Desearía abrazarte cada día. Tal vez sea
esa ternura con que te miro al levantarte,
el perfume que tienes en el pecho,
o el olor de las sábanas que guardas
entre las flores azules del pijama.
Te sientas a la mesa. Te preparas
el café casi sin decir nada. Yo te miro,
sin atreverme siquiera a acariciarte.
El rumor de los pájaros que entra
en la mañana de todos los domingos
por la ventana abierta en la cocina.
No hay pasión comparable con un cuerpo
vencido por el sueño, con la taza
en los labios, con el sueño en los ojos.
No hay palabra de amor como decirte:
“¿Buenos días, ¿qué tal?
¿Cómo has dormido”. Y que tú me sonrías
y me digas: “Bueno, ya sabes:
te mueves demasiado y me despiertas”.
En la última curva
Estamos ya vencidos en la última
curva del camino.
Desolados y abiertos a lo que tú dispongas esta noche.
Te dejo el corazón sobre la almohada,
espacio para amarte,
cuando la luz nos venza sin latido.
Camina por la sombra una muchacha
de labios como ríos.
Quisiera detenerla y preguntarle
hasta dónde la aurora.
Y en esa voz antigua de los otros
se deshace la espera en el segundo
imposible del hombre.
Son versos como tú:
limpios y frescos los que vienen
hasta la esquina abierta
del sueño que comienza
al filo de las horas cuando eras
la única razón, el sólo amanecer, la única mano.
Ahora, cuando ríes e imagino
tu cuerpo que bailaba
en la noche más limpia de los bares perdidos
me gustaría beberte a tragos cortos,
lo mismo que si fueras
el vino de las uvas de septiembre.
Imposible no amarte en el recuerdo
de mis noches sin ti.
Eres igual que los pájaros de otoño,
igual que la pasión
al convencerte. Lo mismo que tu espalda
cuando el agua dibuja tu cintura.
No sé por qué te escribo cada día.
Siento al hombre
pegado en cada uno de mis dedos,
relámpago de luz que ya no eres.
Inevitable muerte de palabras,
las que nunca te atreviste a pronunciarme.
Déjame que te hable
en nombre de los puntos cardinales,
por esas oraciones a los dioses,
por el beso añorado y la caricia,
por no saber de ti.
Sólo tú vives
inevitablemente en
cada una
de estas noches que ya no sé si existen.
Y que ahora
son tu voz. Ay, esos labios,
ay, tus manos, tu cuerpo que aún conservo
como memoria viva de tu nombre.
***
17 comentarios:
"Ahora, cuando ríes e imagino
tu cuerpo que bailaba
en la noche más limpia de los bares perdidos
me gustaría beberte a tragos cortos,
lo mismo que si fueras
el vino de las uvas de septiembre."
Genial. La mujer a veces es otra bebida que embriaga, a veces de pasión.
Disculpeme señor Serrano, cómo sé que este comentario no será publicado en el blog, le quería decir que en la 3er estrofa y 4ta línea hay un error de tipeo. Disculpeme mi atrevimiento,
Preciosas las dos.
Gracias por tanto derroche de sensibilidad.
Un fuerte abrazo y buena semana.
Gracias por la generosidad de este lunes. Es maravilloso que te vean con tanto amor recien levantada, cuando tu cuerpo se resiste a la actividad, y en domingo... lo mejor, deseado domingo.
"Desearía abrazarte cada día" y hoy sin duda te daria dos abrazos...Ojala algun dia, crucemos el charco y ese abrazo se haga real...
Miles de Besos y Dias Felices, Mi Poeta
Gracias mil veces gracias Maestro por tanta poesía que nos acaricia todos los lunes benditos por sus palabras.
Ese amor que reconocemos en los gestos más mínimos y cotidianos, ese creo que es el verdadero, capaz de atravesar el tiempo y las difcultades. Un beso!
Así da gusto comenzar la semana...
Es perfecto, gracias Rodolfo. Soy incapaz de no leerte.
Pd: me quedo con las 2ª ;)
qué lejos quedaron para mi esos sentimientos...
Un día te levantas y no sabes quien eres,
ni adónde te diriges. Te miras al espejo
y apenas reconoces, aquella mirada tierna,
tus ojos alegres y los días felices.
Descubres que has tapiado con altos muros
el acceso a tu vida, para que nadie entre
y al caer la noche, la cara oculta de la luna
te muestra tu error convertido en reproche.
Un vaso, un plato, un cepillo de dientes
Y un sólo despertar. Un día de sol y también
una noche más. Una silla vacía, una ducha fría
y de nuevo, un sólo despertar. Y aún me pregunto,
para encontrarte ¿dónde he de mirar?..
Me aferro a tus palabras, como el borracho
a la barra del bar e intento descubrir tu secreto,
y la contraseña que debo utilizar, para hacer saltar
los muros y volverme a enamorar.
Gracias por tus poemas Rodolfo.
Felices sueños a todos.
Ana
No hay nada comparable con la complicidad que el tiempo otorga a dos personas enseñadas a quererse. No hay más bella palabra de amor.
Un abrazo.
P.S.: Disculpen mis errores de tipeo, por el amor de Santa Tecla ;)
Querido Rodolfo espero cada mañana de lunes escontrarme en tu poesía, que es fresca, llena de sentimiento y simpleza, no paras de sorprenderme.
Te espero por mi rincon un fuerte abrazo.
Cuando leí tus poemas, no es que me muera de amor por vos; CASIIII!!....Quedé al borde del precipicio, morí de ternura. Fue un eterno instante, desglosar cada frase que vos expresaste de una manera tan especial, que me extremeció la piel. De tu boca surgen verdades todo el tiempo que traen recuerdos que a la vez, nos despavilan del trajín de las obligaciones que a veces nos hace perder de vista; aquellos detalles más dulces que nos regalaste en tus líneas.
Te juro, me hizo temblar!! Gracias sólo vos lográs llegarme así, te mando un beso enormeee y un TE QUIERO así de GRANDE; espero te llegue....!!! María Inés Saino
hermosos!!!
Doblemente agradecido.
ahhh...enamorada de su poesía!!!
Bellísimos! Gracias Rodolfo!
Abrazo enorme desde Santa Fe, Argentina.
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