Llego tarde a casa. Muy tarde. Y, sin embargo, esta noche, no me siento cansado. Será que mi alma le da un chutazo al cuerpo por lo vivido a lo largo del día.
En Libertad, 8 he presentado el libro de Jon Andion. Me he encontrado, después de tantos años, con Raúl del Pozo. Hemos recordado los años en los que hacíamos periodismo de calle. Hablamos del desastre que vivimos en estos tiempos. Raúl ha dicho unas palabras maravillosas sobre Jon y su libro. Hemos leído poemas. Nos hemos emocionado (Ay, esa mirada de su madre, colgada del hijo. Ay, ese padre que casi no escuchaba nada que no fueran los versos del hijo).
Y cuando he escuchado en la voz de Patxi, de Pablo Guerrero, de Antonio Marín Albalate, de Alexandra Fierro, de su editor Antonio Huerga, en mi propia voz, la poesía de Jon me he dado cuenta más profundamente de su belleza, de esas palabras que parecían otras, distintas, brillantes.
Dios, qué juventud ésta. Capaz de vivir a mordiscos la vida y, a la vez, hacer poesía como la que ha publicado Jon. Qué jóvenes éstos que saben del mundo y lo llenan de esperanza. Porque luego, más tarde, y a la carrera, me he ido al concierto solidario de TeleK. Y allí más juventud, mas luz, más esperanza.
Un auditorio abarrotado (cerca de mil personas) para escuchar a jóvenes como Pedro Pastor (ojo a este chico). Y otra vez esa mirada del padre sobre el hijo. Esa mirada de Luis Pastor (tan joven siempre) sobre Pedro. Su sonrisa.
Para escuchar otra vez a Manuel Cuesta. Un divertido Manuel Cuesta que, a guitarra descubierta, llenó de sueños el auditorio Marcelino Camacho. Para escuchar a Ismael y, al más joven de todos, a Luis Eduardo Aute, al que sólo con verlo te llena el corazón de música.
Luego, charla distendida. Y disfrutar de la alegría y la humanidad de cantautores como Moncho Otero, Rafa Mora o Lucía Caramés y Javier Rodríguez del Barrio... y Joaquín y Nacho y.... Y antes, el gran Fernando Lucini. Fantástico, cariñoso y paternal con todos.
Por eso, cómo no llegar a casa, feliz, sin cansancio. Con la esperanza puesta.
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14 comentarios:
Son esos momentos, esos días que nos llenan y nos cargan las pilas para una buena temporada.
Como digo yo, hoy toca resaca emocional, Rodolfo. Nos vemos pronto! Un beso
¡Menuda velada más envidiable! ;)
La vida se hace de buenos momentos, como los que tú vivistes ayer, saboréalos bien, son nuestro patrimonio, lo único que nos llevamos.
Besos y que tengas un buen fin de semana puente.
Lee uno esto y envidia tu maravilloso día.
Un gran saludo Rodolfo.
Querido Rodolfo, cómo te imagino volviendo a casa feliz, y además con motivo! Te imagino antes en la barra de un bar tomándote una caña en compañía de los amigos, con una tapita de mojama y brindando también por las ausencias. "Día mágico, de padres e hijos", qué hermoso título, que real, qué verdadero. Me ha encando lo de "qué juventud ésta, que se come la vida a mordiscos y al mismo tiempo la llena de esperanza". También tenemos muy buena madera, amigo.m Ayer fue uno de esos días maratonianos que tanto me gustan. Y lo he vivido, en parte, en la distancia. En Bruselas se te echa de menos!!!
Como padre, como lector y como amigo (si se me permite esta osada -pero amable- intromisión en tu intimidad, en vuestra celebración), comparto la emoción que transmites y participo de ella, a través de tus hermosas palabras, desde esta Córdoba, ahora menos lejana y sola.
Un abrazo o muchos para repartir.
Magnífica jornada, cargada de poesía, música y amor... posiblemente las tres cosas más necesarias en el camino de la vida!
Los jóvenes nos toca un duro camino por delante, pero es bonito y vital contar con vuestro aliento, al fin y al cabo nos habéis enseñado aquello que sabemos!
Aunque en Barcelona, gracias a tu blog me siento cerca de estos latidos de poesía y lucha en tiempos difícles!
abrazos!
Rodolfo,,,vaya dia !!!
Me alegra un monton y siempre que leo estas cosas pienso,,"" Y yo en Buenos Aires ""...
Abrazos ,,,
no hay q pasar por alto q la vida se compone de estos pequeño momentos que son el unico sentido, lo unicoo q perdura con los años.
diria otro de los nuestros, " La vida no es lo que vivimos, sino como la recordamos para contarla".
Besotes
Qué deseos de estar ahí contigo! Tú que eras padre de tantos hijos... ¿no deseas una hija allí? Ando en adopción de alguien con tu esperanza, tu talento y también tu cansancio, que vá (señal de que cabalgamos).
Besos Rodolfo!
Que envidia me das....y luego me decías a mi el otro día "loco", por mi escapada....comparado con lo que cuentas, es una simple anécdota. Que pena no estar más cerca.
Los hijos, causantes de nuestras mayores alegrías y tristezas; nuestros orgullos llenos de vida; la muestra diaria de que vale la pena vivir!
Muchas gracias, Rodolfo. Fue una suerte, como lo es siempre, compartir vida y mesa contigo. Un beso enorme.
Javier Rodríguez del Barrio
Maravilloso que la magia de la poesía no se pierda. Y que tú la hayas disfrutado en ese encuentro
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