Como poema de fin de año, allá va. Que el 2014 sea un poquito mejor
Puedes llevarte, amor, el año que termina,
Y los días del odio, los calendarios rotos,
los horarios de trenes y los mapas perdidos
las tardes de domingo y el frío de diciembre.
Las veces que he dejado tu recuerdo en las barras
perdidas de los bares, y el corazón salvaje
de tus noches, los besos y la risa del viento.
Y esa dulce manera de convocar la dicha.
Puedes llevarte todo. Porque ya nada tengo.
Aposté a tus caderas y dejé entre tus brazos
los ríos de la tierra y la palabra nunca,
la carne de tu alma y el aliento del mundo.
Esta tierra y la piel de los amores ciegos,
el vientre en el que todo revive y multiplica,
la redondez prohibida donde acaban tus pasos,
el mar, el mar, las aguas que brotan de tu boca.
Llévate cuanto quieras. Ya nada necesito.
Tengo el sabor maldito de tu sangre en los labios.
Y bebí del olvido sin poder olvidarte.
De todos mis pecados el peor es tu nombre.
Sin ti, sin ti la vida es el espejo oscuro
donde está la madrastra y yo no soy el príncipe
que pueda con un beso devolverte a la vida.
Pero puedo morir agarrado a tus brazos.
Búscame por caminos y calles solitarias.
Búscame en la nostalgia, búscame en el recuerdo,
por las noches sin ti, por la palabra amada:
"jamás me olvidarás, aunque ya no te quiera".
Búscame por las sombras, porque ahora que vives
en el abrazo de otro, te doy esta locura
de acariciar la vida que vivió entre la carne,
cuando fuimos eternos en los años de gloria.
martes, 31 de diciembre de 2013
lunes, 30 de diciembre de 2013
Tiempo
Ya no
tengo ni el tiempo necesario
para
pensar en mí. Y mucho menos
para
olvidar tu nombre.
Estoy cansado,
como
dicen que están los que regresan
a sus
miedos, y está el que vuelve
hasta
ese viejo amor. Como lo están
los que han perdido todas las batallas
y no han ganado ni oro ni pasión.
Como esos estoy yo.
Desde la alcoba
en la que
sigo este pequeño mapa
de lo
que ya será mi mundo conocido:
La fiebre
del desierto, los ríos de las náuseas,
las montañas
de papeles y recetas,
la
comida que sabe a dios y a rayos.
Los caminos
que acaban en el borde.
(Para
pensar en ti me falta el tiempo).
Quiero
pensar que el campo estará verde,
y la
lluvia debe estar ya por el cerro.
En el
pueblo a esta hora las ovejas
traerán
la tristeza de los campos.
Olerá a
humo de leña y a castañas
y un
perro ladrará en el patio del vecino.
Será
una tarde espléndida a la lumbre,
leyendo
cualquier libro de poemas.
(No he
de pensar en ti. El tiempo vence).
Quiero
pensar en rosas. Por ejemplo,
las que
un día te mandé. Será muy fácil.
Basta
con hacer hueco en prescripciones
y pastillas.
Dedicar los insomnios
a
revivir la forma en que me echabas
el humo
del cigarro por el rostro.
Pero
todo, ¿lo ves?, estaba escrito:
Que la
vida iba en serio. ¿No te acuerdas
cuantas
veces lo dije con mis dientes
mordiéndote
los labios y yo muerto?
viernes, 27 de diciembre de 2013
Antonio Sanz

Yo o aconsejo que lo descubráis. Antonio tiene una historia maravillosa tras sus letras, tras su alma limpia. Antonio es la persona que todos queremos tener al lado, escuchando su risa y su música. Sus palabras de amor. Nos vemos esta noche. Y mañana, en Libertad, 8, esta Kike Ruiz. Puede ser la semana más completa. Ánimo. Una buena manera de acabar el año.
lunes, 23 de diciembre de 2013
Toma mi cuerpo
Este
cuerpo que ves, si me miraras,
con la
carne marchita y con la sangre
recorriendo
las venas y buscando
el
mismo corazón que te buscaba,
no es el
que entonces fue, ni está a tu lado.
Porque
nada hay ya igual que aquel latido
-el
golpear que entonces golpeaba
tu
pecho al mismo ritmo que mis dedos-.
Y el
cuerpo. Y esta vida, y lo que fuera
está fuera
de mí y en ti muy dentro.
Este
cansancio mío, el derrotado
vivir que
ahora camina con mis huesos.
La
voluntad que ha muerto en la palabra
del hombre
ya incapaz de perseguirte,
sentado
en las orillas de la muerte.
Palabras
para nadie. Tú tampoco.
Brillante
azul oscuro del recuerdo,
la añoranza
del tiempo de las fresas,
el pasado
de ti, las dulces horas,
el
camino sin nadie por las sombras.
He
perdido y cambiado casi todo:
el músculo
y la dicha, los abrazos
de las
calientes aguas que habitaban
tu boca
y que me ahogaban en la tarde.
Nada de
ti conservo. Nada salvo.
Este
cuerpo que ves –si me miraras-
es el
eco lejano de mi nombre,
esa
estación perdida en la que fuimos
el
corazón salvaje de la tierra.
Hoy se
muere sin ti. Muera contigo.martes, 17 de diciembre de 2013
Aquí, por estas calles
Aquí, por estas calles y estas noches
caminamos un día. Eran los tiempos
de alcohol y cigarrillos y mujeres
con el alma rompiendo sus maletas.
Era el tiempo perdido de la dicha.
La vida que venía de aeropuertos
con niebla y aviones a Lisboa.
El tiempo del dolor y los amantes.
Venías como vienen las promesas,
dulce como el azúcar e imposible.
Y en los bares oscuros se perdían
los besos entre el humo y las palabras.
No supimos entonces que hay caricias
que matan y que hay manos
que guardan todo el frío de la tierra,
la soledad del miedo a los relojes.
Pero todos los cuerpos siempre tienen
recuerdos de otras almas. Por sus venas
corre el calor de los besos robados.
El color de los nombres que un día amamos.
Hoy camino por estas mismas calles.
Me detengo en esquinas y en portales,
te busco inútilmente. ¿Cómo eras?
Daría cualquier cosa si pudiera
recordar el sonido de tu nombre
cuando eran mis labios los que abrían
cada noche el mar entre tus piernas.
caminamos un día. Eran los tiempos
de alcohol y cigarrillos y mujeres
con el alma rompiendo sus maletas.
Era el tiempo perdido de la dicha.
La vida que venía de aeropuertos
con niebla y aviones a Lisboa.
El tiempo del dolor y los amantes.
Venías como vienen las promesas,
dulce como el azúcar e imposible.
Y en los bares oscuros se perdían
los besos entre el humo y las palabras.
No supimos entonces que hay caricias
que matan y que hay manos
que guardan todo el frío de la tierra,
la soledad del miedo a los relojes.
Pero todos los cuerpos siempre tienen
recuerdos de otras almas. Por sus venas
corre el calor de los besos robados.
El color de los nombres que un día amamos.
Hoy camino por estas mismas calles.
Me detengo en esquinas y en portales,
te busco inútilmente. ¿Cómo eras?
Daría cualquier cosa si pudiera
recordar el sonido de tu nombre
cuando eran mis labios los que abrían
cada noche el mar entre tus piernas.
lunes, 9 de diciembre de 2013
Espero hoy
De
todas las historias guardé siempre
una
especial nostalgia por aquella
de tu
cuerpo y el mío en la penumbra,
de la
casa y la calle conocida.
Y el
espacio de tinta en los papeles
de amor
y las canciones tristes.
Y de
todo aún conservo en la memoria
tus pasos
por la casa, los veranos
en algún
mar lejano y ese gusto
de sal
que te quedaba por el pecho
en la
siesta de hotel. El vino blanco
en la
terraza abierta de la playa.
Guardo
las cosas, las noches del otoño
en el
porche de los primeros fríos,
y sin
pensar en nada, el cigarrillo
de
después de cenar. Alguna estrella
asomando
en las nubes. Y los gatos
huyendo
de la luz de la farola.
Hoy que
tengo vencidos hueso y carne,
cuando
estás tan cercana que no puedo
mirarte
más allá de mi recuerdo,
apenas
tengo nada que llevarme
al
corazón cansado. Sólo esa
sensación
de que el ayer es el presente.
Huyamos
esta noche de nosotros.
Cambiemos
a la vida. Rebusquemos
en la
cama sudores de otro tiempo,
una
pasión de amor, aquel mordisco
de tu
boca en mi hombro cuando era
tu
cuerpo el atlas más hermoso de la tierra.
Para
poder, otra vez y para siempre,
atravesar
el sueño de la noche,
revocar
la promesa de no verte,
esperar
a los trenes del pecado,
dejar
la soledad, buscar la vida
en los
ojos de cualquier viejo amor.
Espero
hoy, ahora, lo que venga
más
allá de la voz que un día me dijo:
El
olvido es la única promesa
que
respetan el tiempo y los amantes.
martes, 3 de diciembre de 2013
Nada tengo
Cuanto
quise y soñé me llega cuando tengo
apenas unas
horas de la luz de los días,
un
futuro imperfecto, tan corto como el beso
de la
palabra amada y del abrazo ajeno.
Y de
todos los sueños que me llegan ahora,
esa falda
de flores, la soledad de hoteles,
esa
absurda promesa de eternidad de noche,
me
queda sólo el roce de un pájaro en la lluvia.
Nada
quiero yo ahora. Me sobra ya la furia
del instante
perdido, del camino ignorado,
de
tantas cicatrices abiertas cuando eras
tan
cierta como el pan y sólo voz antigua.
No hay
días por delante que pueda llamar míos.
Ni
guardo en los zapatos el polvo de tus pasos.
Cuento
pacientemente cada gota de agua
que me
marca este tiempos de nubes y tormentas.
Estoy
aquí esperando, como quien tiene todo
y todo es
la esperanza de los lejanos días.
Para
vivir en ti me sobra cada instante.
Esperar
es dormir sin sueño ni relojes.
Nada
busques en mí, como yo nada busco
del recuerdo
de alas que tenías en la carne.
Todo
empieza esta tarde. En el minuto exacto
en que siento
que tengo lo que siempre he soñado.
Y el día 5 en Libertad, 8

Y el día 5, en Libertad, 8 estaré con mi amigo-hermano Emiliano del Río. Y con más gente. Haremos una fiesta de despedida con cantautores y poetas. No os podéis perder esta celebración. Porque será una celebración de música y poesía. Os espero a las 21.30 horas, con una cerveza. Bienvenidos
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