martes, 1 de mayo de 2007

30 años de las madres de la Plaza de Mayo

Mi amiga Ana, de Uruguay, me recuerda que hoy hace 30 años que unas madres se juntaron en la Plaza de Mayo en Buenos Aires exigiendo saber de sus hijos desaparecidos. Han pasado 30 años y algunas aún no han encontrado a sus hijos.

Ésta es, posiblemente, una de las luchas más hermosas de la historia. Y, tal vez, sólo puede entenderse, aunque sea, muy por encima, si se tienen hijos. No puedo imaginarme el dolor de quienes no han sabido nunca si su hijo estaba vivo, y, si estaba muerto, dónde descansaban sus restos, o si sus nietos tenían en el corazón el recuerdo de sus padres.

La historia nunca hace justicia del todo. Y muchos asesinos siguen en libertad. Muchos de ellos conciliarán el sueño cada noche sin que ninguna voz les quite el descanso. En España miles de desaparecidos llevan 70 años esperando justicia, esperando que sus familiares puedan llevar unas flores, una oración, a su tumba.

Dicen aquellos que nunca tuvieron piedad por el dolor del vencido que hay que olvidar y que resucitar su recuerdo es resucitar el odio. Falso. La mayoría de los familiares que buscan a sus desaparecidos ya no odian. Sólo quieren el reconocimiento hacia aquellos que cometieron el delito de ser leales al Gobierno legalmente constituido.

La Iglesia española ni fue justa ni fue caritativa con los vencidos. Y esa Iglesia que colocaba bajo palio al carnicero ahora quiere beatificar a los que murieron en su bando. No voy a defender las barbaridades ni las muertes que se cometieron desde el lado republicano. Toda muerte es injusta. Tal vez habría que meditar sobre las razones que condujeron a ello. Y una cosa más: durante 70 años los muertos y asesinados en el bando de los vencedores tuvieron y gozaron del reconocimiento de la Iglesia y del franquismo. Los vencidos fueron ignorados, sus familiares humillados y perseguidos.

En cualquier caso es tremendo que por buscar la memoria, los cuerpos de los masacrados republicanos se diga que eso es fomentar el odio. Y que beatificar a los muertos del bando nacional se considere un acto de justicia. La Iglesia demuestra, una vez más, que no es de todos y que tiene distintas reglas tan ajenas a la doctrina que predicó el Nazareno.

4 comentarios:

Margarida dijo...

Ayy la Iglesia...esa institución tan justa y caritativa. Si tuviese que pedir perdón por todos los delitos, injusticias, asesinatos (dentro y fuera de la orden..) le harían falta otros dos mil años de penitencia. Yo, particularmente, hace como 2 años que me excomulgué, un simple trámite..y listo!. Sería un tema interesante este para un blog. Parece una tontería pero no lo es. Hay gente que me dice que con no ser practicante ya es suficiente, pero lo que no sabe esa gente es que en función del numero de católicos(es decir de BAUTIZADOS)la Iglesia recibe su financiación Estatal. También cuando sale a la palestra el tema de las bodas gays o la religión en las escuelas basan sus posiciones en el censo de 40 millones de católicos...Pues si todos los ateos de repente apostatásemos, igual le descendía brutalmente su censo ficticio. Además sería una forma interesante de comunicarles que NO estamos de acuerdo con su doctrina, ni con su forma de entrometerse en la vida política y social como si "el ferrolano" no hubiese muerto. Si ayer hablábamos de lo rancio de la monarquía...no os quiero contar lo que supone la Iglesia. Un lugar donde sólo hay "buenos o malos", donde estás con ellos o contra ellos, donde te obligan a sufrir en vida para ganar un sitio preferente en el cielo (¿habrá subido el tipo de interés allí o facilitarán limbos de protección oficial?...) En fin, que si somos una sociedad realmente madura, debemos empezar a rebelarnos y apostatar es una forma pacífica de lucha. Si alguien quisiese información del proceso, puede contactar conmigo en mi dirección de mail: margaridagm@yahoo.es.

Lucia_del_Mar dijo...

Una vez más llegamos al punto de q la iglesia es santa y pecadora, por estar hecha por hombres. Lamento mucho lo sucedido en España con la iglesia, acá en Chile fue todo lo contrario, la iglesia acogió al pueblo, con brazos bondadosos y cargados de amor, con una sed infinita de justicia.

Y tiene ud razón cuando habla de q la gente q ha sufrido en carne propia el dolor por la desaparición de sus familiares no guarda rencor, al contrario, solo queremos encontrar a los nuestros, saber donde estan sus restos, porq se merecen al menos una flor.

Hasta la victoria siempre Sr.Serrano...

ivan (paranoico) dijo...

No fue la iglesia Paula.. fueron los hombres...

Anónimo dijo...

Me encantá ver a más de uno que deba rendir cuentas al Cristo, tan bueno, tan pacífico, como El dijo: aprended de mi que soy manso y humilde de corazón... Claro que Dios los reprueba, nada mas anticristo que algunos elementos de esa iglesia católica, claro, que como en todos lados, hay gente rescatable, en fín ya estaremos todos cara a cara. ANA