lunes, 30 de julio de 2012

Princesa de barrio


Estábamos  de ti todos enamorados.
En sillas de tijera, en aquel bar de barrio,
fumábamos los días y cuando tú pasabas
se detenía el tiempo, princesa de suburbio,
tu falda de percal y tu blusa de flores.

Eran años de plomo, de sueños y de barro,
y el mañana era un cine y un guateque en domingo,
en el que acariciarte  y oler ese perfume
que me persigue aún en las noches del frío,
ahora que te recuerdo y te invento de nuevo.

Ya no sé qué me queda de tus pasos de agua,
tal vez la sensación de mirarte cruzando
la calle cuando ibas camino a la academia,
esa mirada baja al pasar frente al grupo
de muchachos sentados en la vieja taberna.

No supimos ninguno cómo eran tus besos,
ni cómo era el tacto de tu pecho de niña.
Soñábamos contigo como soñaba Ulises
con Penélope  y eras la patria presentida,
esa que nunca fuimos capaces de ganarnos.

No he sabido jamás lo que fue de tu cuerpo,
lo que andarás haciendo ni quien te amó. No eras
más que el calor del sábado, un deseo imposible,
el buscarte en mi cuerpo en la cama vacía.
Dulce amor añorado en los ojos de todos.

Un amigo de entonces me comentó que un día
dejaste de pasar ante el bar. Alguien dijo
que abandonaste el barrio y el grupo se deshizo
poco a poco. Se fueron deshaciendo los días
aquellos en que eras princesa de mi mundo.  

***  

10 comentarios:

Antonio dijo...

Buenos días Rodolfo, te he leido y he recordado el nombre de mi Princesa que al igual que la tuya también se esfumó sin dejar huella, se llama Rosa María. Que tengas unas buenas vacaciones. Un abrazo
Antonio

Carlos dijo...

Esas princesas, aún desaparecidas, están siempre cerca. Dentro más bien.
buenisimo como siempre.

Anónimo dijo...

Geniales versos como siempre Rodolfo. Todos miramos a veces atrás y nos quedamos con princesas que pasaron, pero que nos devuelven la sonrisa al pensar en ellas. Un abrazo.

Unknown dijo...

Yo también he tenidos de esos príncipes, que quién sabe dónde anden!!! Me encantó este poema porque como todos los tuyos llevan implícitos un pasaje de vuelta a la nostalgia del pasado, a lo más hermoso de lo vivido! Un beso!

JOAN dijo...

Que grande eres Rodolfo, tus poemas conquistan la más preciosa de las bellezas!!

Gracias por este regalo de poema, un abrazo fuerte amigo!

(andrea) dijo...

Hermoso Rodolfo. Gracias por este poema... me hizo pensar en que la que miraban era la princesa de Joan Manuel, que un día cumplió el sueño de su madre y volvió al barrio en limusina pero ahí nadie la reconoció. Porque había perdido lo más lindo de ella.

Marisa dijo...

Niña de mirada resuelta, a la que todo le caía bien y caía bien a todos, de risa franca y corazón errante. Cuántas veces quisimos ser como ella.

Un saludo.

jaime dijo...

Agradecido.

Francisco Álvarez dijo...

Estimado Rodolfo:
Que puedo decir; quien no ha tenido una princesa. Que le da sentido al grupo de amigos. Me hiciste recordar, al grupo que solía salir. Ahora más viejos o más tristes. Recuerdo a muchas princesas que nos acompañaron por largas salidas a carretear. Soñábamos, la inventábamos, como serían sus besos, estrategias para que nos mirara. No sé, que fue de ellas, quizás nosotros lobos y ella buscando a su príncipe Azul.

Saludos del Chile De Allende.

Anónimo dijo...

Yo me encontré hace poco tiempo con uno
de esos maravillosos príncipes, con el que mis
amigas y yo también, porque no decirlo, soñábamos
hace más de veinte años. Tan perfecto. Tan imposible.
En un maravilloso segundo volvió a fijar su irresistible
mirada azul en mi,como hiciera entonces. Algo más
triste, algo más cansada tal vez, pero tan clara y cómplice
como siempre. No me saludó. No le saludé.
No hizo falta más. A nadie sé lo pude contar....
(a Salva...ese príncipe. gracias por la delicadeza que demostraste
con una amiga, cuando te lo pedí sin conocerme)
Donde quiera que estés ahora.....

Ana