Días contados.
Lo mismo que los besos que nos dimos.
Igual que las palabras de tu boca.
El sueño de la tarde.
Las caricias,
inevitable muerte de las perdidas noches.
Todo está en el instante numerado.
Ni un minuto más para guardar las sombras.
Estas horas que huyen
hacia el misterio cierto del futuro.
Y en la plaza,
donde la luz se esconde entre los árboles
suena el viejo reloj. Y se deshace
la hojarasca reseca de los días.
Está todo contado. No hay caminos
que nos lleven gozosos al deseo.
No importa si después llegará vida
-esa vida anhelada-
de un cuerpo en el espacio de tu nombre.
Esta carne que muere,
Esta sangre sin venas ni horizontes.
Y cuando acabe todo, no saberte
más allá de ti misma.
Recordarte como una letra más
de los abecedarios imposibles.
Saber que un día lejano,
cuando el mundo era eterno,
tal vez –y sin quererlo-
tú me amaste.Y ya no te deseo.
9 comentarios:
excelente!!!!!
Estimado Rodolfo:
Me siento identificado. Es un poema sin dudas lastimero, pero en el fondo es una forma de terminar, para volver a ese futuro que nunca más sera ese furo cierto "Estas horas que huyen
hacia el misterio cierto del futuro"
Será ese futuro, donde todo te sorprenda, y por eso amaras como el niño que vuelve otra vez a tu forma de sentir la vida.
Gracias por estas palabras que nos brindas.
Saludos del Chile de Allende (Wanko)
Rodolfo querido, siempre tan punzantes sus palabras, nos hacen sentir profundo, nos recuerdan que seguimos vivos y nos brindan el placer que siempre está impregnado en la calidad de sus escritos..
Gracias y Cariños
DEsde luego, una vez más, acabas superándote. Maestro consigues emocionarme.
"Saber que un día lejano,
cuando el mundo era eterno,
tal vez –y sin quererlo-
tú me amaste"
Me quedo con estos versos para darle luz a este lunes.
Petons Rodolfo!
"Recordarte como una letra más de los abecedarios imposibles"
Sin palabras!!
Gracias por tanto talento compartido, un abrazo enorme!!
y nuevamente después de esta maravillosa (y punzante)caricia, a contar los días, hasta el próximo lunes, para reencontrarte y volver a perderse en tus palabras.
Gracias, Miles de Besos y Días Felices, Mi Poeta.
Soy la mujer simple,
que cuelga en el armario viejas odas,
dejando tras de sí la casa llena
de sillones hundidos, de calas desechas,
de horas de lectura entre suicidas,
barcos, astillas o cabales estrellas.
Soy la mujer simple,
que teme tu voz cuando descarga cerca
letras y piedras de amor ajeno
sobre el estanque en calma que atravieso;
soy aquella que regresa al vientre,
a la calle, al café oxidado y seco,
al día lluvioso sin buques en puerto,
sin ruido de anclas que duerman solas
en el centro intangible del ensueño.
Soy la mujer simple,
que despierta luchando en la batalla,
por el angosto tramo de la llanura negra,
bajo el oscuro cielo del primer universo;
aquella que atardece
y hunde en el desierto manos frías
en busca del calor en otro cuerpo.
Soy la mujer simple,
el eco mudo, la sonrisa en un beso,
el pez dorado en cristal cerrado,
la espuma sucia de tormenta,
el color en el pétalo que tiembla,
la gota en el muro abierto,
la grieta en el tejido tenso,
la pupila que interroga,
la mesa grabada de mar,
el acantilado y la duda colgando del pelo.
Soy mujer en desorden
que la vida trae
anónima y caduca.
Abrazos, Rodolfo.
Mi admirado Rodolfo, es increíble como sacas versos y hermosura semana tras semanas. Eres incombustible.
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