martes, 24 de abril de 2007

Intimidad

No tengo más interés por Isabel Pantoja que su oficio de tonadillera. Un oficio que, en mi opinión, ejerce con maestría. Isabel Pantoja, al margen de su vida personal e íntima, es una artista. Y punto.

Los periodistas también son profesionales -o deberían serlo-, al margen de su vida privada que, por cierto, raramente se pone en la picota. Anoche en la cadena pública, TVE, se dio nuevamente una imagen descarnada y cruel de lo que puede hacerse con un micrófono en la mano.

La artista cantaba en Madrid. Los periodistas la esperaban en la estación. Pero no era para preguntarle por su concierto. Le preguntaban sobre su opinión en torno a unas imágenes de su hijo entrando en un puticlub y que iban a salir en una cadena de televisión. Si ya es una intromisión en la vida privada que te graben entrando en cualquier local, me parece tremendo que pregunten a una madre por ello. ¿Qué esperaban que dijera?

Así que ocurrió lo obvio. Ni el hijo ni ella contestaron a las preguntas que, una y otra vez, les hacían los aguerridos reporteros. En una escena agobiante, los profesionales periodistas les metían el micrófono e intentaban alguna respuesta. Ellos insistían en que no tenían nada que decir. Hasta que llegó un momento en que la tonadillera apartó de un manotazo una cámara que se le echaba encima.

Se estableció entonces un rifirrafe entre la muchacha que llevaba la cámara y la cantante que insistía en que no la grabaran y la chica que decía indignada que no la golpeara. Lo peor fue oír a la presentadora del programa que aseguraba, muy seria, algo parecido a que parecía increíble que Isabel Pantoja hubiera perdido los nervios, que no quisiera contestar a los deslices de su hijo y que hubiera agredido a los periodistas.

Me parece tremendo que una televisión pública haga gala de su desprecio por la intimidad de las personas -al margen de cómo sean o se comporten- y creo injusto que se critique a una madre por no querer entrar a contestar a las sórdidas acusaciones que hacen de su hijo.

Todo el mundo es dueño de sus silencios. Isabel Pantoja, también. Y un hombre, como el hijo de la tonadillera, mayor de edad, saber y gobierno tiene perfecto derecho a ir donde le dé la gana a tomar una copa, a acostarse con una señora o a gastarse su dinero.

No vale decir que son personajes públicos porque, según ese criterio, el señor Aznar, el señor Rodríguez Zapatero o cualquier persona de la vida política o cultural también lo son. Ni tampoco -que no sé si es el caso- se puede argumentar que, en otras ocasiones, han buscado a los medios: cada uno vende de sí mismo lo que quieran comprarle y tiene perfecto derecho a no vender lo que no quiere vender.

En fin. Es un tema viejo que, no por conocido, deja de sorprenderme. Tal vez lo más oscuro de esta historia sea que se gaste dinero público en sacar lo más feo de una sociedad que, hace ya tiempo, ha hecho de la intimidad objeto de consumo.


7 comentarios:

txilibrin dijo...

Personalmente, al viajar a otros países, me he ido dando cuenta de lo que emitían en la televisión a la hora en la que en España dan los cotilleos (léase de 10 a.m. a 10 p.m.) y... ¡hasta dan cosas interesanteeeeees! La RAI, la televisión pública italiana, muy criticada muchas veces, daba cosas como películas por las mañanas... Yo ya ni recuerdo la época en la que daban películas aquí.
Yo tengo la esperanza de que la televisión cambie, y no haya realities, ni cotilleos, o si los hay, poquitos.

Y en cuanto a la vida privada de los famosos, nada que decir. No entiendo por un lado que les acosen a preguntas personales ni que por otro vendan hasta el modelo de ropa interior de su boda.

Anónimo dijo...

Frente a esto lo que todos decimos es..."si lo ponene es porque alguien lo ve" y tristemente si, lo ve, y no alguien, sino muchos, porque es mejor recrearse en las miserias ajenas, que mirar de frente las propias.

Anónimo dijo...

No soy anónimo, soy anónima...y me encanta como escribe señor Serrano.

Lucia_del_Mar dijo...

chuta y yo q pensé q en Chile estabamos cagados con los programas de farandula...uds estan con 12 horas diarias con programas asi, en cambio acá son solo 4 horas, menos mal!!!!!, espero sigamos asi :)

ivan (paranoico) dijo...

Lamentablemente vende... y la gente se fija mucho en la paja del ojo ajeno.. el morbo de saber que a los "famosos" les pasan cosas hace que la gente lo vea... mas alla de que se sea figura publica o no.. eso como bien dices no justifica que te quieran tomar fotos a todas horas... pero bueno... mi pregunta es.. ¿tenemos la tv que merecemos? al darles grandes puntos de raitings a esos programas y la poca audiencia que presentan otro tipo de programas con contenidos que pudieran ser mas enriquecedores..

Margarida dijo...

Vaya Rodolfo! No sabía que compartíamos admiración artística por la Pantoja...la verdad es que es la hostia en el escenario y aunque creo que mucho de lo que le pasa se lo ha ganado a pulso porque siempre ha sabido estar en el candelero...la verdad es que se QUEMAN demasiado. Este caso podría ser aplicado a cualquiera "famosillo" de hoy en día pero no sé por qué con esta en particular siempre se han cebado..Sinceramente, no sé como lo tolera y como dijo "anónima"...lo triste es que sobra quien lo respalde desde sus sofás.

25 de avril sempre!!!

Anónimo dijo...

Pues a mí la música de la Pantoja no me gusta, la verdad, pero no quita que sea buena. Tampoco me cae bien, aunque no la conozco, cuando la he visto en alguna entrevista. Y si encima hacemos caso de los ‘antecedentes’ que nos muestra la prensa rosa acerca de ella, y nos creemos todo lo que supuestamente ha hecho o dejado de hacer en la vida, parece que ya tengamos derecho a juzgarla.

Sobre su hijo, no sé qué hace para ganarse la vida. Tampoco me cae precisamente bien. Pero si entra en un puticlub, si se gasta 600 euros y si hace lo que le dé la gana dentro o fuera de él, me resulta completamente indiferente. Todos tenemos derecho a la intimidad, y ellos también.

Si de repente un día la gente que ve estos programas del corazón se pusiera en el lugar del famoso perseguido, si fuera capaz de comprender lo incomprensible, tal vez las audiencias no fueran tan claras como hipócritas son los que nada ven y todo lo saben.

Mientras el chaval satisfacía sus necesidades, mientras la televisión mostraba sus vergüenzas, ahora también la pública, y mientras la Pantoja se ponía al borde de un ataque de nervios... yo escuchaba una y otra vez el nuevo disco de Aute. Os invito a imitarme.