lunes, 16 de septiembre de 2013

Espejo

Días oscuros. Cuando el futuro empieza
a ser incertidumbre. Y el pasado
es la voz que no guarda los recuerdos.
Entonces, esa lluvia y esas manos.
Un cuerpo sin la luz de la escalera.
La plaza sin tu sombra. Cicatrices
de un verano de miedos y de fiebre.

Para morir en ti me sobra el tiempo,
ni aun pudiendo volver hasta tu pecho.
Resucitar de nuevo en tu cintura,
y dejar que los días se deshagan
en relámpagos fríos. Esos labios,
encrucijada abierta, cuando eras
la exacta sensación de dioses y tabernas.

De todo lo que fuimos, la terrible
certeza de saber que nunca fuiste
la Itaca buscada. Conocerte
en el viaje soñado. No saberte
distinta al inventado paraíso.

Tú en la noche. Tú para la ausencia.
De los domingos muerto, mi señora.
Dama sin nombre. Hoy sueño tu vientre.
Espejo ya, perdido ya el azogue.

11 comentarios:

jaime dijo...

Agradecido por el manojo lunesino de versos...

Inés dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Inés dijo...

En Bahía Blanca no para de llover, todo está gris, pero vos creas el momento deseado para la salida de mi arco iris, el cerrar los ojos para sentirte,como una suave brisa primaveral entrando por mi ventana...Te mando un beso enorme, mejor gigante..GRACIAS por el poema; besos

vida dijo...

"Para morir en ti me sobra el tiempo"

Esa clase de poemas que no te cansas de leer, sencillamente espectacular.

Gracias :)

JOAN dijo...

Enorme mi querido Rodolfo!

El paso del tiempo, los años, el amor...

Un abrazo fuerte

flux dijo...

Te recuerdo los lunes y los martes.

Mar y Sol(a veces tenue y otras no) dijo...

Excelente como siempre! Un abrazo desde el sur.

Unknown dijo...

¡Muy lindos tus poemas,Rodolfo! Se te quiere y se te respeta en la distancia.(un abrazo)

Tatis Artunduaga Navetty dijo...

Hermoso

mejor la vida simple dijo...

Que va a ser de este otoño
con hojas derrumbadas y hambrientas,
cuando venga el espíritu
a reclamarnos el cuerpo,
y el viento reservado, sople por claraboyas
mal cerradas y austeras.
Nadie hablará de pan en los portales,
ni de leche materna en los pechos del mundo,
y bastará una grieta, para que todo acabe,
una sola fisura que partirá el presente,
y creeremos ausente
lo que tenemos cerca.
Que va a ser de este otoño,
si no llegase a verte
en el bar de comidas
donde almuerzan las almas, las tristezas,
los ojos en tormenta,
las manos sacudidas cuando piensan.
El frío vetará la acera seca, en sombra,
las manchas de ceniza, los barnices,
el rastro acalorado
del cielo que protesta.
Que va a ser de este otoño
sin razones, escrito a pie de página,
que no encuentra en sus labios, una mueca;
cuando la tarde entre desusada,
con hilos del amor y telarañas,
con notas en un chelo, perforadas.
Que va a ser de mí,
y de este otoño,
sin el olor dulzón de lo imposible;
iré a buscar abrigo, puerta a puerta,
con la bandera blanca
hasta el brazo de mar,
que es tu palabra.

Abrazos, Rodolfo.

Anónimo dijo...

....conocerte en el viaje soñado. No saberte distinta al inventado paraíso...aaayyy ..muero de amor con tus palabras..

sandra.