martes, 27 de mayo de 2008

Córdoba de nuevo

He escrito muchas veces de Córdoba. Y hay días como éste en que el alma huye a Córdoba. Se mete por sus callejuelas, escucha a su gente, se refugia en sus bares. bebe ese oro de sus vinos. Se sienta junto al río y ve pasar la vida sin prisas.

Hay días como éste, en un Madrid desapacible, medionublado, en el que la añoranza de Córdoba me cala hasta los huesos. Quisiera uno, entonces, darse un paseíto hasta las Tendillas, acercarse al bar Correo y hablar un poco con Manolo, con cualquier de los dos, con Maribel, con alguno de los clientes amigos, apoyado en el rincón de la barra y no hacer nada. Sólo esperar.

O irse al Carrasquín, o al bar de Paquito, al de los amigos frente al Ayuntamiento, o acercarse dando un paseo hasta la Judería, el Callejón de las Flores. Y sentarse junto a la mezquita y leer unos versos mientras pasan gritando los niños que salen del colegio.

Y luego, aburrirse en Córdoba. Dejar pasar las horas con el olor a azahar entrando por el pecho hasta llegar al corazón. Encontrarse a alguien por la calle y pegar la hebra. Hablar del último chiste, de la última comidilla, y saludar al que pasa como si fuera conocido de siempre y para siempre.

Hay días que uno quisiera estar en Córdoba. Para, luego, por la noche, acercarse al bar de Las Niñas, a última hora. Encontrar siempre a los amigos y apurar el tiempo entre sonrisas, esperando la madrugada, sin prisas para nada. Sin prisas para la vida ni para la muerte. Dejarse ir en Córdoba, mientras el reloj de las Tendillas marca con su sonido de guitarra las horas imposibles de una ciudad sin tiempo.

27 comentarios:

Javi dijo...

Buenas Rodolfo!!!

Yo he estado varias veces en el bar Correo, es famosísimo en Cordoba, es uno de los pocos bares donde puedes ver a la gente bebiendo y conversando de pie en la calle alrededor de la escasa fachada del bar.
A mí me personalmente me encanto

un abrazo

-javi-

Lunazul dijo...

Preciosas palabras para una tierra que me queda tan cerquita del corazón..

Se nota que allí eres feliz :)

Un beso, Rodolfo.

AROAMD dijo...

Sí hay en que una quisiera estar en Córdoba... a mí me viene esa frase tantas veces a la boca en este Madrid, pero mi Córdoba está más lejos que la tuya... a 10.000 kilómetros...

La Córdoba de aquí, en la que sólo he estado una vez y otra de paso bien merece también la nostalgia de sus callejuelas.

montse dijo...

No he ido nunca a Córdoba, aunque leyendo estas líneas me ha parecido estar allí.

Gracias, y mil gracias de nuevo porque has conseguido que vuelva a leer poemas, al igual que lo hacia cuando tenia 15 años.
Hoy he recibido dos de tus libros "al oeste hay apaches" y "especial para cócteles", a ver si algún día nos encontramos y me los dedicas...

Por cierto, tengo una curiosidad, imagino que poner un titulo a un libro es algo bastante meditado, me gustaría saber porque este libro se llama "al oeste hay apaches".

Gracias.

pennylanebcn dijo...

dejarse ir en Córdoba...precioso.
Un post exquisito y dulce Rodolfo.

Aún no lo sé seguro pero es posible que antes de terminar el año vaya a pasar unos días.
Ya te contaré qué tal, si es que al final puedo ir.

Besos

Marta dijo...

QUERIDO RODOLFO
Sabes solo he estado una vez en Cordoba...bueno es mentira hoy estuve contigo pasendo por sus calles, tomando unso vinitos en el bar, y sobre todo reteniendo por mucho tiempo ese olor intenso de azahar, junto al patio de los naranjos de la Mezquita, gracias por el paseo.

petonicos, sempre, per tu.

SONIA FIDES dijo...

"Y luego, aburrirse en Córdoba".

Querido Rodolfo me alegra saber que tú también eres de los que desea aburrirse en los lugares queridos, que no eres de esas personas que se obliga a divertirse porque sea fiesta o a visitar todos los lugares de una ciudad porque lo dicta una guia turística. Las ciudades, los pueblos, los países son para vivirlos con sus fiestas y sus aburrimientos.

Un abrazo súper.

mnserrat dijo...

Un dia de estos
pinto de verde mi mochila y mi bici
para irme a Cordova!!!!


Saludos y besazos Poeta!!!!


Montserrat

En El Corazón del Bosque dijo...

¿Qué tendrá Córdoba que a todo el que pasa por allí embruja?

Siempre me viene a la mente el poema de García Lorca que tantas veces me tocó recitar en el colegio. "...aunque sepa los caminos, yo nunca llegaré a Córdoba..."

Preciosa Córdoba.

Anónimo dijo...

Lo que daría por ir a Cordoba a ver esa ciudad de la que tanto me hablaba mi madre...
me recordaste:

Llegan con los tacones sucios del barro de los parques,
con un perfume espeso de flores venenosas.
Llegan con gafas negras, radiantes, despeinadas;
la noche las recubre con un palio morado.
Toman licores densos con aires de tragedia.
Tienen nombres de diosa, de colonia o de gato.
No son invulnerables a las historias tristes
y huyen de madrugada, como lunas esquivas
Martes

Álvaro Dorian Gray dijo...

Rodolfo, te ha faltado hablar sobre la comida... flamenquines, rabo de toro, salmorejo...
saludos y salud

Eclipse dijo...

Aburrirse en Córdoba...
me ha parecido las imagen más fantástica de añorar una tierra que puede darle a uno lo que sea... desde la paz de la contemplación hasta el vicio de la saciedad que nos permite aburrirnos y disfrutarla así.

U.B dijo...

Hey, que en Madrid también pueden hacerse cosas bonitas...

Anónimo dijo...

Rodolfo, fabuloso!, de principio a fin...

Mientras te escuchaba hablar, me fui yendo hacia mi Córdoba, que es una ciudad llamada Mar del Plata. Hace ya varios meses que no puedo ir.

En esta parte del año, de otoño tan frío y gris, el mar tiene una magia muy particular cuando te suspira en la cara. Te transporta, aunque no lo quieras, a otro tiempo. A veces, cuando el murmullo de las olas y el sonido de las gaviotas es tan parecido al silencio, te abraza la soledad más absoluta. Otras, en cambio, cuando el sol sale detrás del plato azul y oscuro, te observás pisando la misma arena, en los brazos de una mujer que no querés ni podés olvidar.

Abrazos, gracias.

Inma. dijo...

Hola Rodolfo. Por fin recibí por correo su libro “Al Oeste hay Apaches”. Precioso este poema que da título al libro, así como la ilustración que lo acompaña. (Con territorios enemigos así... ¿quién quiere territorios amigos, verdad?)
Especialmente me han emocionado: Lección de historia, Mensaje encontrado en una botella, La vida es injusta, Oración, Destino desconocido, 30 minutos antes, etc.
Algunos ya los conocía por este blog y otros los he descubierto ahora. Aunque ya se haya sugerido en el prólogo, simplemente comentar que encuentro que la belleza de estos versos radica en que recogen y acogen sentimientos tan profundos y universales que, contextualizados en y por la época en la que nos ha tocado vivir, consiguen que nos veamos reflejados de modo cercano y certero en cada uno de ellos.
Gracias sinceras.
Ah! y preciosa también la dedicatoria del libro :)

Mar y Sol(a veces tenue y otras no) dijo...

Qué linda descripción de la ciudad, aunque no la conozca pero la pintó muy bien como siempre...
Un abrazo!

Felipe dijo...

Hace muchos años, dormí en la estación de Cordoba, antes de recorre la ciudad. Para mi tambien es un recuerdo, tengo que volver.El rincón de las flores me entusiasmo, la sencillez y a la vez su colorido dejaron huella.
Volvere a recorrer sus calles y sus bares, pero ahora siendo más consciente y recreandome en todos los detalles.
Un saludo

eva dijo...

Ahora que vivo en una ciudad grande se echa de menos el aburrirse en una ciudad pequeña, la gente, su comida , yo estaba imaginando lo mismo pero con pontevedra, de donde yo soy y ahora estoy a 1200 km

eigual dijo...

Yo pude sentir esa sensación, pero tras la barra. En el bar que todo el mundo llamaba "las niñas" (casualidad) porque lo regentaban dos chicas jóvenes llenas de sueños. Era yo quien esperaba a Paco cada mañana para servirle el café sólo con magdalenas. Y a Blas su copa de anís pa' calentar el cuerpo. Y luego, con una mirada, todo el mundo se conoce. Y no hacía falta más que levantar la mano y sonreír para saberse apreciado. Hoy has conseguido que recuerde aquella Granada, dentro del bar, donde conocí tantas personas y tanto cariño, que sé que no podría haber conocido en otro lugar, más que en ese. En esa esquina, en el bar Castillo.

Un abrazo Rodolfo.

Anónimo dijo...

Me parece un pecado de los grandes no haber estado todavía en Cordoba,pero me parece también que la conozco un poco más desde que me paso por aquí,Rodolfo.

¡Qué hermoso post!Me gustaría de veras aburrirme en Córdoba después de que me dolieran los pies por habermela pateado de arriba a abajo, y sobre todo me gustaría que me la enseñara alguien que la quisiera tanto como usted.

Un abrazo.

Romano dijo...

Correo,increible Bar,nunca vi nada igual,gratisimos recuerdos me trae,,,

Un fuerte abrazo Rodolfo

Anónimo dijo...

"Sin prisas para la vida ni para la muerte"

Ojalá pudiesen vivirse asi todos los dias, teniendo tiempo para respirar sin quedarse sin aliento,
para detenerse en cada segundo el tiempo que sea necesario, sin tener que sentir que la vida.. se nos escapa con prisas y ansiosa.
sentarse en un parque hasta arrugarnos con sus hojas.. hasta que el sol nos apagase y nos volviese a encender..

Córdoba me tuvo atrapada hace unas semanas, y me caló el naranja de sus cielos inmensos abrazando la historia de sus patios y sus calles.

aún me quedo en ese atardecer, un rato cada dia, recordando como tú los gritos de los niños al salir del cole, la mezcla de lenguas que reverberaban en la mezquita, el cristo de los faroles y la luz de las velas que lo sostenian.. el olor en los jardines del alcazar de los reyes cristianos..

sigo leyendo tus poemas cada dia,
vuelvo a llenarme de vida.

gracias por contagiarme de ti.

un abrazo.

Иú®iĂ dijo...

oh! yo no estuve nunca en córdoba pero el jueves que viene me voy de vacaciones unos días justamente ahí, descubrir córdoba, y después de leer este post aún me han entrado más ganas de perderme por sus calles y descubrir esos lugares...

Alguna sugerencia de algo que no deba dejar de visitar en córdoba?

Andante dijo...

Hace unos años, la visité.
Su visita surgió mientras hacíamos otra visita, y quien me acompañaba me dijo:¿Dónde está ese edificio con esos arcos rojos y blancos?.
Desde ese día, cada vez que hablamos de la Mezquita y de la Alhambra no podemos más que decir, la Mezquita de Granada y la Alhambra de Córdoba, y nos volvemos a reir.(je,je,je)

Tras las risas, no podíamos volver a Castilla sin ver el citado edificio, por lo que tomamos un tren desde Granada y nos fuimos a Córdoba.

El tren iba como nuestra vida, sin pausa, pero sin prisa.

Al llegar a Córdoba, tomamos un autobús, y como éramos los dos únicos viajeros, en un día de calor, pues el conductor ¿o nosotros? no recuerdo, comenzó a charlar con nosotros.

Y nos ofreció, una visita comentada por la ciudad, por el precio del billete. Y nos la ofreció y nos la dio. Fue la primera amistad que entablamos en Córdoba.

Yo también recuerdo ese reloj, pues es inesperado. Recuerdo el alojamiento en el barrio judío,....
Volveré algún día, con más tiempo, con menos prisa, pero ahora que ya mi compañero, esposo, amigo, amante, no confunde la Alhambra y la Mezquita, ahora ya, para conocer otros rincones, para perdernos y si es preciso, para aburrirnos también un poquito en la vida.

Un saludo.

Paseando por tu nube dijo...

Hay dias, si, que se desea eso que no se tiene aunque sea tan facil de conseguir.
Hay dias, si, que nos hacen sentir en el alma esa regresión a días tranquilos y felices.
Hay días... en que algunos regresamos
Besos de reencuentro

Marta dijo...

Guardo muy buenos recuerdos de mi primer viaje a Córdoba y a los pueblos de dónde son gran parte de mi familia( Rute e Iznájar).Recuerdo los paseos, la luz, las noches claras...

Saludos, Marta.

Anónimo dijo...

Hola.
Me ha encantado lo que he leído,su manera de hablar del Bar Correo al que tanto cariño le tengo por ser hija de uno de sus "Manolos",por su forma de añorar Córdoba,una ciudad preciosa por sus calles,sus gentes y su mezquita. Me he emocionado al leerlo porque creo que la gente de mi edad (18-19 años) no sabe apreciar lo que tenemos en Córdoba y no sabe disfrutarlo.

Un beso y un cordial abrazo