viernes, 14 de septiembre de 2007

Machado en Soria

Una amiga del blog me manda un cartel anunciando un homenaje a Antonio Machado en su Soria. ¿Qué decir a estas alturas de Don Antonio Machado? Allí escribió el romance de los Hijos de Alvar González y tantos otros poemas.

Hace muchos años fui a Soria por motivos de trabajo. Durante la cena, con unos amigos, hablábamos de Machado. Era muy tarde. Uno de los camareros se nos acercó. Miraba su reloj y nos dijo. "Por favor, ¿pueden acompañarme?". Le seguimos sin saber exactamente qué quería. Nos abrió la puerta del local y nos sacó a la calle. Nos condujo ante un edificio con aire antiguo. Se detuvo y nos dijo: "Escuchen".

Oímos nítidamente un reloj que daba la una de la madrugada. El camarero sonrió y preguntó: "Lo recuerdan? 'La campana de la Audiencia da la una'". Eran unos versos de Machado y estábamos allí, oyendo el mismo reloj que Don Manuel había oído tantas veces y que había plasmado en unos versos. Os los transcribo.

Soria fría, Soria pura


¡Soria fría, Soria pura,
cabeza de Extremadura,
con su castillo guerrero
arruinado, sobre el Duero;
con sus murallas roídas
y sus casas denegridas!


¡M
uerta ciudad de señores,
soldados o cazadores;
de portales con escudos
de cien linajes hidalgos,
y de famélicos galgos,
de galgos flacos y agudos,
que pululan
por las sòrdidas callejas
y a la medianoche ululan,
cuando graznan las cornejas!

¡Soria fría! La campana
de la Audiencia da la una.
Soria, ciudad castellana,
¡tan bella! bajo la luna.


Fue, sin duda, una de las mayores emociones que recuerdo de Soria. Me pareció asombroso que aquel hombre que había escuchado alguna de nuestras palabras se molestara en hacernos salir a la noche de Soria para que escucháramos el sonido que había oído Machado tantas noches.

No quisimos irnos de Soria sin ver la Laguna Negra. Y al día siguiente fuimos hasta el lugar. Había nevado y nosotros, con ropa y calzado poco adecuados, caminamos hasta la orilla de la laguna en un paisaje sobrecogedor. Recordamos allí a Alvar González, cuando arrastrado su cadáver fue arrojado a la Laguna. Así lo cuenta:

Hasta la Laguna Negra,
bajo las fuentes del Duero,
llevan el muerto, dejando
detrás un rastro sangriento;
y en la laguna sin fondo,
que guarda bien los secretos,
con una piedra amarrada
a los pies, tumba le dieron.

Me parece que es inútil recordar lo que significó Antonio Machado y lo que significa todavía, tanto por su obra como por su compromiso. De vez en cuando, conviene releerlo.

4 comentarios:

N. dijo...

El itinerario es de visita obligada... Las calles de Soria, ahora engalanadas para celebrar el centenario de la llegada a Soria de Antonio Machado, el instituto que lleva su nombre y en el que dio clase, donde se conserva su aula... La alameda, dodne paseaba... y tantos otros rincones que se dibujan en sus poemas.

Yo también escuché el reloj de la Audiencia dando la 1, y el olmo seco hendido por el rayo que sigue como testigo del paso del tiempo.

Inés dijo...

sabes? yo soy medio de soria... y hacía más de un año que no pasaba por allí... el esfuerzo para el centenario es increíble... donde no hace muchos años (menos de 8) había un monolito franquista ahora hay recuerdos a Machado....

el año pasado me recorrí la biblioteca de humanidades de la Autónoma hasta encontrar un libro que hablaba de la vida de Machado en Soria... créeme, después de haber vivido 11 años en la ciudad no encontré en ninguna parte ninguna pista de dónde había vivido, etc.

y ahora me pusieron todos los carteles... ya era hora.

acabo de descubrir este blog. tengo que añadir que leí "toda españa era una cárcel" hará unos años y es uno de los libros que siempre recomiendo a todo el mundo. chapeau!

un saludo
Inés

viejo amigo dijo...

Agradezco infinitamente a aquel profesor de Literatura Castellana el cual nos obligó a leer la antologia poetica de Antonio Machado. Esos Campos de Castilla, Soledades...

En ciertas ocasiones agarro ese gran libro y me pierdo en su metrica y en la sencillez de sus palabras.

"Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar..."

Saludos

Gabriela dijo...

Machado…, me doy cuenta que hace buen tiempo no leo sus versos, su prosa... Apreciarlo desde la adolescencia, también, se lo debo y agradezco a una profesora de literatura, del mismo modo, a mis padres y a Serrat.
Aunque en la práctica solo he estado de paso en Barajas, con él he 'conocido' los campos de España, he podido pasear por las colinas, he visto sus colores, he sentido sus aromas, sus dolores, la melancolía. Pero por sobre todo, con Machado siempre vuelvo a recordar que en este viaje solo es necesario un ligero equipaje. Qué fácil olvido estos versos.
“Yo, para todo viaje
—siempre sobre la madera
de mi vagón de tercera—,
voy ligero de equipaje. (…)”
Gracias por recordármelo, Sr. Serrano.
Cariños
Gabriela