viernes, 13 de julio de 2007

La decisión

Durante años, durante muchos años, se había levantado a la misma hora. Había tomado, relajado y tranquilo, el café y las galletas y había salido de su casa con el sueño pesándole en los ojos. Durante años había encendido un cigarrillo mientras esperaba al autobús y saludado con cálida cortesía a sus compañeros de parada.

Durante muchos años hizo el mismo viaje. Recorrió las mismas calles. Vio caer mansamente la lluvia a través de los cristales, sintió los primeros rayos de sol traspasando las ventanillas y escuchó casi las mismas conversaciones, casi la misma música mientras ojeaba el periódico camino del trabajo.

Durante muchos años, casi durante toda su vida, había esperado con la misma indiferencia ante el mismo semáforo, Había sentido el traqueteo del autobús y había soportado los mismos frenazos, las mismas bruscas arrancadas.

Durante muchos años había llegado a la misma parada. Se había puesto de pie con el mismo aburrimiento, había bajado los escalones del autobús y, mecánicamente, había caminado por la misma calle hasta la misma oficina.

Aquella mañana el autobús se detuvo en la misma parada. La misma gente se había puesto en pie. Él sonrió. Y se quedó sentado, casi en el mismo asiento de siempre. Pensó, por primera vez, en la próxima parada y se preguntó qué habría más lejos. Decidió que, después de tantos años, era hora de averiguarlo.

9 comentarios:

Margarida dijo...

Me encanta como escribes, la verdad, pero no me sienyo muy identificada con ese personaje...bueno sí! en la parte final. Yo sería incapaz de esperar (ya no digo años) meses, para hacer algo que me agrade. Un espíritu aventurero y explorador no puede esperar a ver que la vida se acaba para hacer esas cosas pendientes...hay que hacerlas YA!!, que la vida es corta y en el peor de los casos...se acorta antes de tiempo. Besos

Anónimo dijo...

la vida pasa tan rapido que da hasta miedo. nos adentramos en una rutina sin levantar demasiado la vista y quizas este pasando por delante de nosotros el ultimo tranvia que nos lleve a la felicidad.

Gabriela dijo...

Buenísimo, estimado Sr. Serrano. Me gustó el ritmo que logra construir en los cuatro primeros párrafos y cómo lo altera en el último. Palabras sencillas, hechos cotidianos y lo simplemente extraordinario: una sonrisa y una decisión. Sonreí también yo.
Me faltaba su literatura.
Cariños
Gabriela

KU-KITA dijo...

Que bueno es esto que has escrito, me ha levantado el ánimo, hoy no es uno de mis mejores días. Es muy bueno todo el blog, un cálido abrazo

marcelo dijo...

un placer, Rodolfo.

Alicia dijo...

Muy bello, un abrazo. Alicia

todo lo que no fuimos dijo...

Muy buena la entrada rodolfo,bueno es saber que el hombre se animo a ver que habia mas alla del largo de las manos, mas alla de rutinas y diarios, de ruines y codiciosos.
Un abrazo desde Argentina.

txilibrin dijo...

¿Por qué siempre que leo algo tuyo casi me dan ganas de saltarme párrafos para ver cómo termina? Qué envidia dominar así esta nuestra lengua.

Como siempre, a la espera de más

Un beso

Anónimo dijo...

justo estoy en un momento
donde tengo que decidir, se me hace muy dificl pero creo que el riesgo vale la pena..me encanto lo escrito! exitos