lunes, 27 de mayo de 2013

Versos hallados en un libro


Ahora que el presente es el recuerdo,
yo convoco tu nombre y tu mirada,
la soledad de plata de los días,
los viajes en la noche, habitaciones
sin sol y sin ventanas y sin nombres.

Más allá de la luz estaban tus abrazos,
el corazón helado como un fruto
de dulce tentación, cuando no eras
más que la sombra amarga de otro cuerpo.
Estabas como están los pájaros de otoño.

Detrás de las palabras y los nombres
caminaban las cosas más sencillas,
tu piel en el incendio de la tarde,
y toda el alba de oro que era verte
desnuda y sin el miedo de los besos.

El hombre estaba allí, junto a tus manos,
inevitable muerte de relojes.
En cada poro de todos los amores
respiraba la vida que me abría
los caminos azules de la infancia.

Pero ahora, en el perdido instante
en el que todo tiene el color muerto
de un futuro marcado de papeles,
me detengo fugaz y lloro a solas
por unos versos hallados en un libro.

13 comentarios:

SONIA FIDES dijo...

Habitaciones sin sol y sin ventanas y ese hombre que se queda a construir el resto de la historia. Una imagen brutal es siempre la que construye el feroz sinsentido de una escena porque es paradójicamente quien alimenta la lucidez de un hombre quieto. Enorme tu lucidez y tu quietud de hoy, querido Rodolfo

Isabel Motos dijo...

Los versos hallados en los libros son, sin duda, los mejores. Sobre todo las anotaciones que uno no recuerda haber hecho, las listas de la compra olvidadas o los billetes de autobús que alguna vez se usaron como marcapáginas...

Por cierto, me ha encantado eso de "estabas como están los pájaros de otoño"; puede que alguna vez te la tome prestada. ;)

Un abrazo desde Granada ¡y buena semana!

Anónimo dijo...

Hermoso simplemente. Los versos en los libros, ese perfume a ojas amirillentas, coloreadas por el paso de los años y tantas experiencias...tantos recuerdos. Será la belleza que deviene en nostalgia; los tiempos que se encuentran, las estaciones perdidas... en fin. Un placer siempre pasar por aquì. Abrazo!

CARMEN dijo...

Como todos los Lunes aquí estoy, fiel a tus poemas. El de hoy, estupendo como siempre.
Un fuerte abrazo.

belen dijo...

Sensillamente, maravilloso!! Hasta he podido encontrar la flor y la carta que dejé a la espera, olvidados en ese último libro.
Gracias por llenarnos de tantas palabras bonitas cada semana!!

Anónimo dijo...

Se me hizo un nudo en la garganta. Supongo que ese es un buen resultado después de leer un gran poema.
Gracias Rodolfo

Gabriela Pérez dijo...

Me encantó

mig dijo...

Bellisimo Rodolfo. LLeno de imágenes tangibles, de libros y de recuerdos, de fotos viejas, esas que nos devuelven a la vida cuando nos sentimos tan muertos.
Un abrazo, como siempre es un gusto leerte

jaime dijo...

Gracias por los versos...

Romina dijo...

más de una vez me han sorprendido recuerditos guardados en los libros.
Este ha sido el mejor de todos
un grande abrazo

Marisa dijo...

Una mezcla entre condescendencia y pudor te asaltan cuando encuentras unos versos (propios) perdidos y hallados entre las hojas de un inocente libro.

El siguiente sentimiento está próximo de la papelera más cercana.

Un saludo.

mejor la vida simple dijo...

Ni un rastro,
en este bosque de ropas vacías
sin cuerpos que aniden,
que ofrezcan un destino juntos.
Ni un trazo intencionado
cruzando la calle,
o en el paso aplazado
que no llega a darse.
Quedan sombras, perfiles,
prendidos en el asfalto,
y va creciendo un eco
debilitado y ronco,
por la espera, la duda,
por la falta de abrazos.
En este espacio estrecho y agitado,
respiro la sal, lo tuyo, lo humano,
la vida como es hoy,
sin mar en calma.
Y en el encuentro tímido
de la herida y el bálsamo,
del viento y de las hojas,
descubres una llave en casa
que no es tuya,
un camisa blanca que no usas,
un papel atrapado entre dos alas,
y ese rastro inasible
de lo que no ocurre,
de lo que no pasa.

Un abrazo, Rodolfo.

Anónimo dijo...

Sin concordancia esos no son versos son poemas escrito casi en peosa