lunes, 13 de febrero de 2012

Ellas


En este corazón de la nostalgia
reconozco sus nombres. Y los días
en los que el mundo abría sus dos manos,
la extraña sensación de estar perdido
en viejos aeropuertos y estaciones.

No hay recuerdos que duren lo que el tiempo
de la dicha y la luz, cuando el amor
nos alejaba de la caída de los cuerpos.
Los cigarrillos apenas encendidos,
los cafés de los lunes y las noches.

Abandonado todo, lo mismo que Alejandro
busqué el fin de los mundos en sus piernas,
crucé la soledad de los desiertos,
y luché contra ellas sin saber 
que en sus vientres estaba mi derrota.

No hubo promesa que resistiera la muerte
de la felicidad de aquellos días.
Estamos como estábamos entonces:
sabiendo que la vida es sólo un beso
en el asiento trasero de algún coche.

Entonces comprendí -y aún me maldigo-
que la pasión se rinde a las facturas,
a la carta del banco, la cesta de la compra,
y al final firmamos hipotecas por un hueco
en cualquier corazón deshabitado.

Y sin embargo, mujeres que me amasteis,
recuerdo aún de vosotras  cicatrices,
heridas aún abiertas y los dolores dulces
que dejamos en camas y en abrazos.
Y mereció la pena. Fui en vosotras
un hombre derrotado y victorioso.

***

12 comentarios:

Paseando por tu nube dijo...

La victoria será siempre de la mujer que se sienta amada por ti.
Cómo siempre un placer inmenso leerte.
Un beso amigo

Isabel Motos dijo...

No sé cómo se las apaña la nostalgia que, al final, siempre gana las batallas...

CARMEN dijo...

Como mujer, te digo, que "ellas" siempre mereceran la pena.
Seguro que fuistes siempre un hombre más victorioso que derrotado.
Besos y buena semana.

Anónimo dijo...

Precioso poema amigo Rodolfo, que haríamos sin ellas... Dicen que fue de una costilla, pero más de uno hubiésemos dado la columna vertebral por verlas andar.

jaime dijo...

Ya sea para reir o llorar, siempre volvemos a ellas. Inicio y final de todos los caminos.

Unknown dijo...

"...la vida es sólo un beso
en el asiento trasero de algún coche."
Me encantó esta imagen; y la de hombre derrotado y victorioso a la vez, porque de eso se trata nuestro vivir, una lucha constante entre ambas condiciones y nunca abandonamos del todo a ninguna.
Al fin puedo volver a leerte; he vuelto al mundo cybernético y encontrar tus palabras es siempre algo muy bello.

JOAN dijo...

Simplemente inmenso Rodolfo, que gran poema!! Es excelente. Me quedo especialmente con:

"y luché contra ellas sin saber
que en sus vientres estaba mi derrota."
y
"Entonces comprendí -y aún me maldigo- que la pasión se rinde a las facturas, a la carta del banco, la cesta de la compra,
y al final firmamos hipotecas por un hueco en cualquier corazón deshabitado."

Pd. En mi último post hay una pequeña huella de Ismael.

Un abrazo fuerte!

Carlos dijo...

Una vez más un poema maravilloso. De esos que gusta leer, y releer, y releer otra vez.
Yo siempre digo de las mujeres que he amado que ya he olvidado su nombre y sus caderas como ellas, seguramente, habran olvidado el mio.
un saludo amigo

Dcamps dijo...

¡Enorme como siempre, maestro!

Merche dijo...

Gracias por el homenaje, por alusiones.

Un saludo.

Emmanuel dijo...

Hac tiempo que lo sigo, me encanta la forma que tiene de ver el mundo y la facilidad que tiene para imaginarme las escenas que usted narra, espero cada lunes sus poemas, seria un gran placer que se pase por mi blog y me siga abrazo desde Baires!

Azul dijo...

Derrotado y victorioso... me gusta...