jueves, 30 de septiembre de 2010

Huelga

Son amargos los días en estos años fríos.
cuando el dolor se hace cotidiano.
Y cuando no se sabe
donde empieza la vida y donde muere
el corazón del hombre.
No está el horno ahora para versos
delicados y suaves
-incluso diría Una Bohemia ni para versos cursis-.

Así que en esta tarde, con trallazos de sombra,
cuando todo parece haberse conjurado
contra nosotros mismos
prefiero detenerme ante tu pecho abierto,
mirarte lentamente,
y decirte que hoy
el amor es saber que no somos los únicos
y que entre nuestros brazos cabe la ternura
de hombres y mujeres que sueñan otro mundo.
Que en ti, me siento ellos. Y soy un pedacito
del hueco de tus manos. Esas donde dormir
para que nunca
me encuentre la tristeza.

Hoy te quiero, mi vida, en mitad de la calle.

martes, 28 de septiembre de 2010

El triunfo de la huelga

Pase lo que pase, la huelga ya ha triunfado. Está mucha gente empeñada en demostrar que la huelga general será un fracaso. Lo miden en razón de los trabajadores que la secunden. Y adelantan ya que los seguidores serán pocos, con lo que el fracaso será evidente.

A mí me parece que la huelga ya ha triunfado, independientemente de lo que ocurra mañana. No sé si la secundarán dos, tres o doce millones de trabajadores. Es lo mismo. En cualquier caso, la huelga, como protesta y rechazo a unas medidas laborales injustas ya ha tenido su expresión y su éxito al sacar a la calle un debate necesario.

Sé que muchos trabajadores no podrán hacerla, aunque la sientan: el miedo a perder el empleo, la situación de precariedad en los contratos y otras razones que me parecen, cuando menos, respetables. Y respeto también para aquellos que no quieren hacerla por otras razones. La huelga es un derecho. No una obligación. Así que quienes la hagamos lo haremos en ejercicio de ese derecho. Con el ataque brutal y grosero de tertulianos señoritos, medios de comunicación y políticos de postín, que la huelga se lleve a cabo, es un triunfo. Y un mérito.

Vaya, por eso, mi apoyo a una huelga que creo sinceramente ha sido un éxito con sólo plantearla y que hará recuperar a mucha gente su confianza en los sindicatos. Nunca se había hablado tanto de las medidas del Gobierno. Nunca se había visto trabajar tanto a los sindicalistas. Nunca ha quedado tan claro como ahora el malestar y el rechazo a las medidas de la reforma de trabajo.

Con eso, me doy por satisfecho. Nos vemos en la huelga.

lunes, 27 de septiembre de 2010

No hay explicación

Las cosas –y la vida- nunca tienen
explicación posible. Por ejemplo,
no sabría explicarte
porqué, tras tanto tiempo, todavía
me viene ese recuerdo de tus labios
buscando mi saliva, ni tampoco
qué extraño mecanismo me hace ahora
sentir el mismo tacto que sentía
cuando andaba dibujando
en tu piel versos y cartas.

Estas cosas son –qué quieres que te diga-
lo mismo que el misterio
de tu risa que viene cada noche
a romperme los sueños. Como el aire
de tu paso al llegar, cuando no era
la vida más que la diferencia
de estar o no contigo y el mañana
una bola de nieve
que nunca pasaría del invierno.

Hoy que están mal las cosas
-lo dicen los periódicos-
y que busco refugio
en los días que fueron,
bendigo tu recuerdo que me hace
sentirme afortunado cuando miro
la soledad del hombre, la amargura
de un lunes, el dolor de la niebla
en el niño que espera
que suene el timbre del primer día de cole.

Hoy que veo la tristeza de la mujer del metro,
y me llega y me hiere la angustia de los otros,
no sé si recordarte como eras entonces
o dejar que la vida –y tú que eres la vida-
se me vaya escurriendo
entre los mismos dedos
que algún día lejano fueron dulce herramienta
para construir el mundo,
ese mundo que siempre nos vence y nos derrota..

jueves, 23 de septiembre de 2010

Pablo Guerrero, Jorge Castro, Manuel Cuesta

Fin de semana magnífico y movido. La cosa empieza hoy, jueves: Pablo Guerrero presenta sus poemas en Libertad, 8, a las 7,30 de la tarde. Lo acompaña Jorge Castro. Disfrutar de la música de Castro y de los poemas de Pablo es un placer que, raramente, puede degustarse a la vez.

Así que habrá que ir a verlos y escucharlos. De Pablo, ¿qué puedo decir? Es mi hermano querido de poesías y música. Hombre que ha dejado y sigue dejando toda la hermosura de su voz y sus canciones en el alma de cada uno. De Castro, decir que su primer disco me ha conmovido. Tiene una sensibilidad, una ternura y una fuerza increíbles. Os espero esta tarde.

El sábado, Manuel Cuesta y Alfonso del Valle estarán en el mismo sitio, Libertad, 8. Llevan mucho tiempo uniendo sus canciones, su humor, su sabiduría en recitales que son un pedazo de gloria. Asistir a cualquiera de ellos es toda una experiencia para recuperar lo más hermoso: la poesía, la música, la amistad. Dos talentos que no hay que perderse.

Y por último, el domingo, en el Galileo, presentación de "Uniendo notas para África", un disco en el que entre otros intervienen Manuel Cuesta y Jorge Castro. Un disco a beneficio de un orfanato en Uganda. Cuesta 10 euros, y en el blog de Manuel podéis saber como se compra, si es que sois tan tontos que os perdéis lo del Galileo.

Disfrutad, amigos, de este fin de semana.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Cuando nos toca de cerca

Escribo, con dolor, un nuevo articulo en diarioabierto.es (enlace al lado. Os pòngo algunas líneas. Hacedlo circular, por favor:

"Piensas que nunca te tocará. Lees que han devuelto a Argentina a dos ancianas que venían a ver a sus nieto. Y te indignas y escribes una carta al director del periódico influyente. Más tarde lees que, sólo el pasado año, 10.000 latinoamericanos son devueltos cada año a sus países desde el aeropuerto de Madrid. Y comentas que somos unos ingratos con quienes nos acogieron en su día. Pero, a nosotros no nos pasará nunca.

Hasta que un día te llama ese amigo argentino que esperas. Ya ha llegado al aeropuerto. Pero está retenido en una habitación, interrogado. No pasará nada, piensas. Tu amigo es una buena persona. Trae su contrato de alquiler y el dinero que exige la ley. Será un mal entendido. A ti no puede pasarte.

Pero, unas horas más tarde, recibes una nueva llamada..."

martes, 21 de septiembre de 2010

Labordeta

Ha muerto Labordeta. Lo conocía desde hace años. Entre mis papeles aparece un artículo que escribí sobre él. Creo que a algunos os ayudará a conocerlo mejor:

El País, 16/10/1999
El señor diputado actúa en Madrid.
Rodolfo Serrano
Así que, al levantar la vista, veremos una tierra y a un hombre más bien bajo, de frente y cabeza más que despejada -mucho más, a qué engañarse-, de poblado bigote y que, si hablase, nos daríamos cuenta de que posee una voz fuerte y seca, pero con un poso de ternura, con timbres de amistad, allá en el fondo. Se llama Labordeta, José Antonio Labordeta. El Abuelo, en esto de la música.
-Y a usted, ¿por qué le llaman El Abuelo?
-Ya ve, cosas que pasan. Yo es que en esto empecé muy tarde. Tenía 33 años y era el mayor de toda aquella generación de cantautores. Así que me empezaron a llamar El Abuelo y con El Abuelo me quedé.
-Pues fíjese que yo creía que era por su edad, la de ahora.
-Pues no señor, no.
Y el caso es que José Antonio Labordeta, tiene cumplidos los 64 años, o sea, que es un abuelo, vamos. Y a sus 64 años es diputado por la Chunta Aragonesista. Él, que nunca quiso ser nada en política, ahí esta, sentadito en su escaño del parlamento aragonés.
-La vida, que da muchas vueltas.
Y tantas. Él ahora recuerda, todavía, alguna de esas vueltas. Al padre, por ejemplo. Era de Izquierda Republicana y sufrió las represalias de los vencedores en aquellos años de posguerra dura y fría. Y recuerda la tristeza y la soledad de la casa. Y a los hombres que pasaban por ella, cuando salían de presidio. Las conversaciones en voz baja. El tazón de leche incapaz de matar un hambre tan vieja. El miedo. Él, niño que no levantaba tres palmos del suelo, miraba con ojos asustados aquel trasiego de gente pálida y flaca.
Vueltas de la vida. Así que, de vez en cuando, hay que levantar la vista hacia el pasado. Y revivir las clases en el Instituto. Las primeras canciones. La emoción de oír en los sitios más insospechados el Canto a la Libertad. Una canción que justo en este otoño cumple su cuarto de siglo. Una canción que, entonces, el prefirió guardar por miedo a que no fuera autorizada.
-Y, qué cosas, nunca me la prohibieron. Otras, sí. Ya ve...
Empezó a cantar en Francia. En Marsella, para ser más exactos. Amaba la canción francesa. Y, por eso, su primera canción fue en francés. Ahora ya no importa confesar que él cantaba para ligar. Y también puede confesar -han pasado tantos años- que él ponía voluntad y empeño, pero que quien de verdad ligaba era su amigo Carlos Lapetra, famoso interior izquierda del Zaragoza y que fue también internacional.
-En esto de la música todos sabemos que en las bandas, en los conjuntos que decíamos antes, el que liga es el batería. No se sabe por qué, pero es así.
En 1968 compuso Réquiem por un pequeño burgués. Un réquiem que terminó siendo una ranchera. Pero en fin. En 1976 era profesor de instituto. Franco había muerto. Pero tampoco aquello lo arregló todo. No era verdad que contra Franco se viviera mejor. Muerto Franco, todavía había gente que no iba a dormir a casa, ni acudía a clase. Por fuerza mayor, que diría alguien. Labordeta escribió entonces aquella canción que decía: "Hoy no ha venido a clase Ramón Cabeza". Y es que uno de sus alumnos no acudió aquel día, ni al siguiente. La policía le estaba impartiendo otras enseñanzas. Sabido es que la letra con sangre entra. Eran cosas que pasaban entonces. Ya casi olvidadas. No. La muerte de Franco, al principio, no cambió tantas cosas. Había policías de servicio en los conciertos. Policías como el que denunció a Labordeta por su actuación en el Barceló, en Madrid. Le impusieron una multa de 75.000 pesetas, una pasta, entonces.
-Nunca pude saber por qué canción me sancionaron.
Ahora, el diputado Labordeta, recuerda que fue Víctor Manuel quien en el aeropuerto de Milán, a punto de tomar un avión para España, le dijo que habían legalizado el PCE. Aquel sábado rojo, de júbilo, lo recuerda El Abuelo de muy distinta manera. Sintió entonces más miedo que alegría. Porque nadie sabía qué podría ocurrir. Y recuerda las carreteras solitarias y la gente como con miedo. El miedo tardó en desaparecer.
-Yo, fíjese, siempre he tomado las decisiones a contra tiempo.
-¿Y eso?
-Pues ya ve, en 1985, cuando los cantautores desaparecían, decidí dejar las clases y dedicarme profesionalmente a la canción. Un lince era yo.
Un lince que tuvo que buscar el pan para sus tres hijas escribiendo, haciendo televisión y cantando, claro. Y manteniendo el mítico periódico Andalán. Una de sus hijas es novelista y él tiene publicados libros de versos, de viajes y dos novelas: El comité y Cada cual que aprenda su juego. Dice Labordeta que la caída de los cantautores con la democracia, en parte, se debió al nombre que se les había colgado durante el franquismo: cantantes protesta.
-Es que parecía que estábamos dando siempre el coñazo, protestando. Y, la verdad, es que la mayoría de nuestras canciones hablaban de otras cosas, de amor, de sentimientos... Fue una etiqueta maldita que nos hizo mucho daño.
Ese daño que, sin embargo, nos enseñó a mucha gente que la vida tenía en ocasiones amargura y nunca olvido. Porque, se diga lo que se diga, los cantautores como Labordeta, Jaume Sisa o el propio Serrat fueron aprendiendo que la vida no sólo estaba colgada de una canción, sino que tenía la grandeza del recuerdo.
Fueron años difíciles. Cada uno cantaba lo que sabía. Y hoy, Labordeta podría recordar esos años oscuros en los que cada manifestación contra la OTAN acababa con su himno maravilloso. Posiblemente nunca supo que estaba escribiendo para la historia. ¿Pero es que eso importaba algo? Nada importaba nada. Hoy los viejos cantautores están viviendo lo que poca gente ha vivido. Ellos han pagado con sus letras y sus músicas el precio de la libertad. Tampoco les importa demasiado. Porque ellos están convencidos de que la libertad se gana cada día.
Ahora, todavía, Labordeta, canta cosas de amor, de sentimientos, de la vida. Ahora, por ejemplo, en el Galileo Galilei, esta noche. Labordeta, el señor diputado, cogerá su guitarra y volverá a cantar aquella canción de hace -¡Dios, cómo pasa el tiempo!- ya 25 años. Ahora, esta noche, el señor diputado hablará de "un viento / que arranque los matojos / surgiendo la verdad,/ y limpie los caminos / de siglos de destrozos / contra la libertad". Y, como hace 25 años, aunque hayan cambiado tantas cosas, animará a levantar la vista y a buscar una "tierra que ponga libertad".
El diputado -los dioses le bendigan- sigue buscando esa tierra. Aunque sea desde el escaño.

lunes, 20 de septiembre de 2010

recuerdo

Y nada dura siempre. Ni siquiera
este amor que te tengo y que me mata.
Porque quererte ahora es sólo el polvo
del recuerdo de ti. Un suave aroma
perdido en mis bolsillos. Nada eres.

¿Dónde estás más allá de la nostalgia?
Probablemente estés en el anhelo
de los días aquellos cuando eran
tus besos la merienda de mis tardes,
el nombre que cerraba el calendario.

Por más que cada día devoremos
el olvido en la piel de otras mujeres,
yo sé que recordarte es mi defensa,
la última frontera de mi vida.
El último consuelo del vencido.

Por eso en esta tarde en que te mando
esta carta a dirección desconocida,
admito mi derrota y me someto
a una historia que nunca hemos escrito
y de la que nada queda ni se añora.

Sé que amar es asunto en compañía.
Que no hay besos
si no hay labios que te busquen.
Y no hay nada más cruel que los amores
que confunden los cuerpos un día amados
en el mismo recuerdo de la nada.

martes, 14 de septiembre de 2010

Sindicatos

Hay un nuevo artículo en www.diarioabierto.es
Os adelanto un poquito:
"Aprovechando que el Pisuerga pasa por la huelga, se han incrementado los ataques contra los sindicatos. El fenómeno no es nuevo, pero con este motivo se cuestiona desde su representatividad hasta su legitimidad. No se han ahorrado ni insultos ni descalificaciones por parte de señoritos contertulios y políticos de medio o completo pelo que ni se han molestado en estudiar no ya la situación de los sindicatos, si no ni siquiera su razón de ser".

lunes, 13 de septiembre de 2010

Pan

Sube el pan. Ese pan de los pobres,
donde la vida se hace
bocado de los días, el exacto alimento
de los niños, de dios y de los hombres.

Sube el pan. Y dicen los diarios
que apenas unos céntimos.
No saben, sin embargo, que la vida
se mide en las cosas muy pequeñas:
un céntimo de pan, esos milímetros
que me separan de tus labios
o los segundos que dura
la caricia de un niño entre los brazos.

El pan es carne y sangre y es el mundo
molido y horneado,
lo que une las manos y las almas
lo que iguala
a reyes y mendigos. Es la boca
besada y deseada. La palabra
primera que aprendemos contra el hambre.

Hoy sube el pan, amor, y siento, mira,
que vivir y soñar es más difícil.
Tal vez por eso, ahora, mientras tomo
este pan con aceite,
siento un sabor divino que me llena la boca
y pienso en ti, vida mía,
alimento sagrado de todas mis mañanas.


PD. Una amiga cumplió años el domingo. Dejé en su blog una felicitación que no ha visto. Hagámosla pública:

Porque vivir, amor, es veinticuatro:
Veinticuatro los años que has bebido.
Veinticuatro las horas de tu cuerpo.
Veinticuatro sonrisas y un domingo.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Un poema de Manuel Conde

Muchos no le conoceréis, pero Manuel Conde fue un gran amigo y un gran poeta. Os dejo un poema suyo para que veais su estilo. Murió hace unos años. Y le echamos mucho de menos...

Mensajes sin clave

…Y os estoy escribiendo desde entonces
innumerables cartas sin respuesta;
cartas en las que todas las palabras
son como un fuego oculto en la montaña,
como una playa gris bajo la lluvia,
como un campo de trigo en la tormenta.

Yo os escribo mensajes bien sencillos,
para que recordéis mi voz más limpia.
Os tengo que escribir constantemente,
para que comprendáis que yo no os hablo en vano.

Os hablo de la tierra y de los hombres,
y de los animales y las plantas;
de todo lo que pasa cada día,
cuando nada sucede en apariencia.

Os hablo de la mar y de los ríos,
de Dios y de los ángeles, del agua
de un estanque lejano en la memoria,
cuando un domingo por la tarde era
liberación tranquila del colegio.

Os hablo del amor que nunca tuve
o que no supe amar porque pensaba
en que después sería como ahora,
cuando ya nada rompe mi silencio.

Os hablo de los ecos escuchados
en los lugares últimos del sueño,
en tantos sitios, calles y ciudades
donde pasé mi vida de artesano del alma.

Os hablo de los templos que hemos visto
una vez y otra vez, de las colinas
desde donde la noche se acercaba
lenta como los ríos y sus valles.

Os hablo de los tigres y los ciervos,
de las cigüeñas y las águilas;
de esa frase que surje de algún libro,
y que ya es nuestra para siempre.

Para siempre, para después os hablo,
próximos siempre a mí, quizás amigos.

Os hablo desde un fuego en la caverna
donde ya no tenemos azagayas.
Os hablo de mi padre y de mi hermano,
aun cuando no lo diga, desde niño.
Os hablo de mi madre que se ha muerto;
os hablo de lo triste que es decirlo.
Os hablo, os hablaré hasta que muera,
no sé si en accidente o de delirio.
Os hablaré después, cuando no sea
más que penumbra de ángel, vientecillo
alrededor del ángel que me espere
con su túnica azul de paraíso.

Os hablo,
sin dolor,
de que hay tristeza,
de que hay que ser más hondos y sencillos,
de que la tierra espera siembra y siega,
de que es mejor ser pobre si se es digno
de serlo, de vivir, de soportarlo
como un hombre de bien, pues lo que importa
es poder proseguir, hasta la noche,
hablando de vosotros, con palabras
que deben ser cobijo, vino, lumbre.
Lugar donde olvidarse de las sombras.

martes, 7 de septiembre de 2010

Articulo nuevo

Por si os apetece (que conste que os lo agradecería) leer mi último artículo en www.diarioabierto.es (enlace en la columna de al lado)

En esta ocasion, os pongo el final del artículo con los versos que son habituales. A ver qué os parece:

"Unos versos del añorado Manuel Conde que tanto amó Madrid. Y que ahora se reiría de estos afanes:

Para que el hombre pueda mirar las amapolas,
es preciso y urgente que sepa del domingo.
Que sepa que en la tarde, cuando ya el sol se acaba,
hablar de la jornada es quizás estar vivo.

Y que cada palabra que se oye y se pronuncia
debe ser como un viento de libertad sin frío.

¿Qué queréis que os diga? Que ojalá se recupere esa palabra de libertad sin frío".

lunes, 6 de septiembre de 2010

Derrota

Tal vez fuera, mujer, la soledad maldita
lo que nos acercó hasta nuestros labios
los besos como un trago de deseo,
como un afán inútil de ser dioses.

Tal vez fuera el amor jamás hallado,
esa tristeza suave de sabernos
perdidos en las calles y el abrazo,
lo que pudo con nosotros y la noche.

El caso es que tuvimos en los cuerpos,
sin esperanza alguna y sin futuro,
todo el calor del día, los veranos
de una adolescencia ya perdida.

Y yo busqué en tu piel como quien busca
la absolución de todos los pecados.
Cuando hacía de ti la oración única,
esa sola verdad que te habitaba.

Por eso, en este instante te recuerdo.
el calor de tu vientre, las palabras
de amor que me decías sin creerlas,
el abrazo en el que te rendías y llorabas.

Nunca fuiste mi amor. Tan sólo fuiste
la carne y el espasmo y esa copa
del vino más salvaje cuando hicimos
de aquella sucia cama el universo.

Te invoco a ti, mujer, que sólo eres
el cuerpo abandonado de una guerra
en la fuimos ambos derrotados.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

España 2010

Deberías marcharte. La fiesta ha terminado.
Helada y sucia ya se anuncia el alba

Carlos Marzal


La fiesta fue muy larga. Sólo queda
ahora recoger los ceniceros.
Los vasos sucios con restos de los sueños.
Las ilusiones rotas, los pedazos
de aquellos días inútiles que fueron
la esperanza del mundo que perdimos.

Detrás de todo aquello sólo estaba
el vacío
de una realidad que no era nuestra,
el futuro imposible, a contra mano,
y nosotros
como una proyecto muerto y los dolores.
Y el hombre que ahora sufre,
que busca el pan y que se mira
las manos tan vacías.

Pero ellos seguirán, aquellos otros
que vendieron licor para la fiesta,
los que hicieron del hombre un instrumento.
Los que endosan
las facturas amargas, y los números,
el porcentaje
de esa cuenta corriente que es la vida.
Sólo nos queda ahora la tristeza,
soñar con un futuro que nos hacen
con trozos de metal, papel moneda,
ilusiones
que ya nunca volverán a nuestras almas.