Afuera debe
estar el tiempo detenido.
Habrá pájaros
húmedos en la higuera de enfrente.
Y la
lluvia caerá como un manto de besos.
Las
encinas, lejanas, serán sombras mojadas.
Pasará triste un perro por la calle desierta.
El
canalón dorado tendrá el ruido monótono
de un
cantar olvidado en la tarde de enero.
En la
iglesia estarán las viejas. Y los niños
gritarán
en la plaza de piedras y de hastío.
El pueblo
debe ser una mancha de niebla.
Llegarán
por los cerros nubarrones oscuros.
Y en la
casa vacía tendrá la chimenea
añoranza
de fuego y de amor a la lumbre.
El
reloj sonará en la torre. Las horas
irán lentas. El campo estará triste y sólo.
Me
acercaré despacio. No sé si habrá silencio
mayor que
el dulce estruendo
del
agua en los cristales. Si estuviera allí ahora
iría
lentamente a tu cuerpo y mis manos
te buscarían
torpes mientras suena la lluvia.
De todo
lo que tengo salvaría este instante.
Esta
suave nostalgia de tormenta y deseo.
En el
sofá, la manta nos estará esperando
Y la
fiebre vendrá con los últimos fríos.
Tus
manos en mi frente. Anochece. Me duermo.
8 comentarios:
Excelente, es como volver al pueblo de infancia, al verano bajo la parra y los barreños de agua bajo el sol de la tarde, a recordar a la abuela con su pelo blanco de cal y sus pasos rápidos preparando con esmero la merienda. Un fuerte abrazo maestro.
Excelente, es como volver al pueblo de infancia, al verano bajo la parra y los barreños de agua bajo el sol de la tarde, a recordar a la abuela con su pelo blanco de cal y sus pasos rápidos preparando con esmero la merienda. Un fuerte abrazo maestro.
Hermoso poema, amigo. Ha sido una gozada leerlo y disfrutarlo.
Y, al final, de la vida lo que salvamos son siempre los instantes...
Precioso poema, Rodolfo. Así da gusto volver a la rutina. :)
...y la lluvia caerá como un manto de besos....
Gracias amigo, abrazos
Resulta un placer retomar las buenas costumbres de leer y releer tus tiernas palabras, que son sosiego entre tanta tormenta. No sólo nos haces sentir mejor, sino que además creas ese pequeño rincón al que volver para recordarnos la importancia de valorar las cosas más sencillas, que muchas veces por las prisas y otras tantas por inconsciente indiferencia, dejamos de lado. Gracias por recordarlas cada semana. Un abrazo desde El Escorial.
Ana
¡Muy bonito el poema,me remonta a mi pueblo ,y a tantos sentimientos!!!(un abrazo,Rodolfo)
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