La huelga general es, en democracia, el último recurso para la protesta, el desencanto. Es, probablemente, la única forma de hacer llegar a los políticos el desacuerdo con su gestión. Nunca he creído que la democracia sea sólo un acto cívico cada cuatro años. Y jamás he defendido que el malestar de un pueblo haya de esperar inevitablemente a la próxima cita en las urnas para manifestarse.
5 comentarios:
Aquí tenemos un paro general, que se ha desvirtuado porque la mitad es obligado, nos dejan sin trasporte y amenazan camufladamente y eso hace que el malestar del pueblo no sea escuchado como se debe....
Cariños...
Hola, Rodolfo:
Jamás el miedo podrá truncar los sueños de un pueblo oprimido.
Un abrazo.
Qué coño pasa en los medios y sobre todo en la gran mayoría de la gente para que al final se cargue como los responsables de la mierda que comemos todos los días a los piquetes y no a los empresarios ávidos de esclavos.
Entre tanta tormenta de mierda es un gustazo leer artículos como los tuyos y los de algunos compañeros más que alzan la voz para si no defender la huelga al menos tratar de hacer ver que esta u otro tipo de movilización ciudadana es necesaria.
Un abrazo, maestro Serrano.
Agradecido...
estupendo artículo, Rodolfo.
Un abrazo.
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