jueves, 23 de febrero de 2012

Los hijos de todos


Dios mío. Veo las imágenes en las televisiones, observo las crudas fotografías de esos jóvenes -y no tan jóvenes- corriendo, esos policías persiguiendo, golpeando, las caras de terror de algunos chicos, las lágrimas.... No. No puede ser. No estamos en España. No estamos en el siglo XXI.


36 años entre estas fotos. ¿Diferencias? Sí, en los uniformes
Escucho a profesores, a madres y padres de estudiantes con el estupor asomando tras sus palabras. No puede ser. Se les persigue, se les golpea porque piden mejor calidad en la educación, porque no quieren ir a clase con una manta, porque ven con angustia un futuro de paro y miseria. Son el enemigo, dicen. ¿Cómo puede ser el futuro el enemigo?


Violentos, dicen. Y la única violencia que veo es en esos policías que golpean, que corren, que alzan las porras con rabia (tal vez tan aterrorizados algunos como los mismos jóvenes). Y ellos son sus hijos. Son los hijos de estos policías los que tienen angustia por el mañana y quieren que cambien las cosas. Son hijos de esos políticos que les llaman violentos los que se echan a la calle a preguntar qué va a ser de ellos. Son los hijos de esos bien pensantes que piden mano dura los que quieren que cambien las cosas.


Son mis hijos, mis nietos. Son los hijos de todos, los que están en la calle, los que corren, los que gritan, los que se atropellan hablando para explicar que no encuentran trabajo, que en su clase no hay calefacción, no hay folios. Son mis hijos y mis nietos, los hijos y nietos de todos los que si trabajan lo hacen por un salario de hambre, los que tienen que seguir viviendo con los padres, los que no pueden irse de vacaciones, los que no pueden comprar un disco, los que no pueden ir con su novio o su novia al cine.

Son ellos los que nos gritan que salgamos con ellos a la calle. Son los hijos y los nietos de todos, los que nos dicen que les hemos traicionado. Son los hijos los nietos de todos, los que nos dicen que les hemos dejado un mundo de mierda. Los que nos dicen que les ayudemos a cambiarlo. Son nuestros hijos, nuestros nietos. Los de todos, a los que golpean, persiguen y detienen. Son nuestros.

***

13 comentarios:

jaime dijo...

No retrocedamos porque nos comerán ese terreno que tanto esfuerzo ha costado conquistar. Permanezcamos atento, despiertos. No olvidemos que la calle es y debe seguir siendo nuestra.

Contra las porras, libros y flores.

Gracias por compartir tus reflexiones.

Un enemigo de Sevilla.

Azul dijo...

Estos chavales nos vuelven a enseñar el camino... son los mismos a los que se criticaba porque sólo quería jugar con sus consolas, y mirarse el ombligo... cuando toman conciencia, y buscan respuestas, la respuesta es darles de palos... es una obligación moral apoyarles... al menos, para mi lo es... son nuestros hijos, nietos y hermanos... es su momento, y el nuestro...

Anónimo dijo...

No son los hijos de todos, los hijos de los políticos van a colegios e insitutos privados y no tendrán problemas de encontrar trabajo porque la casta los pondrá en situación de acceder directamente a lo que desean. Los de esos policías probablemente si, pero cumplen órdenes, precisamente de esos políticos a los que los problemas de la gente común les parecen basura.

caleidoscopio dijo...

Seguimos en las calles, pese a los antidisturbios y los helicópteros. Hoy, jornada de lucha, que no acabará.
La violencia no acalla nuestras voces. Somos más. Ellos, tienen la porra. Nosotros, un libro.

Esta tarde, y todas las que sigan, vuelvo a la calle Colón, a pedir justicia. Somos el enemigo, pero no nos rebajamos a su nivel.
Somos estudiantes, somos peligrosos. Pensamos por nosotros mismos. Y por eso se empeñan en decir que nos han manipulado. Supongo que es mejor que creer que se les ha ido de las manos, y que en nuestras cabezas hay algo más que en las suyas.
Que esta primavera no acabe.
Saludos!

Mamihlapinatapai dijo...

Hay un acto de violencia
En la fría madrugada
Que no escapa en la conciencia
Del que pega sin razón
Vuelan palos por el cielo
Y en el suelo buena gente
Que aterrada por el miedo
Va perdiendo el corazón.

Otra vez la misma historia
Y en las páginas de un diario
Aparecen muy contentos
Los que no dejaron ser
Con la pena en la cabeza
Y con algunos huesos rotos
Caminando despacito
Hoy no encaro amanecer

Hay palos que te revientan la boca
Hay palos que siempre dicen que no
Hay palos que si te buscan te embocan
Y en esta vida no piden perdón

"La vela puerca".

Saludos Rodolfo desde Montevideo, Uruguay.

Manuel Cuesta dijo...

Mi querido Rodolfo, ante esta entrada, no tengo más remedio que adelantarte la columna que mañana o pasado me publicará "El Diario de Almería":

La pluma contra la espada
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Un triste agente de la policía ha dicho que los estudiantes son “el enemigo”. Es lógico. Porque seguramente ese agente no ha leído, por ejemplo, a Herman Hesse, al viejo Nietzsche o a Luis Martín Santos. Es de los que prefieren quemar los libros a leerlos, usar la espada en lugar de la pluma o la palabra, y moler a palos a alumnos y alumnas de un instituto que reclaman lo que establece el artículo 27 de la Constitución Española. Estos jóvenes se han levantado y ya nadie puede pararlos por mucho que Rajoy diga que hay que mantener las formas. La primavera valenciana ha llegado, y parece atisbar un futuro más digno. Aunque vivamos Atrapados en Azul, como canta mi buen amigo Ismael Serrano, y suframos el abuso real de la autoridad, nada impedirá que a estos jóvenes les roben su futuro. A tapar la calle, que no pase nadie y que los responsables de esas agresiones lo paguen ante la justicia.

CARMEN dijo...

Es mi ciudad y siento mucho todo lo que ha pasado, pero se ha votado muchos años al PP con mayoría absoluta, hicieran lo que hicieran. Ya es hora de que se den cuenta de la clase de personas que son, unos ladrones y unos sinvergüenzas, que no creen en lo público, y lo han destrozado durante sus años de gobierno.

Pero me alegra saber que nuestros hijos están tomando la calle, que quieren otro mundo posible, y pienso estar ahí, junto a ellos para encontrarlo.

Un abrazo, Rodolfo, y muy buen arículo.

Anónimo dijo...

Espero que, ante ciertas imágenes, no se juzgue a un colectivo por unas acciones que no son el día a día, y desde luego, no por unas personas, pues no todos los Antidisturbios son iguales.

Policia Nacional en Madrid

Anónimo dijo...

La verdad es que solo tengo veinte años y nunca he pasado necesidades. Ahora estoy acojonada, ya no por perder comodidades o pasar hambre, más bien por la sociedad, la política y el curso que esta llevando en estos tiempos, la corrupción y la especulación de los listos que se creen con derecho a todo. A la carencia de justicia. Alguien tiene que parar a los bancos, no puede ser que se equivoquen que se enriquezcan a nuestra costa y que todavía seamos nosotros los que paguemos con nuestros propios impuestos. Sé muy bien que no voy a tener vivienda propia hasta bien pasados los treinta, lo veo imposible, y ya no es cuestión de resignarse o no...

España esta retrocediendo cada día, y los jóvenes nos tenemos que ir en estampida a otros países dejando al nuestro tocado, al punto de undirse, porque nos obligan a irnos. Lo que están consiguiendo es que no creamos en nada, ¿cómo creer en los políticos? ¿En la Democracia que existe como tal?

N dijo...

Mientras salgamos a las calles para no perder nuestro futuro supongo que aún queda un poco de esperanza.

SALUD¡¡¡

Anónimo dijo...

Nunca mejor dicho.
Se nota que las imagenes te han jodido...
a mi también...
desde la teoría de los libros entiendo perfectamente que la policía es uno de los brazos ejecutores dentro del Estado...y que atacan ordenes...
Ahora lo que no entiendo y lo que los libros no me explicaron es cómo un policía que antes de ser policía es una persona, puede golpear a otra persona que sabe que no está haciendo nada...
será verdad que nos ven como enemigos?
no sé, siempre lo que más me entristece y me asusta es eso...no sé que se les pasa por la cabeza y por el pecho.

Un abrazo

Carlos dijo...

Parec increible. Nada cambia. A lso problemas jarabe de palo ya acallarse la boquita. desgraciadametne se imponen momentos de miedo y terror....

Nagore Ares Amaya dijo...

Yo he estudiado en la educación pública toda mi vida. Primero fue la escuela, después el instituto y,por último, la universidad. En todos esos sitios me he encontrado con profesores magníficos y deplorables. Pero en general, puedo decir que he recivido una educación de calidad, aunque, a veces, escasa debido a la falta de recursos, la masificación de las aulas y la falta de motivación de una pequeña parte del profesorado.

Me da miedo ver lo que los gobiernos, escudados en la crisis, están haciendo de la escuela y la universidad pública. Espero, que mis hijos, vengan a recivir una mejor educación igual o mejor que la mía, y que tengan cubierto ese derecho mediante la pública.

Quieren hacer de nosotros marionetas, ignorantes que no cuestionen explicación alguna, es más, que ni si quiera exijan una explicación. Los poderosos -esa mano invisible de la que a penas vemos la punta de las uñas- de sobra saben que la educación es el mayor poder del ser humano, porque lo hace libre, le da capacidad de entender lo que pasa a su alrededor y valorarlo, de revelarse ante lo injusto y buscar nuevos caminos y soluciones.

La ignorancia cierra casi todos los caminos, inmuniza a las personas ante el mundo; y eso es lo que quieren, crear seres inmunes a cualquier dolor, a cualquier pregunta o respuesta. Pero no se dan cuenta de que los seres humanos somos curiosos por naturaleza y que por muy muertos que parezcan estar nuestros instintos, seguimos siendo animales, estemos o no domesticados.

El principal instinto del ser humano es el de supervivencia, y en esta jungla que es el mundo la única manera de asegurarla es el bien de la manada o sociedad. Así que siempre habrá esperanza -y lucha-.