jueves, 23 de octubre de 2008

Un viaje

Durante una semana estaré ausente. Motivos de trabajo me llevan fuera de España por unos días. Abrazos a todos y hasta la vuelta. Ya contaré.

miércoles, 22 de octubre de 2008

El abrazo

Llueve en Madrid. Día desapacible y frío, con ese aire suave de melancolía. Estamos los de siempre en el andén de Moncloa. Sueño y, ya, el primer cansancio. Los mismos jóvenes con su mochila, el mismo hombre trajeado y ausente. Las mismas muchachas con los libros contra el pecho. La misma mujer que, adivino, va hacia esa casa donde friega escaleras o cuida de un anciano. Camino a lo largo del andén y me los cruzo. Son una pareja de mediana edad. Hace unos años serían ya mayores. Hoy tienen la serenidad de una madurez tranquila.

No se dicen nada. No sonríen. Pero él la tiene cogida fuertemente por el talle. Es como si la abrazara. No es sólo el brazo descansando en otro cuerpo. Es un abrazo en la cintura que adivino apretado y firme. Hace unas semanas hablaba de una pareja de ancianos que cogidos de la mano andaban por este mismo lugar. Esta puede ser la misma, unos años antes. Ellos serán los mismos dentro de unos años.

Nadie se fija en ellos. Me da vergüenza seguir mirándolos y desvío la vista. Ellos no miran a nadie. Serios y en silencio, permanecen a un lado del andén. Esperan. Pienso, otra vez, que el mundo está aquí, que la vida está aquí, en este andén. Que todas las historias de amor se resumen en esta pareja, en el brazo protector que aprieta contra sí el cuerpo de la mujer. Mientras, llega el metro y corremos todos a buscar un asiento en el que descargar el cansancio de los días.

lunes, 20 de octubre de 2008

En la barra del bar

Parece, me asegura, que vendrán tiempos duros.

Que las cosas se tuercen. Y es que a mis tantos años

uno tiene recuerdos de tiempos parecidos

y el miedo, nuevamente, me viene como un vómito.


El miedo a aquellos años de zotal y de gachas.

De frío por las calles y de coles hervidas.

De manos levantadas en los cines más grises.

De mujeres vendiendo los cigarrillos sueltos.


De niños en la inclusa, estraperlo y canciones,

Y de hombres cargando maletas de cartón.

Y, sobre todo, mire, de falta de esperanza

hacia un mañana donde no habitara el olvido.


Ya sé que no es lo mismo. Y, afortunadamente,

esa historia de sangre ha quedado enterrada.

Pero vuelve la angustia del salario y la casa

Y las preocupaciones del trabajo y la compra.


No entiendo de intereses ni crisis financieras

pero sé que son armas que siempre se descargan

contra el hombre sencillo que tiene sólo un vino,

y un cigarrillo negro para espantar la vida.


Duermo mal muchas noches. Y mi mujer me dice

que los chicos no pueden soportar la hipoteca

y no sé que me cuenta de que han dicho en la tele

que habrá que apretarse, todos, el cinturón.


Así que no le extrañe que me sienta cansado,

Y que piense que España nunca tendrá remedio.

Que el gobierno tendría –yo no sé- que hacer algo

Y tema que este invierno se nos anuncie duro.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Hambre

Hace unos meses, se comentaba en este blog la cumbre contra el hambre de Roma, celebrada el pasado mes de junio. Leí entonces que con 30.000 millones de euros se podía acabar definitivamente con el hambre. Eran 19 países los que se reunieron. No llegaron a acuerdos y lo único que se consiguió fue el compromiso de aportar 6.000 millones de euros para luchar contra el hambre. Hasta ahora se han recaudado 3.000 millones. De ellos, Francia ha puesto 1.000 y España 500.

¿Sabéis cuánto se ha aportado para salvar a los bancos? En toda Europa creo que es más de un billón de euros. ¿Sabéis cuánto aportará el Estado a los bancos sólo en España? A bancos que han presentado beneficios de entre 2.000 y 10.000 millones de euros en 2007. Pues se habla en el plan de Zapatero de unos 100.000 millones de euros.

La verdad es que no hacen falta comentarios. Un mundo capaz de incumplir sus propios compromisos de 6.000 millones de euros, que es incapaz de sacar 30.000 millones para erradicar el hambre, se moviliza para salvar un sistema financiero que se ha enriquecido durante décadas y cuyo despilfarro nos ha llevado a la situación actual.

No seré yo quien se oponga al rescate del sistema. Sé que eso, al final, es necesario para que no aumente el paro, para que haya liquidez en los mercados, para que las pequeñas empresas, los pequeños comercios sigan funcionando, para que el mundo no entre en la bancarrota. Pero, Dios mío, ¿tan difícil era conseguir esos 30.000 millones para acabar con el hambre del mundo y tan fácil es lograr que los Estados inyecten cientos de miles de millones para salvar el sistema capitalista?

Seguirán muriendo miles de niños, miles de hombres y mujeres a diario en el mundo a causa de la pobreza. Y mientras, nuestros banqueros, tras contar sus beneficios, tienden la mano al Estado -a todos nosotros- para seguir manejando el hambre, un sistema cruel e injusto que aumenta, cada vez, el abismo de la diferencia. Sucede que a veces me canso de ser hombre...

lunes, 13 de octubre de 2008

Premio Mesonero Romanos

Me da un cierto pudor, pero, al mismo tiempo, quiero compartir con mis amigos que me acaban de conceder el Premio Mesonero Romanos de Periodismo Villa de Madrid. Estoy feliz porque, si algo puede hacerme feliz es que, de algún modo, se reconozca mi cariño por Madrid y sus habitantes, por este universo maravilloso que es Madrid.

El Premio ha sido concedido por mis crónicas publicadas en el diario Qué! a lo largo de estos años. Sólo quiero compartirlo con vosotros y dejar constancia que entiendo que en buena medida se premia al diario por sus informaciones de Madrid, por su rigor y por su amenidad. Gracias a todos los compañeros del periódico que han apostado por mí y que me han dado la oportunidad de escribir en sus páginas. Gracias especialmente a José González, con el que quiero compartir el premio y que ha puesto toda la belleza de sus fotografías a mayor gloria del texto. Gracias a todos. Estáis invitados a unos vinitos.

Neruda en el corazón

Puedo escribir los versos más tristes este lunes.

Escribir, por ejemplo: me duelen tus dolores

y el sueño de los niños que marchan al colegio,

las noticias de sangre que me traen los periódicos.


Me duele esta mañana, mientras el mundo gira,

y en las bolsas el hambre cotiza siempre al alza,

quisiera en este lunes hablar solo de amores

y de astros que tiritan azules a los lejos.


Pero cae la lluvia y la radio me dice

que vienen malos tiempos en los que los abrazos

no están garantizados y los cuerpos dejaron

de ser dulce refugio para el dolor diario.


Así que, lentamente, tomo el metro y te miro

en cada ser humano que en esta gris mañana

me besa con tu nombre bordado en mi camisa.

Y la vida me envuelve el corazón y el tuyo.

jueves, 9 de octubre de 2008

No os necesitamos

Dice el Ministerio de Trabajo que ya no hacen falta inmigrantes limpiadoras, asistentas, albañiles y no sé cuantos oficios más. En consecuencia, cuenta El País, quedan prohibidos los contratos en origen de estos inmigrantes. Este post debería acabar aquí. Porque cuesta trabajo comentar una noticia así. Ya no nos hacen falta. Ahora se les dice adiós, sin agradecerles siquiera los servicios prestados.

No sé, la verdad, si se trata de una medida para acallar las críticas de la derecha, esa que dice que vienen de fuera a quitarnos el trabajo, o si la situación es tan grave que ya no hay posibilidades de dar más trabajo a nadie. Me van a perdonar, pero siempre he creído que la igualdad de los seres humanos debe llegar también a ofrecer las mismas oportunidades a cualquier hombre y mujer que busca calmar su hambre, independientemente de su color, su nacionalidad o su sexo.

Sé que puedo parecer ingenuo y hasta antipatriota si digo que todo ser humano tiene derecho al trabajo y que las fronteras son líneas en los mapas y nunca pueden servir para marcar el territorio del hambre y la desesperación. España, hasta ahora, casi generosa abriendo sus brazos a la inmigración, cierra definitivamente sus puertas y, como toda Europa, levanta murallas para contener la presión de otros mundos con menos suerte y oportunidades.

Mientras tanto, mientras hay gentes que luchan cada día por un pedazo de pan, los ejecutivos de AIG, una de las entidades norteamericanas, rescatadas con dinero público de la bancarrota, se han gastado 440.000 euros en un hotel al que acudieron para celebrar la operación y curarse el stress que les causaba la situación.

Hay recursos en el mundo para que nadie pase hambre. Hay recursos para que todos los seres humanos coman todos los días. Pero preferimos poner fronteras, negar el trabajo, utilizar ese dinero de todos para que unos ejecutivos bien pagados se liberen de las tensiones a las que su incapacidad les llevó.

Dice el Ministerio de Trabajo, que ya no nos hacen falta los inmigrantes. Dicen, en vuestro caso, concreto,queridos amigos de latinoamerica, que ya no nos hacéis falta. Que nos sobráis por aquí. Nos sobráis, vosotros, nietos de españoles que un día emigraron buscando fortuna. No os queremos a vosotros, a quienes lleváis con orgullo un apellido español. Ya no nos hacéis falta, hermanos.


lunes, 6 de octubre de 2008

Viejo amor

“He perdido tu teléfono”, me dices

y añades algo de una agenda extraviada.

“Yo te llamo y quedamos cualquier día”.

Pienso en aquellos años de palabras

cuando tus labios eran

el pecado más limpio de mi vida.


Tantos años después miro tus ojos,

buscando el imposible escalofrío

de una pasión sin norte y sin fronteras,

cuando beber tu nombre era el trabajo

la única tarea

que ocupaba mis horas y mis noches.


Luego el mundo se hizo más difícil.

Vinieron gaviotas por las calles

y las noches se hicieron con olvido.

Y aunque tu voz quedara como un niño

en mi pecho, tu llamada

dejó de enviarme sobresaltos.


Y quisiera decirte mientras me hablas

que no hay nada, que pueda, viejo amor

poner de nuevo en marcha nuestras almas.

Pero callo. Y te apunto sonriente

en un ticket de metro

mi teléfono: seis treinta y nueve dieciocho...

viernes, 3 de octubre de 2008

El paro

Llegan malas, malísimas noticias. El paro de nuevo, en niveles insoportables. Vuelven las colas del INEM, vuelve la desesperación para millones de familias. Hay ya más de 2,6 millones de parados. Y mientras, nuestros políticos se dedican a los suyo: a culparse los unos a los otros por esta situación. El PP, encantado de que las cosas vayan mal. El PSOE, perdido en su oceano, negando hasta ayer una crisis que se ha llevado por delante el trabajo de cientos de miles de familias: 600.000 en lo que va de año.

No quiero escribir más. No sé si hay soluciones, pero el paro sume en la desesperación a las familias, al hombre que se cruza conmigo en el metro, en el bar, en la calle. Un comentario en uno de los posts anteriores, el de deivid, dibujaba en cuatro líneas y mucho mejor que yo, cuál era la situación. La cola del INEM, contaba, daba la vuelta a la esquina, y eso a hora muy temprana.

Qué decir más. Qué podemos decir cuando todo son palabras que en nada solucionan el problema real.

jueves, 2 de octubre de 2008

Niños

Nada, dicen, es tan hermoso como los años de infancia. El tiempo cambia y dulcifica los recuerdos. Los años quitan aristas en las personas y en los hechos. Rememoro cada vez más con mayor nostalgia, los años en el pueblo, los días de sol, los juegos en la plaza, las carreras con el aro que mi padre nos hacía, las horas de las siestas de verano, jugando con mis hermanos y con mis amigos, los días de escuela, aquel olor a tiza y a sudor infantil. Las persecuciones detrás de las niñas. Los primeros cigarrillos de anís del Tío Pavana.

Huyo muchas veces hacia aquellos años en los que, ignorante de muchas cosas, era tan feliz. Posiblemente porque con la edad las cosas duelen más, se siente uno más indefenso ante la brutalidad de un mundo que no nos resignamos a aceptar.

Mi nieto tiene dos meses y medio. Lo miro reír y moverse, lloriquear sin lágrimas. No sé qué mundo tendrá. No sé el futuro que le estamos preparando. Ojalá un día tenga la posibilidad de recurrir a su infancia para huir de la dureza de la realidad. Cada mañana, al ir a coger el autobús, encuentro a niños con los ojos cargados de sueño camino del colegio. Los veo sentaditos en la parada, supongo que pensando en sus cosas, cercanos a su madre o a su hermana mayor (es curioso la cantidad de niños pequeñitos a los que acompaña una niñita, seria y formal ) y la forma en que se arriman, se protegen en ella de la crueldad del día.

Leo, aterrorizado, que han desarticulado una red de pedófilos y escucho a uno de los responsables de la investigación decir, horrorizado, que la capacidad del ser humano para la maldad es inimaginable. Y pienso en esos niños a los que se les ha asesinado toda su infancia. Pienso en la angustia de tantos niños que jamás comprenderán de qué forma tan brutal se les ha roto una vida que tenía que estar basada en la felicidad y en la risa.

No alcanzo a entender cómo se puede hacer daño a un niño, cómo se puede gozar con el sufrimiento de un ser indefenso y puro. Si hay algo que nunca tendrá perdón es este tipo de dolor. Miro a los niños en el autobús, veo sus caritas cansadas ya tan de mañana y me siento incapaz de perdonar a quien es capaz de romper sus almas.


miércoles, 1 de octubre de 2008

Vuelta a la cárcel

Dos narcotraficantes que, por un error judicial, fueron puestos en libertad al sobrepasar el período de prisión preventiva, se han presentado voluntariamente en la comisaría, pidiendo que les devuelvan a la cárcel. En ella pueden comer. Aseguran que viven en la indigencia y prefieren los muros de la prisión y las tres comidas diarias aseguradas.

Hace unos años, leía, con una sonrisa incrédula, una noticia igual en un periódico de mi amada Argentina. Hoy la noticia se produce en España. Ya sé que no deja de ser más que una anécdota, pero, posiblemente, haya mucha gente que hoy, en nuestro país, prefiera la seguridad de una cárcel, esas tres comidas diarias, la calefacción ante este invierno que se anuncia crudo, a la libertad.

En cualquier caso, me parece un síntoma de la crisis, aunque bien es verdad que, repito, no deja de ser una simple anécdota. Cada día leemos en los periódicos que la situación va cada vez a peor. Y sólo hace falta coger un taxi, entrar en un bar, para escuchar la realidad de las cosas: se cogen menos taxis, se consume menos en los bares y ni siquiera los menús de 8 euros tienen ya su éxito asegurado. La gente se toma su pinc hito de tortilla y toma el café sin la copita de después. Son pequeños síntomas de una situación terrible y que no parece ir a mejor.

Solbes decía ayer que los depósitos de los bancos están garantizados, que no hay peligro de caída en los bancos españoles. Pero la buena gente tiene miedo y piensa que puede perder esas cuatro perras que guardó en su día para cuando vinieran mal dadas. La buena gente tiene miedo al paro, a no poder pagar su hipoteca y alguno me ha comentado su intención de sacar su dinero del banco y recurrir al viejo método de guardar bajo un ladrillo las cuatro perras que aún le quedan.

Malo es cuando el miedo entra de esa manera en un país. Malo porque denota una falta de confianza en las instituciones. Porque demuestra que la gente ya no cree en nada. Hasta hace poco esto no era una crisis. Nos dijeron que no era una crisis. Hoy nadie lo niega.

Y mientras tanto leo un dato esperanzador: uno de cada dos euros, la mitad de los Presupuestos Generales del Estado, irán destinados a gasto social. Digo esperanzador porque me parece positiuvo que en los tiempos que corren el gasto público esté orientado en esa dirección, pensiones, subsidios, ayudas. Baja el Presupuesto de Defensa (bien), pero no bajan, sino que suben las aportaciones a la Casa Real que se sitúa en casi 9 millones de euros (mal). la crisis no es para todos. Está visto.