viernes, 28 de diciembre de 2007

Es que van provocando

Hace tiempo, un juez justificaba una violación aduciendo que la joven llevaba minifalda y eso, claro, provocaba a cualquier hombre que se considerara como tal, un machote, vamos. Ayer el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, hacía suya la sentencia de aquel juez.

En una entrevista, monseñor, muy suelto de cuerpo, afirmaba que homosexualidad y pederastia eran una enfermedad. Cuando la periodista le hacía ver que eran cosas muy distintas, y que el abuso era una relación sexual no consentida, el buen obispo, sin cortarse un pelo soltó: "Puede haber menores que consientan los abusos, hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo; incluso, si te descuidas, te provocan".

Tremendo. Lo primero que habría que preguntarse es por qué el señor obispo hace esa justificación de los pederastas y qué datos tiene para saber que hay menores que están deseando el ataque sexual de un mayor y, más: ¿le han provocado a él alguna vez o se ha sentido provocado por algún/a jovencito/a?

Si no fuera por lo dramático del asunto, sería como para mandar a la mierda al señor obispo, vestido con su tiara, y su sotana. Pero resulta que el abuso de menores es una de las agresiones más infames y terribles. El mismo Cristo lanzó una d e las más terribles advertencias contra quienes hicieran daño a un niño. A ver si el prelado de Tenerife relee los evangelios que bien clarito decía Jesús aquello de que "quien escandalice a uno de estos pequeños, más le valiera colgarse al cuello una piedra de molino y arrojarse al mar".

Pues en vez de aplicarse el cuento, resulta que la Iglesia católica ha mirado para otro lado, ha ignorado las agresiones, cuando algunos de sus miembros se han dejado llevar por alguno de esos jovencitos o jovencitas que van provocando, según monseñor. Y han preferido pagar en metálico por sus abusos. Podían haber seguido el consejo evangélico y haberse arrojado al mar. En fin.

Que ya lo dijo un juez y luego un obispo, dos altas y respetables instituciones: "Es que van provocando".


jueves, 27 de diciembre de 2007

Disco del año

Seguro que conocéis todos Al Caer el Sol, el blog de Víctor Alfaro. Si alguno no lo conoce, debe empezar a visitarlo ya, si quiere saber de qué va esto de la música, de qué va esto de la vida. porque es un blog que no sólo informa, sino que reflexiona con calma sobre muchas cosas y no sólo de jóvenes.

Hoy en el blog leo algo que me deja patidifuso, con perdón. Cuenta Víctor que ayer, miércoles, fue la gala de TVE para elegir el disco del año que -redoble de tambores- recayó en -más redobles- ... efectivamente, Miguel Bosé. Normal. Tampoco hay que rasgarse las vestiduras. No conozco a Bosé, aunque algunas cosas que le he leido y oido me parecen muy sensatas y propias de una persona que sabe dónde está lo importante. Gente que le conoce me asegura, además, que es un buen tipo. O sea que enhorabuena y a disfrutarlo.

El problema está en que, cuenta Víctor, mientras salían en la tele el día 26 animando a votar por sms, el día 24 la nota de TVE daba ya como ganador a Miguel Bosé. O eso parece. En fin que miréis la página de Víctor, Al Caer el Sol. De ser cierto, significaría que el programa ya estaba grabado con anterioridad y los sms enviados no sirvieron para nada, salvo para hacer caja. Un desprecio al público y una estafa. ¿Devolverán el dinero? ¿Se denunciara en los tribunales? No sé. A lo mejor, las cosas no fueron a sí, pero lo parece. Quien tenga que aclararlo que lo aclare.

Una tontería

Hace unos días me quejaba de que se leía poco. Hoy en el metro, he visto dos cosas que me demuestran que todo, al final, es relativo. Y que no hay verdades absolutas, cosa que, por otro lado, ya sabía.

En el intercambiador de Moncloa, al entrar en la zona del metro, llena de suciedad por la huelga de limpieza, dos máquinas relucientes han llamado mi atención. Pensé que serían dispensadores de chucherías, bebidas o qué sé yo... Pero resulta que allí, bien iluminados, como si fueran bolsitas de cacahuetes o palomitas, lo que se ofrecían eran libros. No importa de qué. Eran libros, novelas, historias... Libros.

Me han dado ganas de meter las monedas y sacar uno y, a lo mejor, oír eso de "su libro, gracias". No lo he hecho, pero me ha parecido que algo está cambiando cuando puedes encontrarte la posibilidad de elegir entre unas chucherías, un paquete de tabaco o un libro. Así que entro en el Metro, saco mipropio libro -estoy leyendo la biografía de Alejandro Magno, de Robin Lane Fox- y enfrente de mí, una madre con un niño de unos 8 o 10 años. La madre leía un libro y el niño metía su nariz entre las páginas de una aventura de Tintín. De vez en cuando, comentaban algo y sonreían.

Que queréis que os diga. La verdad es que he venido feliz hasta el trabajo. Una tontería, tal vez. Pero quedan tan pocas cosas por las que alegrarse que ver a dos personas leyendo, o encontrarse con una máquina que dispensa libros, puede alegrarte el día. Lo reconozco: últimamente me conformo con muy poco.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Paco Vázquez

No pensaba escribir nada más hasta después de Navidades. Pero es difícil cuando lees cosas como las que el embajador de España en el Vaticano, socialista y ex alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, "depone", en su más escatológica acepción, en el periódico "La Razón".

Viene a admitir que el PSOE debería pedir perdón por la persecución sufrida por la Iglesia durante la Guerra Civil. Justifica además que la Iglesia se pusiera al lado de los vencedores diciendo que, al fin y al cabo, hubo periodistas que también, como los obispos, levantaron el brazo. Y termina diciendo que la beatificación de los miles de "mártires" de la Guerra Civil son un acto de reconciliación.

Las declaraciones no tiene desperdicio. Francisco Vázquez es la demostración más clara de que se puede ser del PSOE, de la izquierda o de donde uno quiera sin ideología de izquierdas y desde la santurronería y el desprecio a los demás.

Olvida el señor Vázquez que durante más de cuarenta años, la Iglesia ha sido compensada suficientemente por su persecución. Olvida que miembros de la Iglesia colaboraron activamente con el régimen en la peor de las dictaduras, dando en ocasiones el tiro de gracia al fusilado.

Olvida el señor Vázquez que los mártires de la Iglesia han tenido durante cuarenta años todo el reconocimiento necesario y más. Olvida que durante cuarenta años la Iglesia estuvo callada, dejando que el régimen franquista fusilara, torturara y persiguiera a quienes luchaban por la democracia.

O, tal vez, Vázquez no lo olvida. El problema es que, quizás, lo ignora porque nunca se ha preocupado de saberlo y de compartir tanto sufrimiento. Posiblemente a él le bastaba con ir a la Iglesia a rezar por la conversión de Rusia y de los rojos y pedir con una hucha de chinito por la muerte de Mao.

Posiblemente, si, alguna vez, supo de tanto dolor causado por la dictadura, le bastó con rezar algún rosario y pedir a Dios que perdonara a quienes torturaban y mataban a sus hermanos, como hacen los buenos cristianos, Los buenos cristianos como Paco Vázquez.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Navidad

No hay más remedio que aprovechar, al menos, las Navidades para felicitar a todos los amigos. Bien es verdad que se puede hacer en cualquier momento, pero, bueno, ya que estamos en las fechas del amor y del buen rollito, vaya a todos mi felicitación más sincera y mis mejores deseos para el año 2008, que se dice.

Y, una vez, cumplida la tradición, me gustaría decir algo de unas fiestas que asustan un poco. No por eso de la nostalgia, que la nostalgia la lleva cada uno sin problemas cargada a las espaldas, sino porque lo cierto es que estos días son un auténtica locura difícil de digerir, como los turrones, por cierto.

Yo sé que puede sonar a tópico, pero, coño, es que esto no hay quien lo aguante. Gastamos como si tuviéramos una cuenta igual que la del señor Botín, nos obligamos a reír y ser felices como si fuéramos los seres más dichoso del mundo, amamos y queremos a todo quisque como si nos fuera la vida en ello. Y todo hasta el 7 de enero, día en que las aguas vuelven a su cauce,: vemos que la cuenta está más seca que los pantanos en sequía, que odiamos al que nos acompaña en el metro y que somos unos infelices, buscando desesperadamente la felicidad. Encima, los sueldos subirán un 2%. Ya te digo.

En cualquier caso, abrazos para todos.

martes, 18 de diciembre de 2007

Simón Sánchez Montero

Ayer estuve en el Congreso de los Diputados. Concedían a título póstumo la Gran Cruz de Mérito Civil a Simón Sánchez Montero. Lo recogió, emocionada su mujer, Carmen. Gran mujer y tan luchadora como él por la libertad y la democracia. No sé si el nombre de Simón dice algo ahora. Fue un gran luchador, un hombre que pasó largos años en la cárcel, militante del PCE torturado en prisión, y, ya en democracia, diputado comunista. Tuve la enorme suerte de ser amigo suyo y compartir cafés y charlas. No encontraréis referencias del acto en los periódicos. Yo no las he encontrado, salvo una en El mundo.

Esta sociedad olvida con demasiada facilidad. El ejemplo de Simón no debe quedar en el olvido y, tal vez, actos como el de ayer sirvan un poquito para compensar tanta amnesia. Fui alguna vez a su casa a charlar con él y con Carmen. Me ponía, siempre, la canción de Ismael, aquella de Al Bando vencido. Y ayer pensaba yo cuanta verdad hay ene sos versos que dicen: "se van llevando la memoria / y queda en la historia / una mancha un borrón".

Simón fue, por encima de todo, un hombre bueno. Un santo laico. Una persona que se hacía querer y que trató a todo el mundo con generosidad y cariño. nunca guardó rencor a nadie, ni siquiera a sus torturadores. Ayer, alguien contaba en el transcurso del acto que cuando el jefe de la Brigada Político-Social, Saturnino Yagüe le estaba torturando le preguntaba: "Pero ¿porque dejas que te torture?" Y Simón contestaba: "Para que un día consigamos una España en la que nadie te haga a ti, lo que tú me estas haciendo a mí".

Lo más terrible de todo es que allí estaba Rodolfo Martín Villa, miembro de un Gobierno que mantuvo a Yagüe. Siendo miembro del Gobierno y responsable de Interior, acompañando a la Policía para reprimir las manifestaciones y protestas pidiendo libertad, iban los Guerrilleros de Cristo Rey y miembros de la Triple A. Siendo él ministro, murieron a manos de incontrolados, estudiantes como Arturo Ruiz y se produjeron los asesinatos de los abogados de Atocha.

Pero ayer estaba allí Martín Villa que recibió palabras de elogio de algunos de los oradores. No voy a decir nombre. Carmen explicó que Martín Villa había llamado para ofrecerse a pagar las medallas, ya que el Gobierno concede las distinciones pero no las paga. Sentí una bocanada de asco y de amargura. Y me pareció que era la última tortura a Simón Sánchez Montero. El tristemente recordado Yagüe siguió hasta 1975 como responsable de la Social. Nadie le pidió cuentas jamás por las torturas que él y sus hombres infligieron a tantos demócratas.

Martín Villa, hoy demócrata convencido, se ofrece a pagar las medallas a un hombre al que su régimen persiguió: 700 euros. Un precio muy barato para lavar conciencias.

lunes, 17 de diciembre de 2007

De todas las historias

De todas las historias, y si puedo, he de elegir la nuestra.

La que nunca saldrá en los calendarios ni en los libros escritos.

La que tu y yo dejamos pintada en las paredes y en las sábanas.

Aquella que no tiene hazañas que contar más allá de nosotros.


De todas las más bellas epopeyas, prefiero la marcada

en tus labios benditos, la heroica odisea de una noche contigo.

El cansancio sin sudor de los dioses en cualquier madrugada,

la conquista sin sangre de aquella fortaleza que llamaba tu cuerpo.


De todas las historias, me quedo con tu nombre,

Aunque nadie lo sepa, Aunque ya no sea mío.

Propinas y conejos

Se está haciendo una montaña de arena de dos dos insensateces dichas por nuestros gobernantes: lo de que se coma conejo, dado el precio del cordero y otros productos navideños y lo de que los españoles estamos acostumbrados a dejar un euro de propina por un café. Tonterías, en el fondo. Gilipolleces. A estos políticos se les calienta la boca y sueltan cualquier chorrada.

La cosa no tendría demasiada importancia. Lo malo es que, al calor de estas palabras, se han dicho otras que han pasado desapercibidas. Yo no sé si Solbes deja un euro de propina por dos cafés, pero tengo para mí que los verdaderamente ricos suelen ser poco generosos en propinas. Somos los que no tenemos tantas posibilidades económicas los que, no sé por qué, solemos ser bastante generosos con la propina. debe de ser porque conocemos bien el valor de esas monedas cuando las dejamos en el platillo. No creo yo que la propina suba la inflación. Tonterías, insensateces, ya digo.

Más grave me parece que Solbes haya reconocido ahora que el euro supuso una subida del coste de la vida. Y ha añadido algo más grave. Ha dicho, más o menos, que él, cuando era comisario europeo lo negó porque no podía decir otra cosa, pero ahora sí, ahora reconoce que el euro supuso una fuerte subida del coste de la vida.

Me parece tremendo que todo un ministro reconozca, tranquilamente, que mintió pura y llanamente. Que engañó a los españoles y se quede tan ancho. Éste es un país donde la mentira está asumida, se acepta como práctica política y nada pasa. Mintió Solbes y lo reconoce ahora, no con ánimo de arrepentimiento, sino para justificar la subida de precios, para justificar que la inflación viene de muy atrás.

Nadie le ha criticado por ello. Las críticas, tan absurdas como su comentario, vienen por decir que se deja un euro de propina por dos cafés. Gilipolleces. Habrá quien deje un euro y quien no deje nada, pero eso poco influirá para que los precios hayan subido. Y eso lo sabemos todos. También es verdad que sus expresiones demuestran algo ya sabido: que los políticos viven en un mundo que no es el del hombre de la calle.

No sé qué comeré estas Navidades. Conejo seguro que no. Y poca gente lo hará. Pero lo que realmente me preocupa es que el hoy ministro de Economía reconozca que nos mintió hace años para convencernos de las bondades del euro. ¿En qué más nos está mintiendo ahora?


viernes, 14 de diciembre de 2007

Pablo Guerrero

Hoy, revisando viejos textos, he encontrado éste de 1999. Lo publiqué en El País, con motivo de los 25 años del concierto de Pablo en el Olympia. Nos fuimos de mesones, imaginando que venía con nosotros Pepe Rodríguez, el personaje de su canción que es quien cuenta aquella noche de vinos.
Pablo acaba de sacar un bellísimo libro de poemas en Visor que os recomiendo: "Escrito en una piedra". Leedlo. Merece la pena.
Os paso aquel texto. Lo pasamos muy bien recordadndo aquellos años.


De vinos con Pepe Rodríguez el de la barba en flor

Pablo Guerrero, 25 años después, recorre con el personaje de sus canciones los mesones de Madrid.

RODOLFO SERRANO - Madrid - 11/09/1999

"Pablo Guerrero -que es un sentimental y se ha empeñado en que viniéramos en metro, como en la canción-, ya sabe ("Pepe Rodríguez, el de la barba en flor / cuando cae la tarde coge el metro hasta Sol"). Pero las cosas ya no son lo que eran. Vamos, como dice otro amigo: el futuro ya no es lo que era. Ni tampoco los mesones. ¿Te acuerdas, Pablo? En uno de ellos me hiciste la canción hace ya..., joder, macho, 25 años, que se dice pronto.Fue en el mesón del Segoviano, que ya no existe. En la Cava Baja. Alquilaban guitarras. Y allí hiciste la canción ("Sabe inglés que aprendió de noche en un mesón. / Llega, pues, y sonríe. Un vino y ya ligó"). Algunas cosas Pablo se las inventó, ¿sabe? O las exageró un poco. Pero, ¿qué historia hay en la que no se exagere un poco? Inglés, lo que se dice inglés, cuatro palabras. Aquello de foki-foki, my darling y lo de American Pie.

Este mesón, por ejemplo. Aquí había un tío que tocaba el bandoneón como nadie. Algún tango nos hemos marcado aquí, ¿eh, Pablo? Y a las guiris les encantaba. Ahora, ya ve -pena da decirlo-, hay hasta un karaoke. A lo mejor es la evolución lógica de los mesones, no le digo que no. Coño, el vino, las cosas como son, sigue siendo tan peleón y tan duro como siempre.

¡Qué tiempos! Por entonces fue cuando a Franco le dio lo de la flebitis y cuando todos los españoles aprendimos que había heces en melena y equipos médicos habituales, tú. Hay que joderse. También fue un año triste, ¿te acuerdas, Pablo? Se cargaron en Barcelona a Salvador Puig Antich, un libertario al que le aplicaron el garrote vil. Y mira que hubo presiones, pero el viejo ni se inmutó. Y luego, lo de ETA y la calle del Correo... A veces, cuando la gente dice que hay que olvidar... Como si no se hubiera olvidado poco. Lo que tú decías, Pablo, "que tiene que llover a cántaros", ¿eh? Y mira si ha llovido.

Veinticinco años. ¿Tan viejos somos? Venga, vámonos a otro. Los mesones se recorrían así. Te tomabas un vino y a otro. A buscar mujerío. Mejor, extranjeras ("¡Oh mío Pepe, el de la barba en flor / tus amigos te envidian por tu liberación, / vives como en Europa y salvas la tradición"). Es que es verdad, se lo digo yo. Había profesionales del ligue. Pero era otra clase de ligue. Costaba mucho llevarse a alguien a la cama y sólo la batalla merecía la pena ("Lleva a sus guiris a un piso coquetón/ y, después de unas copas, lo que allí sucedió / ni lo cuentan las crónicas ni lo contaré yo"). ¿Entramos aquí? ¿Ves? Éste está casi igual.

Unos vinitos, jefe. Y una de champiñones. Para hacer barrillo. Mira qué prendas. Perdonad, que os voy a enseñar cómo se torea. ¿Conque de Jaén. Y ¿qué?, ¿separaditas?, ¿o con el marido ausente? Ya lo ves, Pablo: dicen que han venido a una cosa de Ifema. Cómo ha cambiado esto. Antes eran ellos los que venían a Madrid. Y, por la noche, se daban una vuelta por aquí a ver si caía algo. Tan contentas, ya lo ves.

Aquí tocaba el señor Ramos. De toda la vida. Tocaba el armonio, que le decíamos antes. No me he cantado yo aquí boleros y aquello de "por la Puerta de Alcalá", que tenía mucho éxito, o La violetera. Ahora se sigue cantando casi lo mismo. En eso, Pablo, poco ha cambiado, ¿eh? La memoria colectiva sigue funcionando en estas cosas. Aunque ya nadie se acuerde de que hace 25 años, por ejemplo, de lo del espíritu del 12 de febrero de Carlos Arias. Joder, mucho espíritu, pero se arreaba estopa cosa mala y seguía casi todo prohibido. Éste lo decía en una canción: "Hoy, que te amo, / dejará de ser / la libertad una palabra escrita en la pared". ¡Qué tiempos, Pablo! Pero, en fin, si no había libertad para algunas cosas, la había para cantar a Manolo Escobar o a Valderrama. Había gente, ya ve usted, que era casi profesional. Venían y se ponían al lado de Ramos y cantaban con mucho sentimiento. Pero lo que de verdad gustaba era el canto coral. Todos a la vez.

Así que usted es el que ha sucedido a Ramos. Encantado, Miguel. ¿Le importaría tocar para la señorita, que es mexicana, Caballo blanco? No, no, Caballo viejo; no: Caballo blanco. Una pena que no la sepa. Pero, es igual. Poca gente hoy, ¿no? Claro, septiembre. Y que es jueves, aunque, antes, cualquier noche era buena.

Bueno, hasta otra, prendas. Que aprovechéis mucho lo de Ifema y recuerdos en Jaén. Tan peinaditas, como dices tú, Pablo. Oye, que esto está muerto. Mejor quedamos otro día y nos tomamos unos vinitos, ¿vale?".

martes, 11 de diciembre de 2007

Te he buscado

Te he buscado en mil cuerpos, en todas las caderas

busque el roce de piel, el calor de la carne,

sagrado movimiento de estrellas y planetas.


Amé, si es que se puede amar cuando los dedos

recuerdan otro pecho, otros labios ardiendo,

o los dulces caminos que llevan a tu vientre.


Pero he dejado siempre abiertas las ventanas

desde donde mirar el paisaje y los ríos

que recorren tus piernas y acaban en tu boca.


Por eso me parece que fue ayer, ayer mismo

cuando en la cama ajena conquistábamos mundos

y era un suspiro el aire y la palabra nuestra.


Y no ha pasado el tiempo. Rompí los calendarios.

Paciente y lentamente te he ido construyendo,

con migas del recuerdo y saliva de besos.


A veces me persigue una extraña añoranza:

los años que no tuve tu cabeza en mi pecho,

el amor malgastado buscado en otros cuerpos.

lunes, 10 de diciembre de 2007

La soledad

La soledad maldita, maldita hija de puta,

cada noche aparece rompiendo las esquinas,

se cuela por ventanas y agujeros, se instala

en los rincones más íntimos del alma.


Uno quisiera entonces encontrar una mano,

un espejo de aguas marinas, unos brazos

donde encontrar refugio. O tal vez solamente

una taza caliente de colacao, un cigarro.


Un verso, por ejemplo de Sonia, o una carta

olvidada en el último cajón de la mesilla.

Una radio que suene con música de Mozart.

O el recuerdo bellísimo de tu nombre en mi boca.


Cualquier cosa que salve los labios del mordisco

brutal de esa maldita, maldita hija de puta.

Cualquier cosa que sirva para hacer que el reloj

galope desbocado hasta esta fría mañana.

Lectura

Dicen que no se lee. Y que los pocos que leen no lo entienden. Y, sin embargo, veo en el metro, en el autobús gente que lee. No muchos. Pero siempre es esperanzador encontrarse a una muchacha con un libro en las manos. Porque lo cierto es que son chicas, mujeres, las que abren su libro y se enfrascan en la lectura, entre el sueño y el bostezo de esas primeras horas.

Son las mujeres las que mantienen ese afán por leer, por sumergirse en mundos distintos, por dejar volar la imaginación no importa si en mundos de amores y amoríos, o en catedrales o en los mares del Sur. Lo que importa es leer. Vivir.

No sé de quien es la culpa. Tal vez de la televisión. Pero no hay televisión en los transportes públicos. Algo no funciona en una sociedad cuando la curiosidad por saber qué cuentan otros no aparece entre los jóvenes. Tal vez sea un sistema educativo basado en la memorización mecánica de fórmulas, nombres, ríos o capitales.

Tal vez el mismo precio de los libros. Aunque la verdad es que hay libros desde un euro, libros que te esperan en cualquier librería de viejo, en cualquier quiosco. Me da una pena enorme contemplar una juventud, una madurez sin libros. Entrar en una casa y no ver libros abandonados sobre la mesa. Casas donde las estanterías sólo sirven para poner figuritas de Lladró o de los chinos. Es como el mundo de Ray Bradbury, pero sin bomberos que quemen los libros. Ya no hace falta. Los libros se queman solos, desaparecen. Nadie los reclama.

Siempre he encontrado en los libros consuelo y esperanza, diversión y aventura, sentimientos. El tacto del papel, el olor de la tinta, los renglones de letras perfectamente ordenados, como caminos de hormigas. Hoy sólo queda la tristeza de tinta, la desolación del papel en blanco.

martes, 4 de diciembre de 2007

Un grupo de muchachos sale del instituto

Empujaban sus risas desafiando al mundo

y llevaban colgada la vida en la mochila.

Tan tiernos y salvajes como jóvenes rayos,

como tormenta o soles a punto de expandirse.


En sus manos la brasa de un cigarrillo rubio

y en el pecho ese dulce latir de mil tambores.

Nadie los detenía. Se sentían inmortales

y eran sus pasos truenos de jóvenes cachorros.


Me atropelló uno de ellos y susurró un “perdone”.

Les vi marchar corriendo como si el mundo fuera

la selva en la que ellos eran exploradores,

los únicos guerreros del sol y de la tarde.


Yo me quedé sabiendo que allí se iba la vida.

Otra vez ETA

No quiero dejar pasar ni un minuto más sin hacer referencia a la última atrocidad de ETA. A medida que se conocen los detalles, el horror es aún mayor. La frialdad con que los terroristas han acabado con la vida de un muchacho de veintitantos años y han dejado en coma a otro estremece cualquier alma humana. Y no vale decir que no son humanos. Los autores del crimen son seres humanos, aunque a los demás nos cueste admitirles en nuestra misma condición.

Malditas sean todas las ideologías que tienen como principio y objetivos de la muerte y la desaparición de un hombre, de una mujer. No sé si se puede reflexionar sobre nacionalismos, sobre política. Es la muerte descarnada y terrible lo que está en estos hechos. La muerte irreversible. El fin de la vida, tan preciosa, tan frágil, tan querida.

Pero, al mismo tiempo, no quiero cerrar este comentario sin referirme a la náusea que produce la utilización de estas muertes para el horror político, para la revancha electoral, para enconar el odio, para hacer de ellas motivo de rencor.

No haya paz para los asesinos. Que les persiga su culpa y los poderes del estado sin descanso. Pero que nadie coja tanto dolor y lo utilice como nueva arma, como instrumento de división. Me invade la tristeza y la rabia cuando veo y oigo a quienes hacen de la muerte, de esta muerte, espacio para el odio. no me importa si el PSOE, si el Gobierno, si Zapatero han negociado o no con ETA. No me importa si el PP, si el Gobierno del PP, Aznar o quien sea, ya lo hizo antes. Ahora lo que importa es que hay un muchacho muerto. Y otro prácticamente sin vida. lo que importa es que nadie tiene derecho a arrebatar una vida humana. lo que importa es que hay que unirse ante el dolor, ante el horror. Y respetar esas muertes.

Malditos todos los que hacen de la muerte su ideología y malditos los que no tienen escrúpulo alguno en utilizar el cadáver de un muchacho para sus mezquindades políticas, para avivar el fuego del odio entre los vivos.


domingo, 2 de diciembre de 2007

Una conversación

Os paso la transcripción de la conversación telefónica mantenida el 11 de febrero de 1990 entre Salvador Palop (S) y Eduardo Zaplana (E). Esta conversación fue grabada en el contexto de una investigación policial por un caso de narcotráfico que después derivó en el llamado Caso Naseiro. Es increible que gente así haya llegado y se mantenga en la política. La conversación no fue admitida por el juez al tratarse de otra investigación. Si alguien tiene curiosidad por leerla entera la puede encontrar en internet. Basta con teclear "conversacion telefonica Zaplana" y se encuentran varias entradas.

E.- Bueno, oye, si no sales diputado y soy presidente por Valencia te haré diputado por Alicante.
S.- Hombre, eso sí.
E.- ¿Eh?
S.- Joder, qué tío. Ahora le voy a decir... Entonces... ¿Ha dicho que el Sánchez va a hacerlo o va a ver el solar?
(…)
E.- Sí. Si le interesa, ¿eh?, en vez de hacer la negociación el Bosch, la haces tú.
S.- Hombre claro, porque no tiene ni puta idea.
E.- Tú como si lo tuvieras ya eso adjudicado, ¿no?
S. - sí.
E.- Y entonces le dices, bueno yo una comisioncita. Le pides dos millones de pelas o tres de lo que quieras...
S.- Bueno, le pido más...
E.- ¿Eh? Lo que te dé y me das la mitad bajo mano.
S.- Pues si tenemos que repartir, joder...
E.- Y yo le digo: págale el contrato a este chico que...
S.- Si tenemos que repartir, macho... Tenemos que pedirle un poco más.
E.- Claro, un poquito más. Yo es que no sé ni lo que vale el solar ni nada.
S. - Yo se lo explicaré.
E.- ¿Eh? Ya se lo explicarás tú y le sacas la pasta. Y te contaré, mantén en secreto lo de Sevilla, ¿eh? El miércoles me llamas y te cuento lo de Sevilla.
S.- Bueno, claro que sí.
E.- Me voy a que me lo expliques. A ver cómo puedo... Voy con un planteamiento fácil. Me sentaré a comer con él y le diré a ver cómo puedo rascar yo aquí.
S.- Claro.
E.- Así, pura y simplemente. ¿Eh? Que me dé diversas opciones y me quedo con la más fácil. Pero me tengo que hacer rico porque estoy arruinado, Boro.
S.- ¿Sí, cómo ha sido eso? Estás trabajando como un cabrón.
E.- Estoy trabajando mucho, pero estoy arruinado.
S.¿Y eso?
E.- Me lo gasto todo en política. No ves que no tengo sueldo como tú. Que cobras de lo que trabajamos todos los españoles.
S.- Claro.
E.- Pues eso es lo que pasa. ¡Ay ... !, tengo que ganar mucho dinero, me hace falta mucho dinero para vivir. Ahora me tengo que comprar un coche. ¿Te gusta el Vectra 16 válvulas?