Si alguna vez, cuando el dolor te encuentre
y sientas en el pecho que la vida
es un empeño inútil, aquel sueño
que nos bebió la sangre y la alegría.
Si alguna vez, cuanto te sientas sola,
y busques en las lágrimas consuelo,
y te encuentres que siempre en el camino
hay alguien que nos rompe el corazón.
Si alguna vez, después de haber amado,
las noches se hacen viento y lluvia y frío,
y en la copa no quede más que el turbio
deseo de unos labios ya lejanos.
Si alguna vez el tedio y la tristeza,
como los ceniceros de una fiesta,
te ahogan la garganta y estás sola
en el peor momento de la noche.
Piensa, entonces, en mí. Y bebe lentamente
la añoranza lejana de los días pasados.
Yo abrazaré muy fuerte las letras de tu nombre
mientras duermes lejana. Y beso tu recuerdo.
miércoles, 3 de diciembre de 2014
domingo, 16 de noviembre de 2014
Esta noche también te echo de menos
Como todas las noches,
hoy te echo de menos.
Te escribo y te lo digo y tengo miedo.
El miedo de esta muerte, de esta vida,
la sensación terrible de que todo
está vencido
y no marcan la hora los relojes.
El miedo a que los días se me acaben,
de que no estés más allá de cuerpo y alma.
Esta tristeza amarga de los lunes,
esta angustia de no saber qué besos
habrá después de una boca que no es mía.
Y el miedo, el miedo siempre, el miedo siempre
a que no me despiertes de la noche,
A no tener tu cuerpo, como siempre,
a morirme sin ti sin yo saberlo.
Y tú lejos, y yo, tan sólo y sólo.
Y tú sin tú saberlo tan lejana,
La noche para no saber de tus palabras,
para no tener tu piel cuando no eras
esperanza ni vida, ni mordisco,
ni nada ya en la nada, ni siquiera
el verso que no sabe de medidas.
Mi vida tan pequeña, inútil vida
que jamás me dará sombras ni agua.
Mi vida para siempre, amor tan dulce
que nunca podrá entrar entre mis venas
buscando el corazón que te persigue.
Y esta noche de angustias y de miedos,
sin esperanza alguna que me salve,
sólo puedo decirte, que esta noche
como todas las noches,
amor, te echo de menos.
hoy te echo de menos.
Te escribo y te lo digo y tengo miedo.
El miedo de esta muerte, de esta vida,
la sensación terrible de que todo
está vencido
y no marcan la hora los relojes.
El miedo a que los días se me acaben,
de que no estés más allá de cuerpo y alma.
Esta tristeza amarga de los lunes,
esta angustia de no saber qué besos
habrá después de una boca que no es mía.
Y el miedo, el miedo siempre, el miedo siempre
a que no me despiertes de la noche,
A no tener tu cuerpo, como siempre,
a morirme sin ti sin yo saberlo.
Y tú lejos, y yo, tan sólo y sólo.
Y tú sin tú saberlo tan lejana,
La noche para no saber de tus palabras,
para no tener tu piel cuando no eras
esperanza ni vida, ni mordisco,
ni nada ya en la nada, ni siquiera
el verso que no sabe de medidas.
Mi vida tan pequeña, inútil vida
que jamás me dará sombras ni agua.
Mi vida para siempre, amor tan dulce
que nunca podrá entrar entre mis venas
buscando el corazón que te persigue.
Y esta noche de angustias y de miedos,
sin esperanza alguna que me salve,
sólo puedo decirte, que esta noche
como todas las noches,
amor, te echo de menos.
lunes, 3 de noviembre de 2014
Soñar con la lluvia
Maldita sea la noche. Maldito sea este cuerpo
caído en estos males y el cansancio
de la sangre y la amargura de estos días.
Y ese dolor de entonces recordado.
La voraz sensación de saberte perdida.
Malditas sean las noches de soledad y fiebre,
medicinas malditas y besos escondidos.
Y sea maldito el vómito y la angustia
y las dudas de una vida que se esconde
en las células enfermas de la carne.
Más qué importa el dolor, estos dolores,
el miedo hacia lo oscuro, el tiempo ido,
si estuviera tu voz junto a mi boca,
y tu piel estuviera entre mis dedos,
despertando el recuerdo de tus ojos.
Porque tú ya no estás. Ya nunca eres
el agua del verano, el dulce otoño,
la palabra sagrada que me salve
de todo purgatorio, de este infierno
que me acompaña ahora sin tu nombre.
Y por eso, tal vez como esperanza
perdida, yo te invoco en esta noche,
me someto a tus manos que me salven
y pueda yo soñar con tu recuerdo,
como sueña la tierra con la lluvia.
caído en estos males y el cansancio
de la sangre y la amargura de estos días.
Y ese dolor de entonces recordado.
La voraz sensación de saberte perdida.
Malditas sean las noches de soledad y fiebre,
medicinas malditas y besos escondidos.
Y sea maldito el vómito y la angustia
y las dudas de una vida que se esconde
en las células enfermas de la carne.
Más qué importa el dolor, estos dolores,
el miedo hacia lo oscuro, el tiempo ido,
si estuviera tu voz junto a mi boca,
y tu piel estuviera entre mis dedos,
despertando el recuerdo de tus ojos.
Porque tú ya no estás. Ya nunca eres
el agua del verano, el dulce otoño,
la palabra sagrada que me salve
de todo purgatorio, de este infierno
que me acompaña ahora sin tu nombre.
Y por eso, tal vez como esperanza
perdida, yo te invoco en esta noche,
me someto a tus manos que me salven
y pueda yo soñar con tu recuerdo,
como sueña la tierra con la lluvia.
martes, 28 de octubre de 2014
¿Qué es amarte?
Amarte no es tener tu cuerpo al lado,
ni que tu carne me cubra hasta los huesos,
o que mi boca atraque en tu costado
o te coma a mordiscos y con besos.
Ni es que busque cosquillas en tu vientre
ni la risa debajo de tus pechos.
Tampoco es que te busque y que te encuentre
desnuda ni vestida por mi lecho.
Amarte es recibir de madrugada
mensajes que me dicen: vaya día.
Y tú, ¿qué tal? Y yo no diga nada.
Y que por una vez no sea sincero
Y no te diga que estuve con las ganas
de llamarte y decirte que te quiero.
ni que tu carne me cubra hasta los huesos,
o que mi boca atraque en tu costado
o te coma a mordiscos y con besos.
Ni es que busque cosquillas en tu vientre
ni la risa debajo de tus pechos.
Tampoco es que te busque y que te encuentre
desnuda ni vestida por mi lecho.
Amarte es recibir de madrugada
mensajes que me dicen: vaya día.
Y tú, ¿qué tal? Y yo no diga nada.
Y que por una vez no sea sincero
Y no te diga que estuve con las ganas
de llamarte y decirte que te quiero.
Sueño de una noche de otoño
Imagina que una noche, de repente,
te despiertas y me encuentras en tu cama.
Y yo beso tu frente, en la tibieza
de las sábanas te busco. Y luego
desciendo hasta tu pecho, acaricio
la aureola, te muerdo los pezones.
La eternidad debe ser estos instantes
de silencio que puede devorarse.
Voy bajando después hasta tu vientre,
huelo tu piel, mi lengua se detiene
en tu ombligo de miel y eternidades.
Y luego, luego ya, está la locura
del pubis que se enreda entre mis labios.
La salina belleza de humedades,
la dulcísima agonía de suspiros,
el estertor gozoso de la carne.
Tus manos en mi pelo, el movimiento
de tus caderas que levantan el placer,
la finísima piel que me rodea
la lengua, y el recuerdo
lejano y primitivo
del mar que entra en mi boca. Entonces
te despiertas e imaginas
que una noche de repente te despiertas
y me encuentras en tu cama.
te despiertas y me encuentras en tu cama.
Y yo beso tu frente, en la tibieza
de las sábanas te busco. Y luego
desciendo hasta tu pecho, acaricio
la aureola, te muerdo los pezones.
La eternidad debe ser estos instantes
de silencio que puede devorarse.
Voy bajando después hasta tu vientre,
huelo tu piel, mi lengua se detiene
en tu ombligo de miel y eternidades.
Y luego, luego ya, está la locura
del pubis que se enreda entre mis labios.
La salina belleza de humedades,
la dulcísima agonía de suspiros,
el estertor gozoso de la carne.
Tus manos en mi pelo, el movimiento
de tus caderas que levantan el placer,
la finísima piel que me rodea
la lengua, y el recuerdo
lejano y primitivo
del mar que entra en mi boca. Entonces
te despiertas e imaginas
que una noche de repente te despiertas
y me encuentras en tu cama.
miércoles, 24 de septiembre de 2014
Volver siempre
Vuelvo a dejar perdidos en mis cosas
la palabra de amor que no te dije,
los versos a tu nombre, la cerveza
que unió algunas sonrisas, una noche
de música, tibieza de tu cuerpo.
los versos a tu nombre, la cerveza
que unió algunas sonrisas, una noche
de música, tibieza de tu cuerpo.
Los sueños imposibles y la suave
caricia de unas manos, el perfume
de una piel habitada por los ángeles.
Y ahora, mientras leo tus poemas,
bendigo aquel momento y te deseo
que llegues hasta el borde de la vida,
a la luz de unos ojos y en tu cama
te busquen esas manos que tú anhelas,
y tu carne se abra a la tormenta.
caricia de unas manos, el perfume
de una piel habitada por los ángeles.
Y ahora, mientras leo tus poemas,
bendigo aquel momento y te deseo
que llegues hasta el borde de la vida,
a la luz de unos ojos y en tu cama
te busquen esas manos que tú anhelas,
y tu carne se abra a la tormenta.
Y cuando en una noche de nostalgia
te asomes al balcón de tu pasado
y añores el color de viejos días,
sentirás en la hora del insomnio
que algo ronda tu pecho y tus caderas,
será mi sangre viva que te busca
para besar tu piel como la lluvia,
sabiendo que yo nunca
voy a tener la paz de los vencidos.
Próximos Conciertos:
#SEVILLA 9 De Octubre LA SALA con Rodolfo Serrano y Joel Reyes
#MADRID 25 de Octubre en Libertad Ocho con Rodolfo Serrano.
#PALMADEMALLORCA 9 de Noviembre en VAMP CAFÉ con Bruno Sotos Morlá.
#BARCELONA 30 de Noviembre en L'Oncle Jack con Rodolfo Serrano (Festival Acróbates)
martes, 29 de julio de 2014
Los hijos de la esclava
Todo el dolor, la sangre, la tristeza,
el juego de los niños en la muerte,
y la vida fugaz como un suspiro,
frágil como los huesos de los viejos.
Esa vida, esa muerte en los fusiles,
la lágrima y el grito en las gargantas.
Y nunca habrá perdón, no hay dios que pueda
aceptar el sacrificio de la carne
del hombre condenado por el hombre.
Jamás habrá perdón mientras exista
la religión de sangre, el terror ciego,
el odio criminal, el fuego abierto.
Y más allá de vosotros, en la playa
donde los niños caen como cometas,
allí donde la paz es sueño muerto,
vuela el azul silencio de los libros
en los que la palabra se deshace.
Para vosotros nunca la esperanza,
el perdón por la inocencia rota.
No habrá perdón. Vuestro dios mismo
oculta el rostro en la ropa ensangrentada
de los hijos de la esclava de Abraham.
el juego de los niños en la muerte,
y la vida fugaz como un suspiro,
frágil como los huesos de los viejos.
Esa vida, esa muerte en los fusiles,
la lágrima y el grito en las gargantas.
Y nunca habrá perdón, no hay dios que pueda
aceptar el sacrificio de la carne
del hombre condenado por el hombre.
Jamás habrá perdón mientras exista
la religión de sangre, el terror ciego,
el odio criminal, el fuego abierto.
Y más allá de vosotros, en la playa
donde los niños caen como cometas,
allí donde la paz es sueño muerto,
vuela el azul silencio de los libros
en los que la palabra se deshace.
Para vosotros nunca la esperanza,
el perdón por la inocencia rota.
No habrá perdón. Vuestro dios mismo
oculta el rostro en la ropa ensangrentada
de los hijos de la esclava de Abraham.
domingo, 6 de julio de 2014
Noche triste
En noches como ésta, algunas noches,
te sientes triste. Son noches de cansancio.
Ha llovido y queda por la calle
un perfume de hierba y de tierra mojada,
igual que si de pronto regresaras
a los días del pueblo. Escuchas lejos
algún trueno lejano. Desearías
volver hacia los días de los amores viejos.
Estás triste esta noche. En la nevera,
una botella de vodka.
Es el momento
de servirte una copa
muy fría. Y acercarte
despacio hasta el recuerdo de sus labios.
Ella nunca bebía este tipo de alcohol,
mas adoraba el vino,
la seca sensación de que era el sol
lo que entraba besando su garganta.
Pero esta noche, tan lejos y tan fría,
deseas que te llegue hasta las venas
su voz cuando leía antiguos versos,
sus pasos por la casa, el dulce sobresalto
de sus manos tapándote los ojos.
Ahora bebe, saborea
el helado escalofrío
del cristal empañado por el vodka,
la niebla de sus brazos,
la soledad de esta casa que odiarías
si no fuera porque guarda - o eso piensas-
por suelos y paredes algo de ella.
Sin embargo, en cualquier caso, y aunque sepas
que nada del pasado se repite, que ella misma
puede ser la invención de la tristeza,
mira bien lo que haces. Hay momentos
en noches como ésta, que es mejor elegir,
sin dudas ni preguntas, un amor inventado
que esta realidad sin esperanza.
lunes, 30 de junio de 2014
Leve recuerdo
De las
cosas que guardo de los años
amados y
perdidos aún me queda
tu piel
ardiendo, ese sabor metálico
del
sexo en la alta madrugada,
el
dulzor a saliva, el imposible
calor
de tus axilas y tus muslos,
la
desesperación de no poder morirme
cuando
entraba en tu cuerpo y me abrazabas.
La
tersura del vientre,
la humedad
que corría entre tus piernas,
el
grito de tu voz cuando mi boca
buscaba
entre tu carne. El dulce nombre,
la
palabra sagrada, el paraíso
de
manzana y serpiente que nacía
más allá
de los dioses prohibidos,
cuando
eran los cuerpos gloria eterna.
De
aquellos años guardo en mi memoria
el temblor
de tus brazos, la terrible
expansión
de universos que vivían
en tus
pechos, las islas de tu ombligo,
la
redondez del mundo en tus caderas,
el
mordisco final, la lluvia cálida
que
empapaba la noche y los abrazos.
Todo en
ti para mí, para mis labios.
y
morirme esta noche sin tenerte,
maldito
para siempre en el recuerdo,
maldito
como ahora cuando viene
la
desesperación , cuando se marcha
la
memoria de entonces y me queda
sólo
una leve bruma, sólo esa
niebla
que trae el olvido y que me mata.
martes, 17 de junio de 2014
La derrota, nunca
Y nunca la derrota
podrá romper la voz.
podrá romper la voz.
Nunca la angustia
dejara que la luna
se nos haga demonio,
terror de los amantes,
el lugar para el odio
de quienes buscan muerte.
dejara que la luna
se nos haga demonio,
terror de los amantes,
el lugar para el odio
de quienes buscan muerte.
Estaremos nosotros
en medio de la duda,
abrazando los nombres,
cuidando la canción de cada día.
Estaremos en medio
del corazón y el fuego,
En las manos abiertas
y en la palabra amigo,
Donde brilla la risa
y los labios se abren
en la boca que besa
y en el vino y la vida.
en medio de la duda,
abrazando los nombres,
cuidando la canción de cada día.
Estaremos en medio
del corazón y el fuego,
En las manos abiertas
y en la palabra amigo,
Donde brilla la risa
y los labios se abren
en la boca que besa
y en el vino y la vida.
Pero nunca rendirnos,
que nunca puedan ellos
robarnos la palabra,
arrebatarnos nunca
la música del hombre.
que nunca puedan ellos
robarnos la palabra,
arrebatarnos nunca
la música del hombre.
Que jamás puedan, Paris,
presumir de tenerla
mas larga la alegría
y de haber derrotado
la canción de la sangre.
La canción que se hace
con el alma del otro,
con trozos de ternura
y la rabia más limpia.
Porque estamos muy solos,
porque tenemos miedo
a la noche de plomo,
porque nada seremos
si no tenemos cerca
el corazón amigo,
y la voz que no calla
y el latido salvaje
de quienes luchan, cantan
para cambiar el mundo
para darnos la flores
en los tiempos del frío.
porque tenemos miedo
a la noche de plomo,
porque nada seremos
si no tenemos cerca
el corazón amigo,
y la voz que no calla
y el latido salvaje
de quienes luchan, cantan
para cambiar el mundo
para darnos la flores
en los tiempos del frío.
Porque siempre habrá alguien
que una noche de insomnio
buscara una canción
que endulce su tristeza.
Jamás, jamás-por eso-
pueden rendir la voz
que golpea en nosotros.
pueden rendir la voz
que golpea en nosotros.
miércoles, 4 de junio de 2014
Vieja fotografía
Miro tu
foto. Es una foto antigua
que apareció
de pronto en algún sitio.
Te ríes
y miras fijamente. Tu sonrisa,
gloriosa,
deslumbrante. Me imagino
que hay
alguien que te dice alguna cosa:
Tienes
la juventud de los recuerdos,
esa exacta
expresión que da la dicha,
y podría
jurar que tras la cámara
hay
alguien que te ama -y le deseas-,
que sonríe
también mientras te mira.
Me
puedo imaginar tiempos felices
en la
curva del rostro, en esos labios
perfecta,
dulcemente dibujados,
en la dorada
garganta que se pierde
en una
blusa roja. Estás muy guapa.
Al mirarte
esta noche, me pregunto
quién fue
el amor que baila por tus ojos.
Quién supo
recoger en esa imagen
la pasión
que adivino, ese momento
por el que
hubiera dado
mi vida
por que fuera sólo mío.
lunes, 26 de mayo de 2014
Mujer desconocida
Me contaron
que andaba por los bares,
buscando
algún amor o sólo el beso
de
alcohol que la llevara por las noches
de
ciertas ciudades, por los puertos
de nieblas
y de olvidos.
Contaba
que un día tuvo entre sus brazos
los amantes
más fieles y las horas
más
salvajes y tiernas, cuando era
el
pecado más dulce y en su boca
dormían
las tormentas.
Nadie supo
su nombre. Amanecía
y ella
rebuscaba unas monedas
en su
bolso de plástico. Pagaba
y sin
decir una palabra se marchaba
hacia
otras soledades.
Nunca pude
encontrarla, aunque su historia
me persigue
en las noches en que busco
el olvido
en las barras, cuando el frío
tiene
el nombre de todas las mujeres
que un
día me quisieron.
De vez
en cuando, me voy hasta las calles
húmedas
por la lluvia y el deseo,
recorro
madrugadas, me detengo
en
cualquier bar extraño y adivino
su
perfume en el aire.
Pero sé
que jamás he de encontrarla.
Por
mucho que en cualquier libro de versos
reconozca
su voz y entre los vasos
quede aún
la tristeza de su boca
que
bebo sin remedio.
lunes, 19 de mayo de 2014
Esta canalla
Esta tropa
de banqueros y políticos,
esta canalla
del silencio y la mentira,
esta
gentuza, amor, está ganando
la
batalla diaria de la vida.
Nos
acorralan, invaden nuestras almas,
deshacen
el color de la palabra,
hipotecan
todo el sufrimiento,
la paz
que hay en tu abrazo y en tu sueño.
Acaban
con el hombre, lo encarcelan,
dibujan
la tormenta y traen la lluvia
del frío
en el invierno. Como dioses
maltitos
traen la espada.
Están
entre nosotros. Glorifican
los pecados
más turbios, el deseo
de las
voces amargas, cuando todo
es pura
soledad de su desierto.
Del
dolor hacen carne, sangre muerta,
roto espejo
pegado a la caverna.
Envenenan
el nombre de las cosas
y dejan
sin manzana el paraíso.
Ahogan nuestros sueños y vacían
las almas y devoran insaciables
la risa de los niños, nos apagan
el fuego de la casa y de los besos.
Se mean en el vino del domingo,
escupen sobre el pan de cada día.
Quiebran el espinazo de la vida,
ensucian la alegría y las canciones.
Esa gente, esa canalla, vida mía,
que persigue a los amantes y a los locos,
nos matan con sus cifras oficiales,
destruyen la mirada de la tierra.
Ahogan nuestros sueños y vacían
las almas y devoran insaciables
la risa de los niños, nos apagan
el fuego de la casa y de los besos.
Se mean en el vino del domingo,
escupen sobre el pan de cada día.
Quiebran el espinazo de la vida,
ensucian la alegría y las canciones.
Esa gente, esa canalla, vida mía,
que persigue a los amantes y a los locos,
nos matan con sus cifras oficiales,
destruyen la mirada de la tierra.
Por
eso, tierno amor, dulce caricia,
los
tiempos no están hoy para poemas
de amor.
Porque esta peste,
a poco que tú y yo nos descuidemos,
acabará
con nosotros sin remedio.
lunes, 12 de mayo de 2014
El tiempo ido
De los males sin nombre que me aquejan
guardo la soledad del café frío,
el insomnio de noches y latidos
el recuerdo de amores en la sombra.
Los cines y las calles, la tristeza
de urgencias y hospitales, los informes
de médicos y amantes y los miedos
de un corazón sin lluvia en primavera.
De todo lo perdido, de estos días
donde la voz es un ámbito desierto,
guardo el silencio de todos los espejos,
las tardes en la playa de tu nombre.
De l,o que fui en los tiempos de la gloria
me quedan los naufragios de la dicha,
el calor de una piel, algún instante
en el que pude destruir el paraíso.
Algún beso perdido entre la ropa,
un abrazo de miel y madreselva,
esa copa final, algunos bares,
la cita en un hotel de las afueras.
Y ahora que mi cuerpo está ya escrito
en calendarios de duda y medicinas,
me subo hasta el color del tiempo ido,
sabiendo que ya nada puede herirme
guardo la soledad del café frío,
el insomnio de noches y latidos
el recuerdo de amores en la sombra.
Los cines y las calles, la tristeza
de urgencias y hospitales, los informes
de médicos y amantes y los miedos
de un corazón sin lluvia en primavera.
De todo lo perdido, de estos días
donde la voz es un ámbito desierto,
guardo el silencio de todos los espejos,
las tardes en la playa de tu nombre.
De l,o que fui en los tiempos de la gloria
me quedan los naufragios de la dicha,
el calor de una piel, algún instante
en el que pude destruir el paraíso.
Algún beso perdido entre la ropa,
un abrazo de miel y madreselva,
esa copa final, algunos bares,
la cita en un hotel de las afueras.
Y ahora que mi cuerpo está ya escrito
en calendarios de duda y medicinas,
me subo hasta el color del tiempo ido,
sabiendo que ya nada puede herirme
lunes, 5 de mayo de 2014
A Jaime Gil de Biedma
Que la vida iba en serio
uno, maestro, lo comprende cuando
sientes que el dolor se te hace carne
y las tardes empiezan a ser tristes.
Y los grandes amores se convierten
en esa tos a las tres de la mañana,
y el cansancio
es el pan de cada día.
Cuando ya no te llaman por teléfono
más que voces de eléctricas y bancos,
y una joven muy bella por la calle
te cede el paso al subir al autobús.
Y sientes que la noche es enemiga
de versos y de besos,
y te mueres
a solas con recuerdos de otro cuerpo.
Entonces tú comprendes que la vida
ya no está en el presente,
y el futuro
es aquello que nunca conseguimos.
Iba en serio la vida.
Y ahora mismo, ahora lo comprendes:
Envejecer, morir eran tan sólo
las dimensiones del teatro
uno, maestro, lo comprende cuando
sientes que el dolor se te hace carne
y las tardes empiezan a ser tristes.
Y los grandes amores se convierten
en esa tos a las tres de la mañana,
y el cansancio
es el pan de cada día.
Cuando ya no te llaman por teléfono
más que voces de eléctricas y bancos,
y una joven muy bella por la calle
te cede el paso al subir al autobús.
Y sientes que la noche es enemiga
de versos y de besos,
y te mueres
a solas con recuerdos de otro cuerpo.
Entonces tú comprendes que la vida
ya no está en el presente,
y el futuro
es aquello que nunca conseguimos.
Iba en serio la vida.
Y ahora mismo, ahora lo comprendes:
Envejecer, morir eran tan sólo
las dimensiones del teatro
martes, 29 de abril de 2014
Medicina
Y no es verdad.
Tampoco hay amor que consiga
derrotar los dolores
de la carne cansada.
Esa punzada viva que
te atraviesa el pecho,
o, pura y
simplemente, el amargo mareo
de una resaca infame
al levantarte el lunes.
De dolores mayores
también está probado
que no hay pasión alguna capaz de aniquilarlos.
Que no hay beso que
pueda, en cualquier madrugada,
anular el aullido de
una muela maldita,
ni unos labios que
venzan a un infarto y su angustia.
El amor es más débil que cualquier
aspirina.
Se nos viene y se
marcha cuando no lo queremos,
deshace corazones y
siembra de peligros
la soledad sin
nombre de todos los dolores,
y alimenta el
fracaso de los años perdidos.
Por eso, cuando
ahora mi cuerpo vive en ese
misterioso milagro
de miedo y medicinas,
declaro mi derrota y me someto inerme
sabiendo que tu cuerpo ha perdido esta noche
la dudosa esperanza de salvarme en tu nombre.
la dudosa esperanza de salvarme en tu nombre.
martes, 22 de abril de 2014
Insomnio
Despiertas una noche
y te
llega el dolor,
los
dolores del alma que deshacen el sueño,
que te
rompen las horas.
Y el
silencio
pesa
como una cruz maldita y conocida.
Abandonas
el lecho y recorres la casa,
enciendes
un cigarro. Te preparas
una
copa en la alta madrugada.
Los
recuerdos son pájaros dormidos.
(Y ese
dolor del alma, tan real, tan cercano).
Sientes
la soledad rondando en el pasillo.
Una
tristeza vieja te llega hasta la boca.
Y sabes
que el reloj se ha parado ahora mismo.
Nada
hay que te pueda salvar de la amargura.
Y no
hay voz que te salve del miedo y las sombras.
Busca
entonces un libro.
La Isla
del Tesoro, Moby Dick o los versos
más hermosos
que puedas recordar.
Deja
que pase el tiempo lo mismo que si fuera
el minuto
perfecto, ese instante perdido
de los
años de dicha.
Espera que
amanezca tras las negras ventanas,
que el
ruido de diez mil automóviles arrastren
la
quietud del momento.
Pues
todo está perdido en este largo insomnio.
Y sabes
que el dolor,
como una
lluvia fría
va a acompañarte
siempre en cada viaje tuyo.
Pero
entonces,
aunque sea
un momento,
piensa
en ti, cuando eras ese cuerpo glorioso
que un
día dio a otra carne el gozo de la vida,
la
fugaz sensación de que fuisteis eternos.
(Y
lejos, en la noche, en una cama extraña,
hay
alguien que aún te añora aunque no te recuerde).
lunes, 14 de abril de 2014
La Isla del Tesoro
Oído en
un telediario:
Una
mujer en una manifestación por la educación pública:
“Tenemos que protestar si
no queremos perder nuestros derechos”
Un político:
“No cambiaremos nuestras políticas
por muchas protestas y manifestaciones que
se hagan”
Cuánta
tristeza. Cuánto
dolor en
las palabras que ahora escucho
yo derrotado
frente al televisor.
Por las
calles, se extiende, como un sueño,
la impotencia,
las manos que no tienen
más que
el blanco vacío, el imposible
afán de
la tormenta que no llega,
que ha
de limpiar las plazas y los cuerpos.
Un futuro
sin nombres ni amapolas.
La
soberbia se sube a los caballos,
deshace
claros días, atraviesa
con la
lanza del odio la esperanza.
Mata la
voz del hombre, lo aniquila,
lo entierra
entre palabras. Hay un vómito
agrio
de vino y sangre en el asfalto.
Y todo,
todo está como si nada,
como si
todo fuera una noche interminable,
el
deseo de un fuego ante la cueva,
la
nostalgia de viejos paraísos,
la
sensación del miedo, el lento pulso
de un
corazón cansado y ya vencido.
Más allá
de esas voces se levantan
unos labios
abiertos a la vida,
los
cuadernos y libros escolares,
el alma
de los niños, la tristeza,
el pan
de cada día y las canciones
de amor,
la piel de las estrellas.
Cuánta
tristeza. Amor, cuánta tristeza,
cuánto dolor,
ahora, ya perdidos
para
siempre los mapas que nos traigan
el
tesoro de la isla a nuestras manos.
Mas sálgamos
al mar. Vente conmigo,
La
bandera pirata es ahora nuestra
y Jhon
el Largo nos guía hasta su isla.
martes, 8 de abril de 2014
Una noche mágica

Ayer fue un día grande. Una noche grande. Mi amigo Manuel Cuesta me in vitó a compartir el Libertad, 8. Amigos maravillosos con nosotros: César de Centi, Jon Andión, J Álvaro, Jerónimo Salinero, Dani Eme...Disfrutamos de las canciones de Manuel (me emocioné con mi poema Estos días, musicado magistralmente por él) y tuvimos la ocasión de saludar a viejos y nuevos amigos (Ricargo, Fernando, Julio, Joaquín, Elvira, Julián, Salva, Mari Recio, Dani...
Es asombroso que la música y la poesía atraigan todavía a la buen a gente, hagan de vínculo y abrazo. Y que Fernando Lucini siga tan maravillosamente activo, que todavía tenga el corazón abierto, incansable al cansancio, a los sinsabores... Gran Fernando. Hombre bueno y sabio, padre de tantos cantautores, bondadoso y ser humano escepcional. Siempre con tiempo para todos, siempre una palabra amable, siempre al lado.

Quiero también dedicar un recuerdo especial a Paris Joel. César de Centi que, igual que Dani Eme, tuvo la generosidad de cantarnos una de su canciones, se acercó luego a mi para darme recuerdos de Paris. Y le dije el milagro de la vida que supone que nunca haya visto a Paris y le tenga tanto afecto, le sienta tan cercano a mí.
César me dijo algo curioso: "Resulta que él ha utilizado esas mismas palabras. Me ha dicho que nunca te ha visto personalmente y que no entiende cómo se siente tan cercano a ti. Si le conocieras. Es un ser extraordinario. Luchador y buena gente". La vida, a veces, como dice Ismael, te guiña los ojos, te invita a una ronda. A mí me invita con gente como ésta.
Le dije a César que entre mis sueños está ir un día a conocer Sada, a conocer a Paris. "Ojalá", me contesto, "te encantaría el pueblo y Paris". Ojala se cumnplan un día nuestros sueños.
lunes, 7 de abril de 2014
Tu dolor
Tu
dolor. Tu tristeza que me llega,
como
una herida abierta.
-tu
corazón doliente-
que me
cuentas
en cuatro
líneas apenas muy lejanas.
Quisiera
acariciarte muy despacio,
en esa
soledad
que
siento como mía,
que me besa
en el alma y se deshace.
Y no sé
qué serás, dónde tú ahora
escondes
ese miedo,
dónde
andarán tus días y tu sombra.
Esa
sombra,
Esa
palabra tuya, la que entonces
recorría
mi boca y removía
el
temor al fantasma del olvido.
Me
llegan como llegan los otoños,
con la
misma nostalgia de los lunes,
igual
que tus mensajes en la arena.
Ahora
que ya no estás,
que
nada eres,
se me
clava tu miedo y adivino
tus
noches en la cama de los otros.
Por
eso, corazón tan deseado,
escribo
a tu tristeza,
y sólo tengo
estos
versos, la palabra
que
quiere acariciar
el alma
que aún deseo
y que
me duele.
lunes, 31 de marzo de 2014
Todo lo perdi
Todo lo
perdí, salvo tu nombre.
Lo
demás se me ha ido poco a poco:
sudores
y palabras, cortas noches,
la copa
del encuentro, negros días,
los
lunes del pecado, los hoteles
sin
vino y la esperanza del invierno.
Todo
fue como el aire de la vida,
la luna
acorralada, el tiempo en blanco,
las
caricias de amor y los papeles
con
versos y las cartas del olvido.
Las
dudas ante el beso, la alegría,
el amor
a las tres de la mañana.
En todo
estabas tú, aunque no eras:
la atracción
de los cuerpos y la sangre
golpeando
el rincón de los insomnios.
Las
calles para andar en tu costado,
la cintura,
los lazos de la carne,
el
camino hacia donde y hacia cuando.
Por allí
–y allí mismo- estaba el frío,
las tardes
de domingo, el sueño a solas,
las
manos como fuego, tiernos labios,
el
abrazo del miedo, las llamadas,
teléfonos
sonando en la penumbra,
el
cielo protector cuando tú estabas.
Y todo
lo perdí. Ya no me queda
más que
el nombre, tu nombre que es ahora
el
recuerdo lejano de un instante.CON MANUEL CUESTA EN LIBERTAD, 8

No os lo perdáis. Merece la pena. Si tenemos suerte y el pintor y poeta Jerónimo Salinero se anima, tendremos ocasión de disfrutar de sus versos. Muchos le conocéis y sabéis que es un placer gozar de su humor y su poesía.
lunes, 24 de marzo de 2014
Las manos de Lila
A mi nieta, recién venida
Se
mueven como el mundo. Dulce, sencillamente.
Esas
manos que un día abrazarán la tierra,
que traerán
caricias y curarán dolores
y harán
de los caminos abrazos de los cuerpos.
Esas
manitas chicas, como estrellas de aire,
que se
agarran dormidas a la vida que late
en otra
carne amada, en el calor del sueño.
Esas manos
que traen el nombre de la dicha.
Los
dedos como brotes de los frutos más dulces,
nubes y
caracolas donde se esconde el viento.
Esperanza
y promesa de un futuro que rompe
la tormenta
del miedo y la palabra nunca.
En esas
manos mueren los espacios vacíos,
la eternidad
empieza como un beso cercano,
lo
mismo que si fuera el universo abierto,
el
lento movimiento de todas las mareas.
Me
agarran esas manos, me acarician despacio,
y rozan
suavemente mis dedos asombrados.
Luego,
tiernas y frágiles, llegan hasta mi pecho
abren
mi corazón y se quedan dormidas.
martes, 18 de marzo de 2014
La vida
Estas
cosas, amigo, aunque nos cueste,
son,
sin duda, las reglas de la vida.
Yo
puedo recordar, sin ir más lejos,
su sonrisa
radiante cuando ella
llegaba
a nuestra cita. Y sin esfuerzo
sentir
aún sus labios como el vino,
y sus
manos abriendo mi camisa.
Y el
aliento quemándome los labios,
su voz de
mar, el tierno sobresalto
de sus
piernas abiertas a mi carne.
Puedo,
incluso, volver a estremecerme
en la espesa
batalla de los cuerpos,
y oír su
corazón como si fuera
el
mágico rumor de mil tormentas.
Está
todo en mis venas. Si me apuras,
podría sin
esfuerzo revivirme
en cada
una de todas sus palabras,
revivir
el cansancio de la carne,
tras el
amor. Contarte como eran
las
gotas de sudor entre sus pechos,
y la
humedad del pubis en mi boca.
Y sin
embargo, ¿qué quieres que te diga?
El
tiempo vence a todo. Nos derrota
sin compasión,
terrible y brutalmente.
Porque
un día la encuentras en la calle,
te besa
fugazmente la mejilla,
y sonríe –“me esperan”- y se marcha.
lunes, 10 de marzo de 2014
Te invoco hoy
Te
recuerdo todavía. Y sin embargo
nunca fuiste
un gran amor, niña perdida.
Mis
ojos asombrados y esas manos
recorriendo
mi cuerpo, cuando era
la
soledad el mundo conocido.
Te
tengo en la memoria y en la carne,
en esta
hora del sueño y del olvido.
Me
llegan, lo mismo que hojas muertas
tu suspiro,
el jadeo de tu pecho,
en la
cama deshecha de tu cuarto.
Tus
besos con sabor a cigarrillos,
el silencio
de nubes, la dulzura
de tu
piel transparente, la caída
de tu
cuerpo en mi cuerpo. Aquellas noches
con el miedo
al reloj en la mesilla.
¿Y qué
ha sido de ti? De vez en cuando
tu nombre
me persigue por los libros,
se
despereza lento como el suave
regusto
a sal de la melancolía,
lo
mismo que el sabor de un vino nuevo.
Pedacito
de amor, niña sin dueño,
palabra
de mis noches. Dulce encanto
del
momento encontrado cuando todo
era la
vida en punto, y no había nada
más allá
del deseo de las sábanas.
Esta
noche te invoco. Por aquellos
abrazos
de pasión, por la locura
de la
sangre. Por mis dedos
buscando
el universo de tu vientre,
la
eternidad de dios en tus caderas.
Vienes
a mí. Te duermes a mi lado.
Te me mueres
lo mismo que si fueras
el sol
cálido de todos mis inviernos.
Nunca
fuiste mi amor. Pero ahora mismo
tu nombre
es mi deseo y mi nostalgia.
lunes, 3 de marzo de 2014
Todo es ahora
A mi amigo Carlos López Collado
Esa
atracción salvaje de los cuerpos,
la furiosa
pasión de los abrazos,
la succión
de los labios en los pechos,
el
calor de la piel, el suave vientre
donde
Ismael perseguiría a la ballena.
Esa
muerte dulcísima y querida,
cuando los
cuerpos rompen el latido,
se
emborrachan de limpias humedades,
se
rompen en la esquina de la noche
cabalgan
la locura del instante.
Esos
besos benditos, el mordisco,
relámpagos
eternos, la tormenta
del
corazón golpeando el universo,
esa
carne abriéndose al impulso
de la
sangre caliente del deseo.
Y todo,
todo eso, amigo Carlos,
es, al
final, un cuerpo a nuestro lado,
ese
cuerpo glorioso por el tiempo,
que
duerme entre las sábanas y roza
un
instante tu piel en la alta noche.
Esa
loca pasión, aquella fiebre
es ahora
la ternura de una mano
que,
lenta y dulcemente, te acaricia
cuando viene el dolor y
tienes miedo.
lunes, 24 de febrero de 2014
Leyendo a Machado
(Se cumplen 75 años de la muerte de Antonio Machado)
Don
Antonio, las cosas no han cambiado.
Sigue
la misma sed del hombre malo,
la sombra
de Caín va por los campos
de la
misma Castilla. Y esta España
continúa
dividida como entonces.
Hoy, don
Antonio, los mismos colegiales,
el hombre
del casino provinciano,
y pronto
volverá don Guido jaranero
como un
trueno, don Antonio, a los altares.
Tantos
años después y todo sigue
en la
misma tristeza. Y olmos secos
siguen
aún abiertos por el rayo.
Releo
en esta noche en que se cumple
el triste
aniversario de su muerte
la
letra de ese mundo que pervive
por
encima del humo y la ceniza.
Y no
está todo en paz. Están los hombres
al lado
del camino. Y no sabemos
para qué
sirve el vaso ni la sed.
La
verdad, don Antonio, la del otro,
sigue siendo
verdad, mas ya no es nuestra.
Esta
noche confieso que aún me queda
una leve esperanza, la del niño
que
sueña con caballos de cartón,
aunque
el hastío o el hambre, don Antonio,
retumbe
en el vacío de la cabeza.
lunes, 17 de febrero de 2014
En ti
En ti
quiero perderme en esta hora
negra de
la tristeza y del olvido.
Ahora
cuando llueve sobre el campo.
Con el miedo
de todo, te recuerdo.
Me
viene muy despacio la nostalgia:
tu cuerpo
como tierra bendecida,
tu
pubis como pluma de un arcángel,
suave
como el otoño y la llovizna.
Aquel
amor furioso, aquellos labios
abiertos
a la noche, aquellas manos
con
soledad de viejas estaciones,
tus
pechos en mis dedos y en mi boca.
Allí
donde la vida comenzaba,
donde habitaba
siempre la alegría,
cuando
todo era luz, cuando tus ojos
buscaban
las tormentas de los cuerpos.
Relámpagos
azules en tus piernas.
Explosión
de la sangre. Y esa muerte
rozando
el corazón sobre la cama
de
hoteles en la niebla y viejos barcos.
En ti
me pierdo ahora, cuando nada
puede volver
a aquellos días gloriosos,
ahora
que el recuerdo sólo tiene
el olor de las cosas que perdimos.
lunes, 10 de febrero de 2014
Oración
Ven hasta
mí. Desciende por mis venas,
clava mi
corazón entre tus piernas,
descárgate
los besos, bebe el ansia
de esta
luz que persigo por tu carne.
Deshaz
la tierra oculta en tu mirada,
busca la
soledad de plazas y de calles,
golpea
con tus labios fresas nuevas,
pronuncia
la palabra de los amores viejos.
En
todo, en ti y en mi, vive la vida,
recupera
las manos de los niños,
escríbeme
en tu piel como se escriben
los
versos de la tarde y de la lluvia.
Déjame
junto al agua los eléctricos
ramitos
de amapolas, los naufragios
del mar
y de la espuma del olvido.
Venga
la paz del hombre sin tu miedo.
Y
cuando, al fin, la noche nos envuelva
reclínate
en mi pecho, dame el vino
y
brinda por nosotros. Ahora quiero
morir
entre tus brazos y salvarme.
jueves, 6 de febrero de 2014
El día 20 recito con César Ulla
El próximo día 20 de feberero, a las 22.00 horas, estaré con César Ulla en la Sala ContraClub, calle Bailén, 13. Madrid
No suelo salir mucho últimamente, y siempre a cosas muy escogidas. Cosas de la edad y la salud. Pero César me ha invitado a recitar mis poemas con él.
He aceptado porque me apetece leer mis poemas. Pero, sobre todo, me apetece escuchar de los labios de César una poesía que llevo tiempo siguiendo. Y porque ahora me encuentro mejor y quiero estar con mis amigos.
Hace un tiempo otro amigo, Kike Ruiz, tuvo la deferencia de invitarme también. En aquellos momentos me era imposible. Pero, Kike, algún día será. Gracias a ellos y gracias a todos vosotros. Si os animais, allí estaremos. Tenemnos mucho que contar. Abrazos. Os dejo el cartel que César ha hecho para esta ocasión.
lunes, 3 de febrero de 2014
Versos a la alegría
Estos
versos van a la alegría,
hacia tu vida van, ahora que el cuerpo
apenas
se sostiene y por las venas
corre
el fuego maldito del veneno.
Van mis
versos a ti, para que ahuyenten
el peligro
escondido en cada célula.
Y
pueda, al fin, soñar con el futuro.
Los
versos y los besos prometidos.
Estos
versos, la noche que no es mía,
el despertar
glorioso, la esperanza,
la
carne amenazada, y esos días
que
viven en la náusea y que me hieren.
Tú,
pequeña palabra, tú, nostalgia
de los
libros de horas, cuando eras
el
tierno amor, antiguo paraíso,
la
pasión vestida de domingo.
Se
rompen en la playa de tu nombre
estos versos
de nieve y amapolas.
Vivir
en tus recuerdos y dejarte
palabras
como uvas de septiembre.
Va mi
voz hacia ti. Como caminan
hacia la
noche amable los amantes.
Para poder
estar junto a tus manos,
para dormir en ti cada mañana.
Porque vivir es saber que el beso es frágil,
que en tu boca comienza un universo
de nubes y de azúcar. Y en tus manos
el mundo es el segundo más eterno.
Y por eso te escribo en este instante.
que en tu boca comienza un universo
de nubes y de azúcar. Y en tus manos
el mundo es el segundo más eterno.
Y por eso te escribo en este instante.
Convoco
la nostalgia que he perdido,
cuando convivo con eso que ahora llaman
una
larga y penosa enfermedad.
lunes, 27 de enero de 2014
Me has vencido
No
tienes ya que preocuparte de mis cosas.
Son tan
cortos los días, tan extraños
que apenas
si hay lugar para la dicha.
No hay
recuerdos que salven el futuro.
Espero,
como esperan los amantes,
haciendo
del instante un tiempo nuevo,
la
soledad de un hombre, la palabra
que
ahora ya decimos imposible.
No
estás en mí. No sales de mi boca
como el
viejo suspiro de esas noches
sin ti
y sin paraísos donde pueda
mi
corazón saltar hasta tu pecho.
No hay
nada que saber. Tal vez la sola
sensación
de conocerte muy lejana,
notar
en tu garganta los latidos,
beber
del agua amarga del olvido.
No
debes preocuparte. Está la plaza
sin nombres
que escribir en las paredes.
Y yo
estoy sin tus sueños ni promesas.
Todo
descansa en ti, como las sombras.
Para
que vengas tú, para que vengas
me faltan
las rosas que dejaste
una
tarde de lluvia en la ventana.
Detrás
de ti está el miedo de la carne.
Y ya
nada te espero. Nada busco
más allá
de ti misma. En la penumbra
adivino,
por fin, tu cuerpo abierto.
No
debes preocuparte. Me has vencido.
domingo, 19 de enero de 2014
Me refugio
Para
huir de los miedos me refugio
en
libros y recuerdos. Y persigo,
con
Ahab a mi lado, a la ballena.
Recorro
antiguos mares y envejezco
con
Jhon El Largo en la Isla del Tesoro.
Bradbury
me lleva de su mano
y lloro
con Aquiles a las puertas
de una
Troya vencida y con Ulises
escucho
a las sirenas. Vuelo luego
al
planeta del triste Principito.
Y
pienso en ti. Sobre todo te recuerdo,
mi gran
amor, mi más dulce palabra,
mi
tierno mundo, el nombre de mis cosas,
mi
horario y mi semana, mi equipaje,
el
pecado más limpio de mi carne.
Pienso
en ti para huir lejos del tiempo,
de
todas las tormentas, de esta carne
frágil
y derrotada. Me refugio
en las noches en las que tu cuerpo
me convirtió
en el hombre
más
afortunado de la historia.
martes, 14 de enero de 2014
Manuel Cuesta, Rafa Mora y Moncho Otero

Manuel Cuesta inicia su gira de presentación de su nuevo disco: Cerca de la Tempestad. Tomad nota de sus conciertos. He escuchado el disco Con verdadero interés. Canciones para soñar, para reir, para emocionarse. Toda la verdad en el alma de un cantautor amigo, sensible y lúcido, cercano a un tiempo difícil y por eso necesario. No quiero detenerme en canción alguna de este album. Pero acudid a sus versos, a su música, a su poesía. Cada canción guarda trocitos de vida.
Córdoba 17 de Enero. Ya a la venta en TICKETEA, (Si las compras en Ticketea tendrás un 30% de descuento en la compra del CD ese día) . JAZZ CAFÉ . Calle Rodríguez Marín s/n. Córdoba . Precio 8€
Granada 18 de Enero. En la puerta, en LA TERTULIA. Calle Pintor López Mezquita, 3. Granada. Precio 7€
Madrid 19 de Enero. CAFÉ LIBERTAD 8. Calle Libertad nº 8. Madrid. Precio 10€.
En Libertad coincidirá a las 19.00, con Rafa Mora y Moncho Otero que están con su ciclo de Versos sobre el pentagrama. He dicho ya en alguna ocasión que es difícil que nadie haya hecho tanto como Rafa y Moncho para dar a conocer la poesía. Como poeta invitado, mi amigo Álvaro, Álvaro Eucariótico. Una tarde- noche para vivir en la poesía.
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