La tolerancia es una virtud que a nada obliga. Y que además se exige siempre a otros. O eso al menos es lo que piensa el PP. La decisión del Partido Popular de boicotear a los medios de PRISA por unas declaraciones de su presidente, Jesús de Polanco, son una buena muestra de lo anterior y de cómo es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio.
Se queja Mariano Rajoy de que ha sufrido un ataque desmesurado cuando Polanco hablaba de que parece que hay gente que busca una guerra civil. No dice que lamentaba, además, que no hubiera una derecha democrática y civilizada, una derecha conservadora en el sentido estricto. Es decir, una fuerza conservadora que conserve lo que merece la pena.
He trabajado en El País durante muchos años. Nunca me he sentido coaccionado por la dirección de la empresa a causa de mis informaciones. Los problemas que, en este sentido, he podido tener se han debido a villanías de personas concretas, ajenas al espíritu que siempre he respirado como ideología del periódico.
Nunca, que yo recuerde, un partido político ha hecho pública una decisión como la del PP, convocando a accionistas, lectores, clientes y anunciantes a la rebelión. Rajoy dice que se ha sentido ofendido. Hombre! Habría que preguntar al presidente del PP qué opina de las descalificaciones que cada mañana lanza Jiménez Losantos contra el propio Polanco, Prisa, El País o contra profesionales de esa casa tan conocidos como Francino, Cebrián o Iñaki Gabilondo.
No recuerdo yo que nadie del PP haya levantado su voz para mostrar su preocupación por ello. Por cierto, que se ha dicho que un cura de un pueblecito, cuyo nombre lamento no recordar, expulsó de su iglesia a un cámara de una de las televisones de PRISA. La Iglesia siempre al lado de quien debe.
¿No recuerda ya nadie en el PP cuando, en la época de Aznar, con dinero semipúblico, se levantó un imperio mediático para contrarrestar las sociedades de Polanco?
Los aires de señorita ofendida en su honor que ha mostrado Rajoy a la hora de justificar su decisión sí es una ofensa. La idea de la libertad de expresión que tiene el presidente del PP es curiosa. Posiblemente piense que consiste en que se puede poner la expresión que se quiera siempre que a él no le disguste lo que se dice.
1 comentario:
Triste, triste Serrano es que tal véz El País no lo haya "cooaccionando" a usted, como individualidad pero si lo ha hecho a todo un gran pueblo como lo es el de Venezuela, con las mentiras que arroja este diario sobre la realidad Venezolana. La ideología que respira, no es otr más que la ideología asquerosa y dominante del capital.
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