miércoles, 26 de noviembre de 2008

Otra vez

Lo he dicho en alguna otra ocasión y no hay más remedio que repetirlo: La Iglesia, en su afán, por ser la única depositaria de la verdad, entra en contradicciones flagrantes. El cardenal Rouco Varela ha vuelto a atacar la Ley de la memoria Histórica porque, según él, despierta los enfrentamientos entre las dos Españas. Y ha exigido, como virtud cristiana, el olvido.

Lo dice quien ha impulsado la beatificación de 500 beatos, mártires de la Guerra Civil. Parece que ellos no merecen el olvido. Quienes se pusieron al lado del Gobierno legalmente constituido y fueron asesinados, enterrados en fosas ignorados, no merecen ni el recuerdo ni siquiera ser enterrados honrosamente.

Cuesta trabajo no hablar de estas cosas, por más que resulte cansino y aburrido. La hipocresía de la Iglesia, su afán por dividir en buenos y malos a los españoles ni es cristiano ni es, desde luego, humano. Hay palabras que por sí solas reflejan, mejor que las acciones, ese espíritu egoista y excluyente.

¿Merece la pena dedicar más líneas a este asunto? Creo sinceramente que las declaraciones de Rouco Varela se descalifican por sí mismas. Tienen ese aire de santurronería e injusticia tan alejadas del verdadero espíritu de Cristo.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Lunes

Estoy cansado, amor, no sé si es este otoño

o las noticias de crisis y pateras, de pasiones

en tintas de colores de la gente que huele

a perfume de anuncio de Carolina Herrera.


Estoy cansado. Por eso esta mañana,

sin besos y sin verbos que llevarse a la boca

me cuesta más trabajo levantarme y decirte

que hace un viento frío y sin embargo te amo.


Tal vez lo único que importe o que quisiera

es meterme de nuevo entre las sábanas.

Y esperar que este lunes no esté en el calendario.


Abrazarte despacio y dejar que las cosas

se arreglen por sí solas. Porque en esta mañana

los versos me parecen un inútil esfuerzo.

jueves, 20 de noviembre de 2008

El olvido, la memoria

Ya han advertido numerosos jueces que van a archivar la causa abierta por el juez Baltasar Garzón contra los crímenes del franquismo. La verdad es que no me extraña. Confío poco en los jueces y sé que ha sido un cuerpo que colaboró activa y gozosamente en la represión posterior a la Guerra Civil. Siempre, eso sí, amparados en que se limitaban a aplicar una ley que sabían contraria a cualquier derecho.

No soy fan de Garzón. Me ha parecido un hombre que ha antepuesto en demasiadas ocasiones su propio ego a la verdadera justicia. Pero he de decir que la causa abierta en torno a las atrocidades del régimen franquista me había llenado de esperanza. Reclamar, tantos años después, un mínimo de justicia y reconocimiento para aquellos que defendieron la legalidad vigente siempre me pareció un acto de justicia necesario.

Los cuerpos de aquellos hombres y mujeres llevan demasiados años en el olvido y creo que las familias tienen todo el derecho a recuperar sus restos, a darles honrosa sepultura y a descansar, por fin, de tanto sufrimiento.

Ahora dicen que pararan la apertura de fosas. Probablemente la Ley de la Memoria Histórica tenía que haber sido más audaz y más clara y mandatar y colaborar en la búsqueda de los cuerpos. Hacer una justicia que tanto olvido ha mantenido sobre la verdad, cuando en otros países, tras la dictadura, se ha iniciado casi inmediatamente un proceso de búsqueda de la justicia.

Nos queda el auto de Garzón que, al menos, servirá para recordar un período que, si la Justicia no quiere revisar, la memoria y la conciencia, ya han condenado.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Pienso en ti

Pienso en ti muchas noches, en los días

en que el amor venía como un perro sin dueño.

Cuando el asombro era tu pecho descubierto,

la tibieza olorosa de un verano en mis dedos.


No tiene esquinas el recuerdo, ni siquiera

el dolor de una palabra, ni ese triste jadeo

de las noches sin ti que me dejaron solo,

malherido y lejano de tus más dulces besos.


Me acuesto cada noche. Los días son caminos

para romper el odio de los perros del tiempo.

Inevitable fin de todos los segundos, cuando era


la aventura más dulce tu voz en el teléfono.

Y después inventar que el pasado no existe

y que el futuro está detenido en tu cuerpo.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Miguel Núñez

Tuve la suerte de entrevistar a Miguel Núñez cuando mi hijo Daniel y yo escribimos "Toda España era una cárcel". Me quedé impresionado, sobre todo, por la bondad y la grandeza con la que miraba al pasado. Me trató amablemente y me dedicó unas cuantas horas de su tiempo a rememorar una vida que no fue fácil, pero que fue rica en experiencias.

Una amiga me informó ayer de su muerte. Recordé en ese instante la conversación que mantuvimos. Y no sentí dolor. Fue como si viviera un episodio más de una vida -la suya- dedicada a los demás: su generosidad, su capacidad de perdón, su buen humor, cuando me contaba aspectos dramáticos de su vida, suavizándolos con esa sonrisa que te ganaba y con la que entraba directo al corazón.

No sé donde van esas gentes buenas cuando mueren. Yo creo que se quedan en el alma de cuantos les conocimos. Para mí será difícil olvidar a Miguel, sus lucha, su entrega. El no necesita de un Papa que lo haga santo. Miguel se quedará con nosotros, mientras seamos capaces de recordar su vida, su ejemplo de hombre bueno y generoso, y su sonrisa.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Un día aburrido

Y no sé qué decirte cuando nos cae la vida

lo mismo que una estrella entre los dedos.

Entonces ando sólo buscando por la acera

las migas que me guíen al hueco de tu boca.


Así que, en ese instante, enciendo un cigarrillo,

miro pasar la gente, o cuelgo mil carteles

en los anuncios grises de la estación del metro.

O me acerco despacio y acaricio, leve, tu cintura.


O releo algún libro. Me tomo una cerveza.

Te recuerdo dormida. Reviso el calendario.

Pongo en hora el reloj de los recuerdos

O te atraco con un verso del calibre 38.


Total, que hoy que no sé qué decirte,

en este día aburrido en que no pasa nada,

te propongo, mi amor, salir hasta la calle

y decir, por ejemplo: hay que joderse

al final es verdad que la vida es magnífica.

martes, 11 de noviembre de 2008

Recuerdos

De mis hijos me quedan los recuerdos de su infancia. Los domingos en Vallecas, cuando les llevaba a mediodía a tomar unas cocacolas con berberechos a una bodega que había –y hay- al principio de Martínez de la Riva. O cuando íbamos a la cuesta del Moyano y nos pasábamos horas rebuscando en los viejos quioscos. Luego, cada uno con su libro o su tebeo, nos íbamos al Retiro y pasábamos la mañana jugando y leyendo.

Costaba regresar a casa. Aquellas mañanas de domingo eran algo extraordinario. A veces íbamos al Museo del Prado y les llevaba a ver las pinturas de Goya o el Bosco. Días tranquilos y felices.

Será por la edad, pero me vienen esos recuerdos continuamente. Y, entonces, me siento feliz. Más tarde, los dos mayores, Daniel e Ismael, empezaron a tener otros compromisos y me acompañaba el pequeño, Pablo. Con él, algún sábado, íbamos hasta el pueblo a ver a mis padres. Manolo Conde decía que Pablo era mi escudero.

Pablo y yo dábamos un paseo con mi padre hasta la estación, una estación por la que no pasaban trenes. Mi padre y yo hablábamos de política, de la vida. Hablábamos lo que nunca habíamos hablado en los años en los que yo vivía en su casa.

Todo pasa deprisa con la edad. Y recuerdo perfectamente, la primera vez que fui a un concierto de Ismael, en un pequeño local de Vallecas, y cuando Daniel hizo su primer reportaje en Telemadrid y cuando Pablo terminó su carrera de medicina.

Ah, los años. Las imágenes, los recuerdos que han vestido esa época. Con todos sus problemas, sus preocupaciones y amarguras fueron buenos tiempos, aunque nunca he añorado ese pasado como mejor. Hoy, todavía, cuando nos reunimos en casa a comer, bajo la mirada de mi mujer, me parece estar viviéndolos de nuevo. Y me siento como mi padre se sentía.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Leyendo los periódicos

Es difícil saber de pasaportes

cuando el hambre es el único carné.

Y la esperanza no es sello en el visado

cuando la muerte acecha en los océanos

o detrás de una valla de cemento

y el futuro está escrito sobre arena.


No hay fronteras que marquen ningún límite

más allá de los mapas de la vida.

Ni geografía distinta a la del cuerpo.

Los sueños son la red en que se ahogan

quienes buscan el pan de cada día,

hijos del mismo dios asesinado.


Ayer, amor, ayer, sin ir más lejos,

nos dicen que hubo una revuelta

en el muro que nos libra de los otros.

La policía, dicen,

repelió la agresión, aunque hay heridos.

y no hay que preocuparse: de momento,

mi amor,

nuestro mundo está a salvo.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Los cuerpos

Adelanto del poema de los lunes:


Los años nos dejaron los cauces de los ríos

que surcaron, despacio, nuestras vidas.

Cicatrices tan dulces de un tiempo ya pasado

en cada suave arruga de tu cuerpo y el mío.


Las marcas de los días junto al labio besado,

la estrechez de un barranco de amor entre las cejas

ese dulce temblor de piel de tu cintura,

tifón y vendaval de aquellos años jóvenes.


Y siento que no hay nada, amor, tan bello como

las venas de tus manos en la tarde ganada.

O el pecho, tibia almohada, donde soñar el tiempo.


Me miro en el espejo y busco todavía

ese niño que fui cuando el futuro era

llegar hasta este instante y en ti rendir la vida.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Paro insoportable

Cada día del mes de octubre más de 6.000 personas han caído en el paro. Son cifras que asustan porque son ya más de 2,8 millones los que están sin trabajo. Paralelamente, son cada vez más los que van agotando la cobertura del paro. Es decir, cada día aumenta el número de personas que ya no cobra subvención alguna.

Dice el presidente Zapatero que el dato es malo, pero que todavía la tasa es baja. Yo no sé qué considera este hombre tasa alta. El socialista y hoy comisario europeo, Joaquín Almunia, escribió, desde la oposición, un artículo que tituló: TPI (tasa de paro insoportable). Zapatero debería de leerlo. Y, a lo mejor, descubre que estamos en tasas de paro insoportable. Que es insoportable que 2,8 millones de personas vean cómo se destruye su vida, que es una tasa insoportable que cada día, día a día, más de 6.000 personas se integren en la cola del paro.

Hay tanto paro como habitantes tiene Madrid. ¿Nos imaginamos un Madrid de parados? ¿Nos imaginamos las personas que, además, dependen de ese parado? ¿Cuántos? ¿Tres, cuatro? Multipliquemos por 2,8 y tendremos ocho o diez millones de personas condenadas a la desesperación, hijos, esposas, abuelos... Yo creo que sí es una tasa insoportable. no creo yo, señor Zapatero, que sea una tasa baja.

Lo dan los periódicos hoy. Pero la noticia más destacada es el triunfo de Obama que ocupa páginas y páginas en los diarios. Y bien está. No digo que no haya que saludar que un demócrata negro ocupe la Casa Blanca. Pero, coño, que con eso no se come ni se solucionan los problemas de España. A mí, al menos, me parece más importante la noticia del paro que la de las elecciones norteamericanas. Qué quereis que os diga.

lunes, 3 de noviembre de 2008

El regreso

Vuelvo a Madrid. Hay un destello

de luz entre sus calles. Me detienen

tus pasos por la acera. Y esos labios

que un día deshicieron

mi alma en dos esquinas.


Esta luz de Madrid... En un portal un viejo

le gana a la mañana el primer cigarrillo.

Madrid huele a nostalgia. En los balcones,

geranios que resisten

el frío del invierno.


Me despierto en Madrid. Respiro un aire

con el olor eterno de tus labios. En los dedos,

el tacto de tristeza de esta ciudad bendita.

El mapa de tu espalda

me trae hasta la isla del tesoro.


Bebo el veneno dulce de las horas.

El calor de tu cuerpo recordado

es el primer saludo en el quiosco.

Madrid nace de nuevo.

Por fin estoy en Ítaca.