domingo, 13 de marzo de 2016

Estimada señorita

Si usted me quiere, señorita, puede
comerme a besos. Decirme que me ama,
tomarme de la mano y suavemente
llevarme hasta su cama o invitarme
a un gin tonic o gritarlo en las esquinas.

Sabe usted que yo siempre estoy dispuesto,
a pesar de las canas de mi barba
y de mis muchos males. Usted puede,
si se atreve, incluso a abrazarme por las calles,
besarme por tabernas y portales.

¿Qué quiere que le diga? Si usted quiere
puede presumir con sus amigas
de tener un amor más que maduro,
un amante de aquellos que sabían
tratar a una mujer como Dios manda.

Haga usted lo que quiera, devóreme la carne,
chúpeme el alma o lo que se le ocurra,
déjeme el cuello lleno de chupones,
agóteme las noches, que me tiemblen
las piernas y los besos, señorita.

Pero nunca jamás vuelva a decirme
que me quiere lo mismo que si fuera
su padre y que encima me respeta.
El incesto, señorita, es un pecado
por el que estoy dispuesto a condenarme.

7 comentarios:

Romano dijo...

Alegría de volver a tenerlo por aquí...

Abrazos amigo,,,

Xan Do Río dijo...

Gracias!

María dijo...

jajaja! Sr. Rodolfo se supera a sí mismo:
"Pero nunca jamás vuelva a decirme
que me quiere lo mismo que si fuera
su padre y que encima me respeta.
El incesto, señorita, es un pecado
por el que estoy dispuesto a condenarme"

Me alegra su vuelta, ya le echábamos de menos! Un besin,

Marisa dijo...

ja que me gustan las calles de tabernillas...

Niuqech dijo...

Me sumo a la alegría de Alejandro por tenerte publicando de vuelta en este rincón.
Un abrazo.

Irene R. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Jajajaja precioso!!
Un beso.