lunes, 21 de octubre de 2013

Leyendo en un bar

Un bar cualquiera. En esa hora
amable de la tarde. Huele a serrín y hastío.
El calor del verano detrás de los cristales.
Un camarero, con los brazos cruzados
mira un partido
en el televisor. Una muchacha,
muy joven y muy bella, se detiene
un instante en la puerta. Su figura
se recorta en el aire espeso de la calle.

Sólo un momento. Su mirada
recorre en un vistazo
el local. Noto sus ojos
pasar sobre mi cuerpo abandonado
en el sofá cansado. Ni siquiera
me ha visto. Luego, despacio,
vuelve sobre sus pasos. Y su cuerpo
es nada más recuerdo de otro cuerpo.
El pelo largo y suelto,
lo mismo que si fuera cualquier virgen hallada
en la iglesia del pueblo de la infancia.

Si hubiera sido ella. Cuántas veces
soñé con este encuentro en esos días
de algodón y de copas. No hay amor
capaz de derrotar el tiempo ido.
Vuelvo al libro y releo
los versos de Catulo:
“¿Quién irá a ti hoy? ¿Quién tu belleza
verá? ¿A quién amas ahora?
¿De quién se dirá que eres?
¿A quién besarás? ¿A quién
morderás los finos labios?”

Y más allá de ello, la muchacha
que un instante fugaz
me trajo hasta este bar
el recuerdo perdido de tus ojos.

9 comentarios:

Suso dijo...

Plof! tremendo zarpazo alos amores perdidos en el tiempo que viven todavía dentro, rutinarios, ahí metidos, flotando... y salen, con otros ojos, otras bocas, siempre vuelven, incluso en un bar tranquilo, con el calor del verano, Preciosa estampa tiene el poema y afortunado el cierre.
Un abrazo maestro.
Nos vemos en el camino.

jaime dijo...

Agradecido...

Carlos dijo...

No hay amor capaz de derrotar el tiempo ido....... Maravilloso,como siempre, simplemente maravilloso

Antonio dijo...

Cuanto nos devuelve una mirada que no es nuestra de una mujer que no nos mira, en un tiempo que nos pertenece, pero menos.
Me encanta tu imaginación Rodolfo, y sus consecuencias.
Un fuerte abrazo

Anónimo dijo...

sAndrA

Si hubiera sido ella... Cuántas veces soñé cn ste encuentro en esos días DEalgodón y DEKopas. ""No hay amor capaz de derrotar el tiempo ido"" .Vuelvo al libro y releo ls versos de Catulo:
¿Quién irá a ti hoy? ¿Quién tu belleza verá? ¿A quién amas ahora?...

Qué gusto es leerlo xfavooor ...no acabe nunca de escribir ... dicen q el amor es el mejor regalo no se "toca" pero se siente.

Joaquín Pérez Azaústre dijo...

Querido Rodolfo: Estupendo poema! Te veo a ti y la veo a ella, a través del cristal. Me encanta su ternura y su interioridad. Falta solamente uno de esos gin-tonic que nos servían, con ginebras caras, a precio de ginebra común. Un fuerte abrazo amigo y hasta muy pronto!

Blancangel dijo...

Una genialidad Rodolfo, como siempre. Que mas se puede decir para algo tan grande. Grandeza, genialidad... Esta muy zarpado, decimos en mis pagos, hace alución a algo realmente bueno. Maravilloso, podriamos decir.
En fin, me alegra que siga manteniendo su luz a lo largo del tiempo.

La verdad es que me atrevo a pedirle un favor, y viene con la siguiente introducción. Mi abuela, fallecida hace tres años ya, era escritora aca en Argentina, de donde soy. Ella sacó un pequeño libro de poemas, no muy difundido, pero fue su mayor logro.
Y tengo como sueño algun día ser escritora, igual de buena como lo era ella.
Por lo que querria saber si usted pudiera comunicarse conmigo para yo poder mandarle algunos cuentos y darme su opinion sincera. Y darme recomendaciones de como mejorar.
Se lo pido a usted porque al igual que muchos que firmamos este blog, soy su admiradora, y usted es mi ejemplo.
Desde ya perdone la molestia.
Un abrazo grande desde este sur.

Florencia.

jaime dijo...

"Me pido el poema "Leyendo en un bar" para una letra".

Ismael Serrano en twitter, ayer.

mejor la vida simple dijo...

Lo que soy es un libro
de huellas que sujeta mi frente,
sucia de largas horas de viaje,
del polvo rojo del camino
que dejamos atrás.
Ese reflejo del alma, esa luz verde
de la pupila fina que reinventa,
que tiene confinados
la suerte y lo ausente.
Lo que siento está dicho por ti
y navega en la mesa del bar,
marcada de café y de vino tinto,
de estrellas con esquinas en la calles,
de locos tientos de amor
sin buzón ni sellos,
sin sobre ni besos.
Queda el bar para mirar
el pantalón de oficina a rayas,
el cuero del tacón,
ese ruido seco y triste de cañas,
esas monedas sueltas
en los bolsillos ralos,
como cuevas de mar,
como historias robadas.
Oigo tu voz que nunca oí
desde mi espalda,
y apoyo el mundo entero en el respaldo
cruje la silla, el pecho,
hombro con hombro,
miro la puerta abierta,
el mismo baile
de cuerpos que pasan.

Un abrazo, Rodolfo.