Anónimo dijo...

¿Cómo harán los guerreros de la tarde para estar tan llenos de vida?
¿Cómo harán para sentirse siempre tan vivos?

Hoy ando buscando recetas vitales.

Anónimo dijo...

El otro dia un chaval escribio
un poema en la pared de su instituto. Yo, me limité a sonreir.
Un placer encontrarle.
un abrazo.

samsa777 dijo...

Fantástico... sobre todo el último verso. Suya es la juventud que se nos marcha.

Anónimo dijo...

Que la vida iba en serio, etcétera, don Rodolfo, es algo que nunca se aprende a tiempo (y ojalá no se aprendiese nunca, qué diablos). Le invito a otra historia adolescente de no hace tanto:

http://miguelton.blogspot.com/2007/01/lady-in-red.html

Supongo que son los viejos de ahora los que no son como los de antes :) Un abrazo.

Anónimo dijo...

Sí, señor, un bonito verso de Jaime Gil de Biedma.

Francisco Álvarez dijo...

Muy buen poema camarada, sobretodo el final "Yo me quedé sabiendo que allí se iba la vida."

Sin palabras, ese verso solo me deja pensando.

Gastón Martorelli dijo...

Rodolfo, acabo de terminar el secundario. Debo decirte, que esto me pegó muy fuerte.
Gracias por este poema, que es maravilloso. Antes de irme, tengo algo que decirte. Mirá este blog y firmá a ver que te paree

www.el-colectivo-imaginario.blogspot.com
Abrazos fuertes..